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Comienza el juicio por presunto soborno contra el expresidente alemán Christian Wulff

  • Se le acusa de haber aceptado un cargo de 720 euros por gastos de hotel
  • El caso le obligó a dimitir en febrero de 2012

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El expresidente de Alemania, Christian Wulff, durante el inicio del proceso
El expresidente de Alemania, Christian Wulff, durante el inicio del proceso

Christian Wulff se ha converitdo este jueves en el primer presidente tras la unificación de Alemania en sentarse ante los tribunales para hacer frente al cargo corrupción. En la sala 127 del Tribunal regional de Hannover ha comenzado el proceso contra Wulff en el que la Fiscalía le acusa de haber presuntamente aceptado 720 euros por la estancia y las comidas de un hotel durante el festival del Oktoberfest siendo presidente. "Mi comportamiento al frente de la Presidencia de Alemania fue correcto en todo momento", se ha defendido el expresidente.

"Este no es ciertamente un día fácil para mí", ha dicho Wulff a los periodistas en su camino hacia la corte de Hannover, quien siempre ha defendido la corrección en su comportamiento político, informa Reuters.

Wulff, de 54 años de edad, está considerado como una de las personalidades más brillantes de la política del país. El expresidente se vio obligado a dimitir el 17 de febrero de 2012 por la acusación de obtener beneficios indebidos durante su cargo, acosado además por varios escándalos de amiguismo y corrupción.

Wulff llegó a la presidencia en junio de 2010, a propuesta de la canciller, Angela Merkel, y tras la dimisión del cargo de su correligionario Horst Köhler por unas declaraciones relacionando la misión de Afganistán con los intereses económicos de Alemania.

El Oktoberfest de 2008

La Fiscalía de Hannover presentó una acusación contra el expresidente alemán por presuntamente dejarse sobornar en un caso vinculado al productor de cine David Groenewold,  acusado a su vez de soborno. Según la acusación, Groenewold asumió parte de los gastos de una visita del matrimonio Wulff a la Oktoberfest de Múnich en 2008. La intención era motivar a Wulff, entonces primer ministro del estado federado de Baja Sajonia, de interceder por Groenevold ante Siemens para conseguir financiación para uno de los proyectos del productor.

Pese a que la dimisión de Wulff supuso un golpe para ella, la Canciller Angela Merkel resaltó en aquellos momentos que "con su dimisión el presidente Wulff deja claro que ha actuado de forma correcta, legal con su cargo y con el servicio a los ciudadanos”.

Aunque la cantidad del presunto soborno parece irrisoria, ha sido suficiente para sentar al expresidente en el banquillo. Tradicionalmente la presidencia figura como una fuente de autoridad moral en la sociedad y un contrapeso al gobierno.

No obstante, no ha sido el único. Poco después de la II Guerra Mundial , el Almirante Karl Doenitz fue se convirtió en el primer presidente alemán en ser llevado a juicio. Doenitz  fue condenado por los tribunales militares de Nüremberg tribunales militares y pasó 10 años en una cárcel de Berlín Occidental.