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Aprovechar energía a partir de las microondas y el Wi-Fi del ambiente

  • Unas células de material especial captan la energía electromagnética
  • Se puede convertir en corriente continua y almacenarla o usarla para recargas
  • Su eficiencia es similar a la de las células fotovoltaicas corrientes

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El 'metamaterial' desarrollado por la Universidad de Duke.
El 'metamaterial' desarrollado por la Universidad de Duke.

Investigadores de la universidad de Duke en Carolina del Norte (Estados Unidos) han publicado un trabajo en el que explican cómo se puede utilizar un nuevo 'metamaterial' para absorber de forma efectiva la energía que transmiten señales como la del Wi-Fi o las microondas y que nos resultan invisibles en la vida cotidiana.

El 'metamaterial' que han desarrollado es capaz de absorber la energía de las señales de 900 MHz de frecuencia que son las que se utilizan habitualmente en Internet móvil, la telefonía o el Wi-Fi. Al igual que otro tipo de señales como las acústicas o las eletromagnéticas pueden ser convertidas en energía, los metamateriales convierten un tipo de energía en otra, lo cual puede aprovecharse para obtener corriente continua que se almacene en baterías recargables.

La eficiencia es clave

Lo más importante de este tipo de inventos es aprovechar de forma eficiente esa energía que 'flota en el ambiente' al absorberla: algo parecido a los aerogeneradores que aprovechan el viento que pasa por los campos o las turbinas que generan electricidad en presas y cataratas con el movimiento del agua.

El sistema desarrollado por estos investigadores se basa en una resonancia a 900 MHz y en acoplar cinco circuitos o módulos iguales en paralelo. A la configuración exacta se llegó después de probar diversas técnicas de simulación con más o menos módulos.

Dependiendo de esto la eficiencia puede ser mayor o menor; en el prototipo que han desarrollado han comprobado que cinco es el número óptimo dado que se obtiene una eficiencia de aproximadamente el 37 por ciento, similar a la que tienen las células fotovoltaicas que se emplean en los paneles solares.

El resumen de la investigación y desarrollo de este invento, de hecho, podría considerarse, explicando en términos de eficiencia y funcionamiento fáciles de entender para la gente no técnica, en una especie de 'célula eléctrica' que en vez de alimentarse de luz solar lo hace de la energía electromagnética que flota en el ambiente, procedente de ondas de radio, telefonía o Wi-Fi.

No está de más recordar que este tipo de energía en que se basan las telecomunicaciones modernas no es peligroso para la salud: el electromagnetismo puede resultar para muchos 'misterioso' por ser invisible, pero la luz visible o la radio son manifestaciones electromagnéticas del mismo tipo a las que estamos perfectamente acostumbrados.

Que esas ondas tengan energía y se pueda detectar y acumular es algo perfectamente normal. De hecho en la comunidad científica existe el consenso sobre que la telefonía móvil o el Wi-Fi no suponen un riesgo para la salud (según la OMS), respecto a lo cual hay numerosos estudios publicados en las revistas y medios de referencia.