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Organizaciones ecologistas critican que el OIEA recomiende verter agua de Fukushima al mar

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El equipo de expertos del OIEA inspecciona el reactor 4 de la central nuclear de Fukushima
El equipo de expertos del OIEA inspecciona el reactor 4 de la central nuclear de Fukushima.

Las organizaciones ecologistas han criticado que el Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA) recomiende verter al mar agua radioactiva al mar como parte del proceso de descontaminación de la central nuclear de Fukushima. El agua se descargaría al océano una vez que su nivel de radioactividad estuviera dentro de los límites legales establecidos.

"No es un límite real, sino fijado por el regulador", ha declarado a RTVE.es Raquel Montón, responsable de la campaña antinuclear de Greenpeace. "La cantidad de radioactividad depende de la dosis. ¿Cuánto se va a verter, durante cuántos años?", añade.

"Me parece una solución complicada para poder llevarla a cabo con las garantías que el propio OIEA establece", afirma por su parte Paco Castejón, responsable de Energía Nuclear de Ecologistas en Acción.

Deshacerse del agua contaminada

El equipo de 19 expertos del organismo internacional, encabezado por el español Juan Carlos Lentijo, ha observado durante 10 días los trabajos de desmantelamiento de la central golpeada por el terremoto y tsunami de 2011, y este miércoles ha hecho públicas sus recomendaciones.

Entre otras, sugiere al operador de la central, Tokio Electric Co. (Tepco) que  mejore su tratamiento del agua contaminada (actualmente almacenada en contenedores cuya eficacia se ha puesto en duda) y que contemple la posibilidad de "volver a realizar descargas controladas de acuerdo con los límites autorizados".

"Los límites son arbitrarios y dependen de cada regulador nacional - advierte la portavoz de Greenpeace - y aparte la contaminación se va a desplazar por el mar".

"Durante dos años y medio, Tepco ha incumplido sus compromisos por falta de presupuesto. ¿Quién asegura ahora que esos límites serán respetados? ¿Por qué debemos creer ahora que lo van a hacer bien, cuando durante este tiempo lo han hecho mal?", añade Montón.

Desde Ecologistas en Acción señalan que a día de hoy muy poca del agua acumulada (Tepco calcula que almacenará 800.000 toneladasreuniría las condiciones para verterse al mar con seguridad.

"Antes de sugerir veter agua al mar habría que ver qué posibilidades reales hay, y si hay un sistema mejor, como construir más tanques de almacenamiento y controlarlos", afirma Paco Castejón.

Rebajar la radioactividad del agua implica retirar elementos radioactivos que, según Castejón, son difíciles de separar. "El cesio podría retirarse, pero el tritio, por ejemplo, solo se puede dejar decaer, y este elemento tiene una vida de 13 años".

Informe "decepcionante"

Para Greenpeace, el informe de la misión del OIEA, del que solo se han conocido las conclusiones preliminares, es "decepcionante".

"El OIEA olvida a las personas frente a la prioridad de defender a la industria nuclear y a los gobiernos. Pero ese es precisamente su mandato", lamenta Montón. "Nunca ha emitido un informe que recomiende cerrar un reactor o para que la industria tuviera que hacer grandes cambios", añade.

La responsable de Greenpeace insiste en desconfiar de Tepco y reclama más inversiones para gestionar la emergencia atómica.

"Combatir un accidente nuclear es casi imposible, pero es que hay soluciones técnicas que no se han implementado por motivos económicos". Como ejemplo señala la escasa vigilancia de los tanques de almacenamiento del agua contaminada, en los que se han producido filtraciones.

El experto de Ecologistas en Acción, por su parte, cree que el informe reconoce que "las cosas están sin resolver".

"El informe felicita a Japón por aplicar soluciones innovadoras. Es decir, reconoce que estamos improvisando. Si estuviéramos hablando de investigación básica, valdría, pero no cuando se trata de un accidente", subraya Castejón.

La radioactividad permanece

El proceso de descontaminación podría llevar décadas, pero aún así, aseguran los ecologistas, el resultado final nunca será satisfactorio.

"Algunos de los elementos radioactivos tienen un periodo de vida de cientos y miles de años", recuerda Raquel Montón.

"Los planes del gobierno japonés y de Tepco hablan de 40 años. Esperemos que, pasado ese tiempo, Fukushima está más controlada, pero la radioactividad seguirá". Por eso, Greenpeace cree que las zonas evacuadas en torno a la central no serán aptas para volver a ser habitadas.

"Hablar de 40 años en un proyecto así es como decir que no se sabe", puntualiza Paco Castejón. "Pueden pasar muchas cosas, pueden ser 50 años, o 60".

"Pasado ese tiempo, habrá que elegir entre enterrar los reactores 1 a 4 como están o reunir todos los materiales en un sarcófago", asegura.

Según datos difundidos este jueves, hasta noviembre, la descontaminación en las once zonas más afectadas ha costado más de más de mil millones de yenes (más de 700 millones de euros). A finales de octubre, solo se había descontaminado el 28.5% de las casas, el 33.2% de las carreteras y el 12.3% de los bosques, según el plan anual publicado por el Departamento de Medio Ambiente de la prefectura de Fukushima.

Golpe a la industria nuclear

Los ecologistas insisten por último en que el accidente de Fukushima, el más grave desde el de Chernobyl, ha sido un grave golpe para la industria nuclear.

Japón apagó todos sus reactores (que continúan en parada) y Alemania renunció a esta energía. Sin embargo, Reino Unido, Rusia y China han anunciado que construirán nuevas instalaciones.

"Fukushima llegó cuando se estaba intentando relanzar la industria nuclear - recuerda el portavoz de Ecologistas en Acción - Ahora se construyen 50 0 60 reactores en todo el mundo, es muy poco".

Castejón señala que la energía nuclear necesita de las subvenciones, porque las mayores medidas de seguridad encarecen la producción.

"El problema es que hay presiones políticas y, en países como Reino Unido y Francia, una relación con la industria militar", añade.

Raquel Montón asegura que "las inversiones nucleares se han reducido un 50%, están en caída libre". La responsable de Greenpeace pone como ejemplo la falta de inversores europeos para el nuevo reactor británico, para el que se ha buscado dinero chino.

"La eficiencia energética, las energías renovables y los sistemas de transporte inteligente son el camino para un sistema energético más barato y sostenible", concluye.