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Quique González "gana por goleada" y hace disfrutar al público con un doblete en Madrid

  • El cantante madrileño "juega en casa" y agota entradas dos noches seguidas
  • El público, entregado a clásicos y temas de su último disco, "Delantera mítica"
  • La sonrisa en su rostro durante todo el concierto, muestra de su disfrute

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Quique González jugaba en casa, y los "delanteros míticos" siempre disfrutan y hacen disfrutar con grandes goleadas ante su público.

Con el cartel de "agotado" colgado dos noches consecutivas en el mismo local, el cantante y músico madrileño ha recibido el apoyo unánime y contundente de su hinchada, que ha coreado su nombre en repetidas ocasiones y no ha dejado de cantar en las más de dos horas de concierto.

La felicidad del artista ha sido evidente y sincera, con detalles de esos que uno no puede fingir, como la sonrisa que se escapa cuando se disfruta con lo que se está haciendo. Al modo de los futbolistas con sus camisetas, Quique ha terminado lanzando su armónica al público, un trofeo de valor incalculable para quien haya sido el afortunado receptor.

Como un acto de justicia poética, González ha tenido la oportunidad de dedicar a su público un "I love you, yes I do" ("Os quiero, os quiero de verdad"), cantando y bailando exhultante de felicidad el estribillo de "This old heart of mine" en la versión de The Supremes, la canción elegida por la sala para indicar el fin del espectáculo.

Controlando el ritmo del partido

Siguiendo con el símil futbolístico, el madrileño ha dominado a la perfección el tempo del partido, comenzando por presentar los temas de su último álbum, Delantera mítica, el noveno de su carrera.

"La fábrica", "Parece mentira" y una rabiosa descarga de crítica en la rockera "¿Dónde está el dinero?" han servido para entrar en calor, con mención incluida al cineasta y escritor David Trueba, cuya afirmación "lo peor de pensar que los sueños no son posibles es que las pesadillas se convierten en realidad", inspiró la canción "Parece mentira".

Pronto ha llegado su primer tanto. La sala But en su totalidad se ha rendido ante el ya clásico "Caminando en círculos", un auténtico "golazo por la escuadra" que han disfrutado tanto el autor como sus aficionados.

Mano a mano resuelto con seguridad

Uno de los momentos claves del partido se ha dado cuando el resto del equipo ha desaparecido para dejar al delantero sobre el escenario con la única compañía de su guitarra y su armónica. "Polvo en el aire" y "De haberlo sabido" han sido como un penalty decisivo que ha dejado la piel de gallina a todos los asistentes.

Antes habían sonado varios temas más, entre ellos el que da título a su último trabajo, antes de que llegase un momento espectacular. La curiosa combinación que han formado la mandolina, el contrabajo, el violín y la guitarra acústica en "Palomas en la quinta", ha recordado al toque de balón alegre y dinámico de, por ejemplo, su admirado Andrés Iniesta.

De repente, Madrid se ha convertido en Nashville para recordar al ambiente de bar musical del sur de Estados Unidos con una festiva versión de "Pájaros mojados", de las canciones más coreadas.

El tempo ha bajado, pero no la intensidad, con "Hasta que todo encaje", "La luna debajo del brazo" y otro clásico, "La ciudad del viento", también muy coreada por la grada.

Delantero en racha e imparable

Como buen '9', Quique González conoce a la perfección cuáles son sus mejores movimientos y sabe cuándo utilizarlos. Los himnos "Kamikazes enamorados", "Miss Camiseta Mojada" y "Hotel Los Ángeles" han puesto patas arriba el recinto antes de la primera pausa. Tres disparos imparables que han puesto el listón muy alto para los bises.

Pero no es casualidad que González esté entre los mejores de nuestro país. El nivel ha subido aún más en su regreso a la tarima, con otros de los grandes favoritos de su afición, como "Te lo dije", "Salitre", en la que ha optado por cambiar los papeles y escuchar al público, o la reciente pero muy bien acogida "Dallas-Memphis", en la que refleja su afición por la NBA.

Podría haber concluído así el concierto, y el público habría quedado conforme. Pero como esos delanteros hambrientos de gol, González ha hecho un segundo bis. No podía dejarse en el tintero "Su día libre" y, menos aún, un himno tan especial como "Vidas cruzadas", que aún debe estar resonando entre las paredes del recinto.

El broche definitivo, ya después de la que parecía la despedida definitiva, lo ha puesto la impresionante "Y los conserjes de noche", uno de esos goles que ganan campeonatos y desatan pasiones, como ha sido el caso, tanto en el autor como en el público. Tres puntos y goleada indiscutible.