ACNUR: La "crisis de Filipinas es de proporciones gigantescas" tras el paso del tifón Haiyan
- Declaraciones a RTVE.es del representante en Filipinas, Bernard Kerblat
- Solo se puede llegar a las poblaciones del interior en helicóptero
- 600.000 desplazados, según "cifras conservadoras"
"Es simplemente un desastre, una crisis de proporciones gigantescas debido al número de personas afectadas y a la extensión geográfica". Así se ha referido a la situación en Filipinas tras el paso del tifón Haiyan el representante en el país del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), Bernard Kerblat, entrevistado por teléfono por RTVE.es
ACNUR considera varias zonas geográficas del centro del archipiélago como "zona de desastre total", incluyendo amplias zonas de las islas de Leyte, Samar, Cebú, Negros, Panay, Mindoro.
Según el representante de ACNUR, "las carreteras continúan cortadas, los puentes están destruidos y los aeropuertos no funcionan", por lo que la única manera de llegar hasta la población que vive en el interior es en helicóptero.
En este sentido, EE.UU. ha comprometido cuatro buques de guerra y hasta 24 países colaborarán en este operativo de emergencias.
600.000 desplazados, según cifras "conservadoras"
Kerblat, quien ha hablado con RTVE.es entre dos reuniones con las autoridades locales para coordinar la operación de ayuda, ha asegurado que hay al menos 600.000 desplazados, una cifra "muy conservadora", según ha subrayado.
"Si una persona ha perdido su vivienda pero no va a un centro de ayuda, entonces no se la considera desplazada, sino afectada", ha explicado. El Gobierno filipino ha elevado la cifra de damnificados hasta los 10 millones.
Según informa en su página web, ACNUR ha movilizado 3 millones de dólares (2.23 millones de euros) de sus reservas en Ginebra y espera poder emplear un total de 10 millones (7.5 millones de euros) durante tres meses. Este mismo miércoles está prevista la llegada de un avión de ACNUR con 97 toneladas de ayuda.
"Es muy difícil organizar nada"
Días después del paso del tifón, este miércoles se han abierto los vuelos comerciales en Tacloban. Los aviones militares filipinos y de Estados Unidos que van sacando a las víctimas vuelven cargados con ayuda humanitaria, al tiempo que van aterrizando en la vecina isla de Cebú vuelos con suministros de diversos países, incluida España.
"El Gobierno filipino ha hecho lo que ha podido y ahora la ayuda tiene que venir de otra parte. La ciudad está completamente devastada, con los árboles arrancados y el propio aeropuerto tiene la torre en pie, pero la terminal es un amasijo. Es muy difícil organizar nada", ha explicado a Efe el cooperante español Daniel Burgui, de Acción contra el Hambre.
Burgui ha conseguido llegar a Tacloban, una de las ciudades más arrasadas por el tifón. En su primer día en la localidad filipina, ha explicado a Efe que las víctimas que ha encontrado, aunque con el trauma por las experiencias "horribles" vividas durante la catástrofe, luchan con coraje por sobreponerse a las dificultades. "Los filipinos son gente acostumbrada a los tifones y las catástrofes naturales", ha señalado el cooperante, quien no obstante reconoció que esta vez se vieron desbordados por la fuerza inusitada del tifón.
"Los gobiernos de esta región, también el filipino, son de los que más llevan trabajando en mecanismos de emergencia para responder a catástrofes, pero hasta ahora no ha habido un tifón de estas características, de proporciones colosales", ha señalado.
En su opinión, lo importante en este momento es que llegue más ayuda del exterior y las organizaciones internacionales se coordinen con la ONU y el Gobierno para repartir las provisiones de manera eficiente. Mientras, el Ejército filipino trata de mantener la seguridad ante los saqueos de tiendas y almacenes y hasta los tiroteos que se han producido en algunas áreas de las provincias afectadas de Leyte y Samar.