Cuatro años de prisión para el creador de las prótesis mamarias PIP fraudulentas
- También le condenan a una multa de 75.000 euros
- Para extrabajadores de la compañía, han decretado tres años de prisión
El Tribunal Correccional de Marsella, en el sureste de Francia, ha condenado este martes a cuatro años de prisión a Jean-Claude Mas, el fundador de la sociedad PIP que fabricó y vendió durante años implantes mamarios PIP que se utilizaron en 300.000 mujeres de todo el mundo.
Mas, de 74 años, fundó en 1991 la empresa Poly Implant Prothèse (PIP), convertido en el cuarto fabricante mundial de prótesis mamarias gracias a sus implantes de bajo coste fabricados con un gel no homologado por las autoridades
Mas, de 74 años, ha permanecido imperturbable durante el anuncio de la sentencia, siete meses después del juicio. Ha sido también condenado a una multa de 75.000 euros y a una prohibición definitiva para ejercer la medicina. El fiscal había pedido cuatro años de cárcel y 100.000 euros de multa.
En la sala se encontraban una cincuentena de víctimas de los 7.113 demandantes, una cifra rebajada a la baja desde con respecto a los 7.445 porque algunas demandas no fueron acogidas.
Penas de 3 años para los otros cuatro condenados
Contra los otros cuatro acusados, exdirectores o extrabajadores de la compañía, juzgados en la primavera como Mas por engaño agravado y fraude, se han establecido penas de prisión menos severas de hasta tres años.
Para el director general y para el presidente del directorio de PIP, se decretan tres años de cárcel con dos exentos de cumplimiento; para la directora de calidad y resposable de la producción, dos años de prisión y uno exento, y para el responsable de investigación y desarrollo, 18 meses de cárcel sin cumplimiento.
Todos ellos han sido considerados culpables de haber puesto en marcha un proceso para engañar a las autoridades sanitarias francesas y poder fabricar en su planta del sureste francés prótesis con un gel no homologado, derivado de una silicona industrial diez veces más barata que la de sus competidores, lo que les convertía en las más competitivas del mercado.
Mas, que intentó borrar su imagen de hombre autoritario presentando sus excusas a las víctimas, insistió en negar la nocividad de los implantes.
La empresa se ahorró un millón de euros anuales
Hasta su prohibición en 2010, poco después de que se multiplicaran los incidentes con las prótesis mamarias PIP, la acusación estimó que la empresa se ahorró un millón de euros anuales en gastos de fabricación.
PIP llegó a obtener el 84 % de su facturación fuera de Francia, esencialmente en América Latina, donde en países como Venezuela se estima que 33.000 mujeres fueron operadas para implantarles esas prótesis.
Pese a las acusaciones de fraude, durante el juicio Mas confesó utilizar una silicona industrial, pero afirmó que sus prótesis no tenían ningún riesgo sanitario y acusó a las mujeres que lo llevaron ante los tribunales de ser "frágiles" y de pretender "sacarle el dinero".
Un dinero que asegura que no tiene, porque, según explicó en la audiencia, el cierre de su empresa le dejó en la ruina, algo que los abogados de las denunciantes consideran falso, por lo que han pedido que se investigue la posibilidad de que tenga fondos ocultos en paraísos fiscales.
En el ojo del huracán también está ahora la empresa alemana Tüv, que durante años certificó las prótesis de PIP pasando por alto que estaban fabricadas con un gel no homologado.
El juicio no resolvió sobre la peligrosidad del producto, aunque los últimos estudios revelan que ha detectado una tasa de ruptura y de "transudación " más alta de lo normal. El último informe de la Agencia de Productos de Salud ( ANSM ) reportó más de 7.500 rupturas y 3.000 reacciones adversas, principalmente "reacciones inflamatorias " a un número de portadores que se estima en 30.000 en Francia y cientos de miles en todo el mundo.
Cuando saltó el escándalo, España, al igual que Francia y Holanda, recomendó a las mujeres que llevaran las prótesis PIP que se les retirara.