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François Cluzet: "Si no eres sincero contigo mismo no puedes ser actor"

  • El protagonista de 'Intocable' estrena 'En solitario'
  • Es la historia de un regatista al que se le cuela un polizón en el velero
  • Una pelicula espectacular que llegará a los cines el 1 de enero

Por
François Cluzet
François Cluzet

François Cluzet es uno de los actores más populares del cine francés y ha trabajado con los mejores directores, como Claude Chabrol, Bertrand Tavernier o Guillaume Canet. Aunque no se puede negar que Intocable (2011), en la que interpretaba a un tetrapléjico, le cambió la vida, ya que es la película francesa más taquillera de todos los tiempos, una de las comedias más populares de los últimos años y consiguió el Goya a la Mejor Película Europea.

Ahora cambia completamente de registro para interpretar a Yann Kermadec un regatista que participa en la Vendée Globe, la vuelta al mundo a vela en solitario. Tras una avería que le obliga a parar en las islas Canarias, descubre que tiene un polizón a bordo, un joven africano que se cuela en su velero busca de una vida mejor. Kermadec deberá mantener al chaval escondido, a riesgo de ser descalificado. Una película espectacular, rodada completamente en alta mar y dirigida magistralmente por Christophe Offenstein, uno de los mejores directores de fotografía europeos, que debuta como realizador.

"El papel es muy interesante y a la vez muy complicado -asegura el actor- porque me obligó a tener una preparación para poder manejar el barco y los delicados instrumentos de navegación. Y teníamos que aprender cómo se comporta uno fisiológicamente en un barco. Además estábamos a merced de los elementos porque podíamos partir por la mañana con un tiempo estupendo y tres horas después se desencadenaba una tormenta que nos obligaba a parar el rodaje".

"También era difícil concentrarse porque éramos un equipo de dieciocho personas a bordo de un barco concebido para un solo navegante -añade-. Los técnicos se jugaban la vida porque a veces se tenían que colgar fuera del velero para grabar algunas escenas con la cámara al hombro y arriesgándose a caerse al agua en cualquier momento. Fue un rodaje muy complicado. Esa es la belleza de este rodaje, que fue toda una aventura, fue muy excitante".

"Nada es complicado si de verdad quieres hacerlo"

En cuanto a la gran diferencia entre este papel, que exige tanto esfuerzo físico, y el de Intocable, en el que no podía moverse, Cluzet asegura que “No es difícil ser actor, basta con proponérselo. Lo más importante es ser sincero con uno mismo y tener muchas ganas de hacerlo".

"Si no eres sincero contigo mismo no estarás en el momento en que se diga ¡Acción! y no puedes ser actor si no eres sincero en la vida".

"Yo obedezco a la voluntad del director y a la mirada de mis compañeros actores, ellos son los que deciden -comenta Cluzet-. Puedes ser un marinero o un tetrapléjico. En Intocable tuve que repetir algunas tomas porque levantaba el brazo sin darme cuenta. No me sentí tetrapléjico hasta que lo ví en la mirada de Omar Sy. Ahí es dónde me dí cuenta de que yo tenía un problema, gracias a la forma en que me miraba, la compasión y la generosidad con la que me veía. Eso fue lo que me permitió meterme en el papel"

"El talento son las ganas"

"Me encantaría que la profesión de actor fuera como la de un explorador -asegura Cluzet- pero creo que si quieres ser actor lo más importante es la sinceridad. Tienes que tener el valor de ser sincero".

"A los 17 años, cuando no conoces nada sobre la vida, hay que empezar a ser sincero en cosas como el sexo, el amor y la vida en general. Es muy difícil y te exige mucho valor, pero si te arriesgas a ser sincero ya tienes una ventaja, estas acostumbrado a ser sincero expontaneamente y puedes transmitir esa sinceridad en tus actuaciones. No tienes que estudiar ni pensar un papel, lo vives y lo sientes en tu cabeza. No estás calculando lo que tienes que decir, como hacen los políticos, sino que te sale de forma natural. Hay que acostumbrase a decir las cosas como las piensas".

"Por eso creo que el talento son las ganas -continúa- Cuantas más ganas tengas de hacer algo, más talento tendrás en ese campo".

"En Francia hay grandes actores, inmensos, como Gerard Depardieu, que se han acostumbrado a encadenar una película con otra. Y para ellos es muy difícil no recurrir a su dominio del saber hacer, del control... y ese es el peor enemigo de la interpretación, perder esa expontáneidad, esa frescura".

"A los rodajes es mejor acudir sin dar nada por supuesto porque la magia ocurre con tu compañero de reparto, basta con mirarle -asegura-. Por ejemplo, cuando yo te miro (refiriéndose al entrevistador) ya sé muchas cosas sobre tí y si tuvieras que darme una réplica tendría muchos elementos para encuadrate en una situación. Entendería cómo funcionas y entendería el personaje y te contestaría a ti y no a otro. Ese es el intercambio entre dos actores que hace que la interpretación y la película tengan calidad. Lo importante no es lo que digamos los actores, sino lo que ocurre entre nosotros".

Samy Seghir, el polizón

A pesar de su juventud (19 años) Samy Seghir tiene una larga carrera cinematográfica, ya que empezó con apenas 10 años (en una película con Gerard Depardieu y Nathalie Baye) y no ha parado. Aquí interpreta a Mano Ixa: "Soy soy un adolescente de 16 años de Mauritania que está enfermo de anemia y ni siquiera sabe el nombre de su enfermedad porque la medicina no está desarrollada allí. Un día decido ir a Francia para tratarme y consigo que unos pescadores me llevan hasta las islas Canarias y al ver un barco con bandera francesa me cuelo con la esperanza de llegar allí. Pero no era un barco de pesca sino un velero de carreras y ahí comienza mi aventura".

"Es la primera vez que navegaba -asegura Seghir- y estaba gran parte del tiempo mareado, pero eso le venía muy bien al papel, porque le daba autenticidad. Éramos 18 personas en el barco, por lo que estábamos muy apretados y tuve la suerte de trabajar con François Cluzet, que es un gran actor y me ha ayudado mucho. No tuve que esperar a verle en Intocable para saber que era un gran actor, porque ya le admiraba de sus películas anteriores".

"En cuanto al director, Christophe Offenstein, me amparó bastante -continúa Seghir-. Todo el equipo se conocía porque han trabajado mucho juntos y el único nuevo era yo, y encima estaba todo el día mareado. Así que me mimaron mucho".

"Aún así reconozco que pasé miedo en el rodaje -confiesa- porque hubo momentos peligrosos, con muy mal tiempo, el barco se inclinaba con la marejada. Pero también hubo momentos alucinantes cuando vimos delfines, ballenas, puestas de sol increíbles..."

Una excelente película sobre la amistad, la superación personal y las cosas realmente importantes de la vida, que consiguió el Premio del Público en la pasada edición del Festival Internacional de Cine de Gijón. Y uno de los proyectos más ambiciosos del cine europeo, una coproducción franco-belga-española con un presupuesto superior a los 17 millones de euros, que se ha rodado en mar abierto, en las aguas del Océano Atlántico (incluyendo Fuerteventura).

Una película que nos devuelve la aventura en estado puro y que llegará a los cines el 1 de enero.