Nelson Mandela descansa ya en paz en Sudáfrica tras una vida de lucha
- Ha recibido sepultura en Qunu tras 10 días de homenajes
- 4.500 personas, entre ellos la familia y autoridades, han asistido al funeral
- Zuma: "Solo una palabra: gracias"
- La prohibición de acceder a la ceremonia ha molestado a algunos vecinos
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Nelson Mandela, líder en la lucha contra el apartheid, expresidente de Sudáfrica y premio Nobel de la Paz descansa ya en paz en la tierra de la pequeña aldea de Qunu, en el suroeste del país, donde pasó parte de su infancia.
Los restos de Madiba, como le llaman los sudafricanos, han recibido sepultura a las 12:45 hora local (una hora menos en la España peninsular), con la presencia de sus familiares y amigos.
Anteriormente se ha celebrado el último de los homenajes que se han sucedido desde su fallecimiento, el pasado día 5 de diciembre. 4.500 personas, entre ellas dirigentes y personalidades mundiales, han asistido, en una carpa instalada en un prado, a un funeral que ha mezclado ritos cristianos, honores militares y ritos tradicionales del clan Xhosa abaThembu, al que pertenecía Mandela, y honores militares.
Honores militares
Los restos mortales de Nelson Mandela llegaron el sábado a Qunu, la aldea donde creció, procedentes del cercano aeropuerto de Mthatha, donde el féretro aterrizó tras volar desde una base militar de Pretoria.
El último adiós a Mandela ha comenzado a las 7 de la mañana del domingo, hora local. El féretro ha recorrido el trayecto entre la casa de Madiba en Qunu y la carpa en un remolque de un camión militar y envuelto en la bandera de Sudáfrica. Una guardia militar le ha dado escolta al compás de marchas militares y mientras los cañones disparaban 21 salvas de honor.
Portado por generales, el ataúd ha entrado en la carpa seguido por el presidente de Sudáfrica, Jacob Zuma, el nieto mayor del expresidente, Mandla Mandela, y, en una segunda línea, la viuda de Mandela, Graça Machel, y su exesposa, Winnie Madikizela-Mandela.
El coro ha entonado el Nkosi Sikelel' iAfrika, el himno nacional adoptado en 1994 tras la caída del régimen racista, y el tema religioso Lizalis' idinga lakho para dar inicio a la ceremonia.
Los restos de Mandela han sido colocados delante del escenario blanco y en un suelo cubierto con pieles de animales. Al fondo del escenario ardían 95 velas y una gran imagen del rostro sonriente del líder sudafricano sonrie a los presentes.
Entre los presentes se encontraban, además de la familia del líder, líderes religiosos de distintas confesiones, el príncipe Carlos de Inglaterra, el príncipe Alberto de Mónaco y líderes de países como Malaui o Tanzania. También personalidades públicas, como la presentadora de televisión de EE.UU. Oprah Winfrey.
Zuma: "Solo una palabra: gracias"
El turno de oradores lo ha iniciado un obispo metodista y continúa con miembros de la familia, amigos y compañeros de lucha y dignatarios.
En su discurso, Zuma ha declarado: "Estamos aquí para decir solo una palabra: gracias". El actual presidente sudafricano ha dicho que el país despide a "su padre" y ha recordado que fue llamado "terrorista" por el régimen del apartheid y quienes lo apoyaron.
Tras varias intervenciones y un breve sermón, el ataúd ha sido trasladado fuera por los altos oficiales y el cortejo fúnebre se ha dirigido a pie al lugar de la inhumación.
Allí se le han rendido por última vez honores oficiales. Una formación de cazas y helicópteros con la bandera sudafricana han sobrevolado el lugar, mientras se escuchaban salvas.
Los vecinos de Qunu no han podido asistir
La prohibición de acceder a la ceremonia ha molestado a algunos vecinos de Qunu, que consideran "triste" no poder despedirse de su vecino más célebre.
Habitantes del pueblo se han quejado a la agencia Efe de su poco protagonismo en el funeral, al recordar la actitud cercana de Mandela con ellos durante las temporadas que pasaba en la aldea.
En el resto del país, millones de sudafricanos han seguido las exequias por televisión en sus casas o a través de pantallas gigantes habilitadas en campos de fútbol y otros espacios públicos.
Mandela falleció en su casa de Johannesburgo a los 95 años, después de una larga convalecencia por problemas respiratorios. Con él desaparece no solo un personaje histórico del siglo XX y de la lucha por la libertad, sino el padre de la actual Sudáfrica y un referente moral para el país.