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Laura Granados, cantante: "Para mí componer es algo compulsivo"

  • La compositora gaditana presenta su segundo disco, 8 Voces y un destino
  • Canta a dúo con Zenet, Carmen París, Inma Serrano y Tonxtu, entre otros
  • En enero presenta su nuevo trabajo en una gira por Andalucía

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Quejándose del frío y sin quitarse el abrigo –es de Cádiz–, Laura Granados entra en la cafetería del Círculo de Bellas Artes de Madrid serena y sonriente, como si anoche no se hubiera acostado tarde disfrutando del concierto de su colega Carmen París.

Parece feliz, y no es para menos después de haber gestado un disco que destila calidad por todas partes y en el que colaboran, además de la propia París, Toni Zenet, Inma Serrano, Javier Ruibal y Tontxu, entre otros. La Granados no se anda con chiquitas y hace bien. Si hay algo que vence a la crisis –asegura mientras toma un té– es el trabajo bien hecho.

- Laura, ¿cómo has logrado hacer un disco de duetos con artistas como Carmen París, Javier Ruibal, Juan Antonio Muriel o Zenet?

Pues no era la idea inicial. Lo que ocurrió fue que al productor de mi disco, Roberto Chacón, le encantaba un tema mío que se llama Tu silencio, y tuvo la idea de “aflamencarlo”. Entonces se puso en contacto con Enrique Heredia, Negri, que es un cantante de flamenco, y quedó tan bien que pensamos en seguir proponiendo canciones a otros artistas.

A Zenet, por ejemplo, se lo dije después de un concierto suyo y fue él quien me llamó después para aceptarlo y para ponerlo en marcha. Con Ruibal, con Carmen París y con los demás fue parecido. Y lo mejor de todo es que lo han hecho con cariño. No por amiguismo. Les gustó lo que les ofrecí. Y para mí eso ha sido un cañonazo de energía.

- ¿Eres tan lenta como dice Paco Ortega en la presentación de éste, tu segundo disco?

Bueno... (se ríe) En el disco anterior –que produjo él– tengo un tema que se llama Lenta. Y es que yo soy así. Lenta, tranquila. Es un blues. Por eso lo dice, por la canción y porque es mi forma de ser. Quizás también porque he dedicado más de un año en sacar este trabajo.

"Paco Ortega y yo somos cómplices"

- ¿Qué relación tienes con él?

Él apostó por mí en el primer disco y en este me ha ayudado mucho también. Además, ha dirigido el videoclip que hemos grabado con Zenet. Ha estado conmigo en todo momento y nos hemos convertido en cómplices.

- Suena muy bien (el disco) ¿Quién es el responsable?

Sin duda, Roberto Chacón. Yo lo conozco desde que él tenía un año. Le enseñé a tocar el piano... ¡Y ya toca mucho mejor que yo! Ha sido como tener un hijo sin haber pasado por los nueve meses de embarazo. Así que sólo me queda plantar el árbol. La verdad es que se ha currado mucho el sonido. Le trajimos ocho meses para Madrid y, como es tan perfeccionista, ha salido todo muy bien.

- Tengo entendido que no te gusta definir ni etiquetar la música que haces.

No, en general no me gusta etiquetar. Pero es que, además, hago muchos tipos de música, menos flamenco. Con el tiempo he querido ser sincera y siempre digo que no hago ni blues, ni jazz, ni pop ni flamenco… Pero a la vez lo hago. Eso sí, a mi manera.

- ¿Qué música te ha influido?

Pues en mi casa se escuchaba mucha música italiana. Por ejemplo, a Mina. Mi hermano mayor, que era productor, estaba siempre escuchando a los Beatles. Mi hermana también tenía la radio puesta todo el día. Tiene un alma de poeta muy buena. Mi padre escuchaba a Albéniz: era el culto de la familia. Y mi hermano pequeño era más rumbero, le gustaban Los Chichos. Así que tuve un abanico amplio.

- ¿Cómo llegaste a ser pianista de Saber Vivir, en TVE?

Pues por casualidad. Yo es que tengo que escribir un libro de casualidades porque he vivido muchas… Resulta que yo actué una noche en Long Play, un local de Madrid, y como la cosa no salió del todo bien –no hubo mucho público– le dije al chico que lo llevaba que le debía un buen concierto. Y entre charla y charla, como por allí pasaban muchos realizadores de TVE, le habló a uno de ellos de mí y me puse a trabajar en el programa. Me recomendó.

- ¿Y qué tal la experiencia?

¡Muy bien! Mujer, era un poco extraño tocar el piano mientras hablaban de vísceras, porque era un programa de salud sobre todo, pero estuvo muy bien.

- Has tardado 7 años en publicar tu segundo disco. ¿Qué ha pasado en este tiempo?

Pues después de publicar el primero, que fue bastante bien, tuve una mala racha. Fue un momento duro para mí en lo personal por varias circunstancias. Aun así, seguía tocando. Y componiendo.

"Quería hacer un disco maduro y sincero"

-¡Ah! Componías también.

¡Sí, sí! Para mí componer es algo compulsivo. Tengo muchos temas en mi haber y en aquella época hice canciones para Pasión Vega o Clara Montes… Pero no grabé nada. Estaba un poco bajita de ánimo y, además, llegó la crisis. Entonces esperé porque quería hacer un disco maduro y de calidad. Y sincero.

- ¿Cómo has logrado llegar a tocar así el piano siendo autodidacta?

A ver, yo empecé a cantar cuando era muy jovencita, a los 10 años. Cantaba y bailaba. Pero un día me interesé por él porque empecé a preguntarme a mí misma: “Si yo soy cantante, ¿cómo voy a depender de un músico toda la vida? ¡Es como andar sin piernas!” Así que me compré un piano y empecé a tocarlo. Allí en Cádiz no había ni conservatorio ni nada, así que empecé así, aprendí como pude, y en los directos fui mejorando. Lo que ocurre es que soy “la anticristo” de los conservatorios.

- Ganaste un concurso en Tele 5 que te abrió alguna puerta. ¿Cómo fue aquello?

Sí, Mañana serán estrellas se llamaba. Allí competimos y gané con una canción mía, Canela y miel. La cadena nos quería promocionar después para salir en varios espacios, pero al final se quedó en nada. Pero, oye, ganar, gané y me pagaron un millón de pesetas. Me vino fenomenal, porque yo acaba de llegar a Madrid.

- En La Frivolidad, una canción de tu primer disco dices: “Tienes tu coche, tu casa, tu tele, tu empleo, tu móvil, tu nombre, tu descanso, tu recreo, tu código de barras y tu fecha de caducidad”. ¿Cómo ves el índice de frivolidad hoy en día?

Yo creo que la frivolidad es una especie de tarántula que te sube por la espalda. Y es curioso, porque hay personas que hablan de ella como algo desaconsejable y son frívolas hasta diciéndolo. Eso pasa mucho en televisión, en esos programas en que la gente cuenta sus problemas y sus sentimientos y lo hacen de manera frívola. La canción la compuse después de trabajar dos años en televisión. Porque, aunque me sirvió de mucho, mi mente piensa, mis ojos miran y siento. Y no pude evitar notar en los pasillos cierto grado de frivolidad.

- En este segundo trabajo hay un tema que se llama Veo, que es una especie de lamento ante la realidad que vivimos. ¿Crees que estamos haciendo de este mundo una jungla?

Bueno, es un sentimiento egoísta más que un mero lamento. Yo pienso que cuando somos pequeños somos más puros, y, al hacernos adultos, nos vamos convirtiendo en mentira. No sabemos mantener esa pureza que tenemos al crecer. Bueno, algunas personas, sí, y normalmente son aquellas de las que decimos: “Mira, esta persona es especial”. El sistema está enfocado así. Y en Veo hablo de esto, sí, de esa pureza que vamos perdiendo.

- La última canción, Este nombre de mujer… ¿No será una especie de antojo que has tenido?

¡No! Es una grabación de mi madre. Es ella la que canta. Más que una canción, son dos cortes que he rescatado de cuando ella cantaba de joven. Mi padre la grabó a pelo. Le habría encantado ser cantante... Es un pedacito de Tatuaje y de La Falsa Moneda. A mi madre mentalmente la hemos perdido. Así que yo, sin su permiso, la he querido hacer cantora.