La ONU lanza una petición récord de ayuda para paliar el drama de la guerra y los refugiados sirios
- Las agencias humanitarias piden 4.700 millones de euros para 2014
- La crisis siria es "la mayor amenaza para la paz desde la IIGM", según ACNUR
- Médicos Sin Fronteras recoge el drama del éxodo sirio en Turquía y otros países
Las primeras nieves sobre los campamentos de refugiados sirios en el Líbano recuerdan que la guerra entra en su tercer invierno con un éxodo de refugiados sin precedentes desde el genocidio de Ruanda, más de 100.000 muertos y con el diálogo de paz estancado.
Dada la escalada de violencia y el aumento del número de desplazados sirios, las agencias de la ONU han pedido este lunes 4.700 millones de euros para atender durante 2014 a unos 16 millones de afectados por el conflicto de Siria, la mayor respuesta humanitaria diseñada hasta la fecha para una sola crisis.
Para el conjunto de operaciones humanitarias del próximo año, la ONU ha solicitado este lunes a sus donantes un total de 9.400 millones de euros, de los que más de la mitad se destinarán a Siria y los cinco países vecinos -Líbano, Jordania, Irak, Turquía y Egipto- que acogen más refugiados.
"Entramos en el cuarto año de respuesta humanitaria por esta terrible crisis, que está teniendo un impacto brutal en la vida de millones de sirios y está poniendo a prueba la capacidad de respuesta de la comunidad internacional", ha señalado en Ginebra la subsecretaria general de Naciones Unidas para Asuntos Humanitarios, Valerie Amos.
Yahya: de Alepo a Turquía
Para sus operaciones dentro de Siria, la ONU requiere unos 1.650 millones de euros, con los que espera prestar asistencia a 9,3 millones de personas que necesitan ayuda "de manera crítica", aunque cerca de tres cuartos de la población precisa atención humanitaria, especialmente ahora que se va a vivir uno de los inviernos más crudos de los últimos años.
"No hablamos de nuestros sentimientos porque no hay palabras que los puedan definir”, dice Yahya Okla, recostado sobre un pequeño colchón de la sala de estar que comparte con sus compañeros de piso. “El miedo está metido en nuestro cuerpo, como una enfermedad”.
Su historia la conocemos a través de Médicos Sin Fronteras. Yahya, de 48 años, es uno de los 600.000 refugiados sirios que malvive en Turquía, la mayoría fuera de los campos de refugiados dispuestos a lo largo de la frontera. Yahya reside de forma provisional en Kahramanmara, una localidad del sur turco donde trabaja como albañil, pero su familia sigue en uno de los campos, a más de cien kilómetros.
“Aquí la situación es mucho mejor que en Siria”, respira aliviado. “Al menos es un lugar seguro, no hay bombardeos”, subraya. Aunque la ansiedad sigue aconsándole. "No podemos deshacernos de esta sensación de miedo. Cuando oímos el sonido de un avión, nuestra mente vuelve al pasado. No es fácil superarlo”, añade.
Desde el estallido del conflicto en 2011, la divisa siria se ha depreciado un 80 %, la destrucción ha obligado a unos 10 millones de personas -la mitad de la población anterior a la crisis- a depender de la ONU para obtener agua potable; amplias zonas del país solo disponen de electricidad una hora al día y la gasolina escasea.
"Incluso si la violencia terminara mañana, sería necesario mantener la asistencia humanitaria a largo plazo para que la población pudiera salir adelante", ha matizado.
Lawand: un sirio en Atenas
Muchos de los refugiados sirios en países vecinos sueñan con viajar a Europa. Lawand Deek lo ha conseguido. Escapó de la guerra y de las precarias condiciones de vida en Turquía y llegó a Atenas. Pero no siente que su vida haya mejorado.
“La gente dice que desde Grecia es muy fácil ir a Europa, pero no es cierto. Es muy difícil ir a un país europeo", lamenta el joven de 21 años, que habla como si el país heleno no formara parte de la Unión Europea.
"No puedo trabajar porque no hablo griego. He intentado buscar trabajo pero ha sido imposible", se queja en una entrevista con MSF. No tiene demasiados conocidos en el vecindario: se pasa las horas muertas en el cibercafé hablando con famliares y amigos. "Mis padres usan internet desde Siria, cerca de la frontera turca. Normalmente hablo con ellos por las noches", explica.
Medio año en la capital griega, sin trabajo ni horizonte vital, ha bastado para que el desencanto se apodere de Lawand, que guarda un diario de su éxodo e incluso fantasea con escribir un libro. Si lo hace, no parece que la estancia en Atenas vaya a ser una de sus fuentes de inspiración literaria. "Creo que los refugiados sirios deben quedarse en Turquía. Es mejor que venir aquí e intentar ir a otro país... En Turquía puedes encontrar un trabajo y puede que la guerra siria acabe pronto”, asegura.
"La mayor amenaza para la paz desde la II Guerra Mundial"
La prioridad de la ONU es asistir a la población a la que todavía no ha podido llegar, unas 250.000 personas que viven el áreas sitiadas, fundamentalmente por las fuerzas gubernamentales, pero también por los grupos de la oposición en el norte del país, donde la ayuda humanitaria comenzó este domingo a llegar por aire ante las dificultades de acceso por carretera.
Como parte de la operación de respuesta a la crisis siria, las agencias de la ONU solicitaron 3.050 millones de euros para los países vecinos de Siria, que aglutinan a unos 2,3 millones de refugiados registrados por ACNUR, aunque se cree que la cifra real puede sobrepasar los 3 millones.
Se trata del mayor éxodo de habitantes desde el genocidio de Ruanda, un flujo de población que para finales de 2014 podría alcanzar los 4,1 millones de refugiados sirios, según ha adelantado el jefe del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), Antonio Guterres.
"Una respuesta masiva de solidaridad internacional es crucial, no solo para la población siria, sino también para los países que tan generosamente han acogido refugiados. La crisis siria ha tenido un impacto dramático en sus economías y sociedades, y también en su seguridad", alertó.
El alto comisionado ha valorado la crisis siria como "la mayor amenaza para la paz y seguridad global desde la II Guerra Mundial", por el riesgo para la estabilidad de los países vecinos, por las tensiones crecientes entre refugiados y comunidades de acogida, especialmente en el Líbano, pero también por los intereses geopolíticos de toda la región que se esconden detrás del conflicto.
Guterres se ha referido a los "claros vínculos" entre la violencia sectaria entre sunitas y chiítas en Irak y la crisis siria; a la llegada de combatientes yihadistas de todo el mundo, y a los intereses particulares en el conflicto de dos "potencias claves" de Oriente Medio, Irán -como principal aliado del régimen sirio de Bachar al Asad- y Arabia Saudí, principal fuente de financiación de los grupos rebeldes.
"Por no hablar de que el conflicto israelí-palestino está a la vuelta de la esquina", ha agregado.