'Beowulf', el cómic más espectacular del año
- Es obra del guionista Santiago García y el dibujante David Rubín
- Ambos han adaptado el famoso poema de la literatura anglosajona
El guionista Santiago García y el ilustrador David Rubín nos deleitan con el tebeo más espectacular del año, Beowulf (Astiberri), una adaptación del poema con el que nace la literatura anglosajona y que, durante más de mil años, ha inspirado a generaciones de autores, desde J.R.R. Tolkien hasta un buen número de guionistas de Hollywood, como Robert Zemeckis que llevó la obra a la gran pantalla en 2007.
Este es el proyecto más antiguo y querido, como guionista de Santiago García: “El poema lo descubrí en la infancia, y no directamente, sino a través de una adaptación ilustrada para niños. Allí empezó mi fascinación por el texto, que quise llevar al cómic cuando inicié mi carrera como guionista, a principios de los 2000. Con el dibujante Javier Olivares iniciamos un proyecto para convertirlo en cómic, pero al cabo de unos años decidimos abandonarlo. Fue entonces cuando David Rubín acudió al rescate de Beowulf”.
David acababa de terminar su personal adaptación de otro héroe clásico, Heracles, en El Héroe (Astiberri), pero no le dio miedo embarcarse en este proyecto. “ Miedo no –confiesa David-, más bien cierta preocupación de dar la impresión de encasillamiento temático, pero si te fijas sólo se parece a El Héroe en superficie, en la épica que contiene, ya que Beowulf posee otro tono, otras intenciones y, sobretodo, cuenta otra historia”.
“Lo que era un handicap, a priori, conseguí convertirlo en un verdadero motor creativo –asegura el dibujante-, ya que me obligó a buscar soluciones y enfoques nuevos para esta obra que la alejaran de El Héroe, con lo cual me forzó a subir el listón aún más”.
“También ayudó, y mucho, la buena sintonía con Santiago, y el hecho de que a él lo de El Héroe le causara cierto respeto al tiempo que tenía a Beowulf muy interiorizado, para que entre los dos lleváramos a Beowulf por otros derroteros y consiguiéramos darle voz propia como obra”.
Un guerrero invencible
Santiago nos recuerda el argumento de este poema: “Un guerrero acompañado de sus hombres llega a un reino danés para dar fin a un monstruo que lleva doce años asolándolo. Una vez hecho esto, acaba con la madre del monstruo. Cincuenta años después, siendo ya rey de su propio reino, tiene que enfrentarse en su batalla final a un dragón que arrasa sus tierras. Estos son los elementos básicos del poema y son también en los que se basa el cómic que hemos hecho David y yo”.
“Es difícil explicar la relación que siente uno con algo que le ha impresionado de niño y que le ha acompañado toda su vida –continúa Santiago-. Creo que en Beowulf hay unos elementos macabros y fantásticos que excitan nuestra imaginación más primaria, y que son los que hacen que sea eternamente fascinante.
Rubín ve de forma muy diferente a Heracles y Beowulf: “Ambos son héroes, pero son muy diferentes entre sí. Heracles, en este sentido, es un héroe más clásico, a lo Superman, ya que su motivación como héroe es ayudar a los demás, estar dónde se le necesita para afrontar de cara al mal y proteger a los débiles. La gloria y la fama son consecuencia de sus acciones, no un fin buscado por el Héroe. De hecho, para Heracles toda esa "gloria" derivada de sus hazañas es casi un lastre”.
“Beowulf en cambio está hecho de otra manera. Es un héroe, si, pero el fin último de sus acciones no es el ayudar desinteresadamente a los demás, sino el alcanzar la gloria, la fama, perpetuar y trascender al tiempo gracias a sus acciones”.
“El mayor miedo de Heracles –continúa David-es no poder ayudar a todo el mundo, el mayor de Beowulf es no alcanzar la gloria eterna, no conseguir ser recordado”.
“En ese sentido Santiago y yo hemos tensado mucho la cuerda con Beowulf; por un lado el lector se identifica con él por la épica y heroicidad que desprenden sus hazañas, pero por otro causa rechazo ya que no es un "héroe divino", como Heracles, lucha en beneficio propio, y su carácter es rudo, arisco, violento y fanfarrón, justo lo contrario de lo que encarnaba mi visión del héroe griego”.
“David entró como un rayo en el proyecto”
Santiago nos confiesa que, sin el entusiasmo de Rubín este cómic no habría salido adelante: “David entró como un rayo. Como un rayo de energía de los que otorgan vida y poderes en las películas de superhéroes, quiero decir, porque sin él no habría proyecto, hasta tal punto que no se puede decir que “entrara en el proyecto”, ya que el proyecto estaba abandonado. Más bien, el proyecto nace y se crea cuando David manifiesta su voluntad de sacarlo adelante. En aquel momento él todavía estaba acabando El Héroe 2, pero ya estaba mirando al horizonte en busca de nuevos desafíos”.
“Mientras él terminaba ese segundo volumen de El Héroe –continúa el guionista-, yo tuve tiempo para empezar a trabajar en el guión y tener material preparado para cuando él quedara libre. Porque este proyecto es completamente distinto del iniciado anteriormente con Javier Olivares, es una versión nueva. Hay una herencia, obviamente, pero se volvió a reescribir y replantear todo desde el principio”.
Y eso que David está acostumbrado a ilustrar sus propios guiones: “La verdad es que no es difícil trabajar con un guionista, es diferente, pero no difícil, y, ahora mismo, yo agradecía trabajar de este modo, tras estar cuatro años encerrado conmigo mismo sacando adelante El Héroe.
“Además -añade David-, cuando la relación es buena, como en mi caso con Santiago, y ambos poseemos una visión similar del cómic como medio, resulta aún más fácil. De hecho en la obra en la que estoy embarcado ahora mismo; The Rise of Aurora West también trabajo con guiones ajenos, en este caso de Paul Pope y JT Petty, pero el modo de trabajar es igual de cómodo y fluido que con Santiago. Me siento muy cómodo, vaya”.
“El cómic no habría sido posible con otro dibujante”
Este Beowulf es uno de los cómics más espectaculares del año. “Este Beowulf habría sido completamente imposible con otro dibujante –asegura Santiago- porque el Beowulf de David Rubín sólo lo puede dibujar David Rubín. Javier Olivares habría hecho un cómic muy distinto, y cualquier otro dibujante habría llegado a un resultado diferente. David es David, y no sólo aporta una manera de entender el cómic, la imagen y la narración muy particulares, sino que su dibujo es como una caligrafía personal e intransferible que no se puede comparar con la de otro artista. Precisamente creo que ésa es la primera de sus grandes virtudes: su enorme personalidad como autor. Y ahí está una de las claves de su éxito. Eso, evidentemente, no es reproducible por otras manos”.
“Una historia como Beowulf no se puede afrontar de otro modo que no sea espectacular –puntualiza Rubín-, ser más comedido en ese sentido es quedarse a medias tintas con ella, es una historia tan primigenia, dura e incorrupta que te obliga a forzar la maquinaria y a darlo todo para ponerte a su altura y narrarla como demanda y merece”.
“Además es una historia en apariencia, de estructura, muy simple, por lo cual te da una mayor libertad para contarla, puedes expandir mucho más lo que en ella se narra sin que la historia se resienta o quede alargada en exceso, o de un modo sobreactuado”.
“De todos modos –continúa el dibujante- considero que es el cómic en el que he estado más contenido, si te fijas en cada uno de los tres actos en los que se estructura la obra, la primera mitad de cada uno de estos, aunque hay mucha experimentación gráfica y narrativa, es siempre muy contenida, se van dando pequeñas pinceladas de lo que vendrá, acrecentando el suspense, la intriga y el miedo, preparando al lector para la verdadera explosión que supone la segunda mitad de dichos actos, en dónde el héroe se enfrenta a cada uno de los tres monstruos”.
“No es una espera hacia la espectacular batalla final de capítulo, no es como en un videojuego, esas primeras mitades de impás, de "calma" antes de de la tormenta, las aprovechamos para profundizar en los personajes y en sus motivaciones, y, sobretodo, en trabajar la atmósfera y la intención del relato, lo que le da, creo yo, mayor peso a la obra y mucha más contundencia, justificación y espectacularidad a las escenas finales de acción –sentencia el dibujante-.
El color como elemento narrativo
“En todas mis obras a color este tiene una importancia máxima –asegura Rubín-, el color no es un ornamento, no es mera decoración para que las páginas resulten más "bonitas" al ojo del lector, es un elemento narrativo en toda regla, es parte del guión. Para mi la fase de guión no termina hasta que coloreo la última página del libro, dibujar y entintar también lo considero parte del guión, ya que la obra , mientras la realizas, está continuamente mutando”.
“El guión escrito ha de ser algo flexible, no una tabla de ley inamovible, por el camino siempre surgen cosas que pueden mejorarlo, enfoques nuevos que a priori, cuando escribías, aún no tenías en mente o estaban en un estado latente, sin eclosionar. Así es como trabajo yo cuando lo hago en solitario, y con Santiago no ha sido diferente; él posee una visión muy parecida a la mía de lo que ha de ser un guión de cómic; guión es dibujo y dibujo es guión, van entrelazados y mutan constantemente en beneficio del resultado final de la obra”.
“En ese sentido –continúa Rubín- el uso del color para mi es siempre narrativo, atmosférico, expresivo, ha de aportar a la obra, a la historia que estás contando, no solo acompañarla, sino ser parte indivisible de esta”.
“Con Beowulf, en concreto, me planteé un acercamiento al color diferente al que había hecho en anteriores obras, igual de narrativo, pero mucho más sucio, orgánico, dónde las texturas tienen más peso, para ello estudié muchas obras de pintura abstracta, sobretodo Pollock o Rothko, entre otros, para entenderlas bien e intentar, mediante el uso del color, generar y transmitir en la obra las sensaciones que a mi me produce el estar ante esas pinturas, esa grandiosidad, esa fuerza primigenia, desatada, es como mirar al Cosmos; inabarcable, a la vez te fascina pero también asusta, y eso es lo que pretendía transmitir con el color en Beowulf. Eso, y todo el frío, la mugre, el mal olor, el salvajismo y la rudeza de la época en la que transcurre la historia”.
Grendel, la encarnación del mal
Cualquier héroe que se precie tiene que tener un enemigo a su altura y ese es Grendel. “Para mi Grendel, al igual que los otros dos monstruos que salen en el libro, es la encarnación física y pura del mal –nos comenta Rubín-, es un ser que se mueve por instinto puro, que no razona ni piensa como un ser humano, ni siquiera como un ser humano malvado, es un animal”.
“Debía tener una forma que evocara miedo ancestral en los humanos a los que se enfrenta, es tan diferente a ellos, para él solo somos trozos de carne que él usa a su antojo, ya sea para devorarnos, torturarnos, ignorarnos o violarnos, no tenemos más importancia para él de la que una hormiga la tiene para nosotros, y encontrarse con alguien así asusta”.
“Además –continúa el dibujante- Grendel carece de moral, no se rige por un pensamiento o un razonamiento humano, es totalmente impredecible y salvaje, y en ese sentido físicamente debía transmitir eso, para ello me basé para su diseño en diferentes animales, desde un gran felino a un gorila, pasando por insectos y reptiles, de tal modo que no se mueva igual en toda las viñetas, que, según sean sus acciones, su aspecto y compostura recuerden en según que casos a diferentes bestias, lo cual ayuda a acrecentar el misterio sobre el personaje y a darle un mayor trasfondo y peso a cada una de sus acciones, y mayor fuerza a la contraposición que hay entre él y Beowulf, que cuando se encuentran se genera casi una lucha de opuestos, como dos fuerzas de la naturaleza en colisión.
El “Fragor primitivo de la historia”
Es inevitable comparar este Beowulf, con la también estupenda adaptación de Robert Zemeckis al cine de animación: “•La película de Zemeckis con guión coescrito por Neil Gaiman y Roger Avary se sitúa en las antípodas del tipo de adaptación que hemos hecho David y yo –nos comenta Santiago-. Mientras que nosotros hemos intentado hacer un ejercicio de remitificación, en la película lo que hacían era más bien buscar la visión posmoderna que explica la realidad detrás del mito. Allí intentaban dar una coherencia a las piezas inconexas y distintas del poema. Nosotros, por el contrario, lo aceptamos tal cual es, en todo su ruido y su fragor primitivo”.
Por último, ambos autores nos han comentado sus proyectos: “Sobrevivir haciendo cómics es el proyecto más importante –asegura Santiago-. Crucemos los dedos. Ahora mismo estoy trabajando en una novela gráfica titulada Las Meninas con Javier Olivares y otra titulada Fútbol con Pablo Ríos, que deberían aparecer el año que viene. Al mismo tiempo, Pepo Pérez está enfrascado en El Vecino 4. Y con Javier Peinado estamos terminando un comic book de grapa para la colección Jaimito de ¡Caramba! También estoy trabajando en otro proyecto más a largo plazo del que todavía es un poco prematuro hablar. Y espero volver a colaborar con David próximamente, ojalá”.
En cuanto a Rubín, asegura haber cerrado sus adaptaciones de héroes clásicos: “Por el momento si. Como te decía, ahora mismo estoy trabajando en una obra para el mercado USA; Battling Boy: The Rise of Aurora West, junto a Paul Pope y JT Petty, y es algo muy diferente a lo que he hecho hasta ahora, serán dos Novelas Gráficas de 150 páginas cada una, la primera de ellas saldrá en USA a mediados de 2014”.
“Es una historia muy pulp, con reminiscencias a los tebeos de superhéroes de los años 70, sobretodo a Batman, pero también como mucho Doc Savage y Flash Gordon de por medio, una historia de aventuras muy juvenil, para todos los públicos, como ya lo es Battling Boy, de hecho esta es un spin-off de dicha serie de Pope, es una precuela”.
“Hay mucha acción –continúa el dibujante-, drama, aventura, monstruos a porrillo, sci-fi vintage y una heroína adolescente de protagonista, lo que también agradezco, ya que después de hacer una historia de hombres rudos como Beowulf meterme en esta historia con protagonista femenina adolescente es todo un cambio de registro y algo que, además, me apetecía mucho hacer y con lo que, como dibujante, me lo estoy pasando de fábula, ya que además de trabajar sobre un guión e historia fascinantes, tengo mucha manga ancha, mucha libertad para llevarla a cabo, vamos, que por ser una obra para el mercado USA no me siento cohartado o obligado a seguir unos parámetros preestablecidos; el universo creado por Paul en Battling Boy es todavía joven y está en plena expansión, y a mi me ha cogido al comienzo de todo, con lo cual puedo aportar mucho a él sin traicionarlo. La verdad es que es un lujazo trabajar así".