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Condenan a un guardia civil por poner multas falsas a un vecino con el que se había enemistado

  • El Tribunal Supremo confirma una condena de cuatro años y siete meses
  • También condenan a tres años y medio a un compañero que le ayudó
  • La disputa vino por un rottweiler que el sancionado llevaba sin correa ni bozal

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Un agente de tráfico de la Guardia Civil.
Un agente de tráfico de la Guardia Civil.

La Sala de lo Penal del Tribunal Supremo ha confirmado la condena a cuatro años y siete meses de prisión impuesta a M. A. G., un agente de la Guardia Civil de Cádiz por haberle puesto cuatro multas de tráfico falsas a un vecino con el que estaba fuertemente enemistado.

Los magistrados de la Sala de lo Penal del Supremo, presididos por el exfiscal general del Estado Cándido Conde-Pumpido, también han confirmado la condena a tres años y seis meses de prisión impuesta a un compañero del agente, J. M. C. O., por prestarse a falsificar los partes de multas.

El agente de la Guardia Civil, destinado en la localidad gaditana Alcalá de los Gazules, vivía en la urbanización Torrelobatón, de Jerez de la Frontera, en la que era vecino de la víctima.

"La relación de vecindad no era buena, siendo frecuentes los problemas, generalmente causados por llevar un perro de gran tamaño y raza rottweiler que su dueño no tenía costumbre de llevar sujeto, no aceptando nunca de buen grado que se le pidiera que lo llevara con el pertinente bozal y con la correa de sujeción, teniendo también problemas con los jardines y las aguas", señala la sentencia hecha pública este jueves.

Estos problemas desembocaron en un juicio de faltas celebrado en octubre de 2007 por intento de agresión y amenazas.

Simuló las multas como venganza

El agente, tras este episodio, comenzó a elaborar multas falsas contra su vecino. De esta forma, el 7 de octubre de 2007, extendió un boletín de denuncia en el que afirmaba que su vecino conducía por la carretera A-381 en dirección a Jerez de la Frontera sin el cinturón de seguridad. El guardia civil simuló la firma de otros dos agentes para no levantar sospechas.

El 10 de noviembre de ese año, volvió a denunciar a su vecino, esta vez manifestando que su coche estaba estacionado sobre un paso de peatones. El otro agente condenado firmó esta denuncia.

En enero de 2009, le puso otras dos multas por no haber pasado la Inspección Técnica de Vehículos, en las que falsificó la firma de otro agente.

Tras recibir la primera notificación, el vecino se dirigió a la Jefatura Provincial de Tráfico, donde supo que se tramitaban otras tres multas contra él. Se dirigió posteriormente hasta la Comandancia de la Guardia Civil de Cádiz, donde se comprobó que su vehículo no había estado en ninguna de las localizaciones que señalaban las multas.

El vecino abandonó la urbanización en la que vivía y puso su casa en venta en mayo de 2009. Nunca llegó a pagar las multas.

Tras analizar estos hechos, los magistrados del Alto Tribunal han desestimado los recursos interpuestos por los dos agentes condenados y han confirmado la sentencia dictada por la Audiencia Provincial de Cádiz en noviembre de 2012.

El Supremo ha encontrado al agente culpable de un delito de falsedad en grado de continuidad. Además de la pena de prisión, ha sido condenado al pago de una multa de 4.800 euros y se la ha impuesto una inhabilitación especial para el ejercicio profesional por un periodo de cuatro años y siete meses.