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Estados Unidos quiere mantener la EEI en servicio al menos hasta 2024

  • Se adelantan al resto de los socios proponiendo cuatro años más de uso
  • La NASA pretende ampliar aún más el plazo, hasta 2028
  • El tiempo extra permitirá aprovechar mejor la inversión realizada hasta ahora

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Configuración actual de la Estación Espacial Internacional desde el trasbordador espacial Atlantis.
Configuración actual de la Estación Espacial Internacional desde el trasbordador espacial Atlantis.

A instancias de la NASA la administración Obama ha decidido recientemente prorrogar la financiación de la Estación Espacial Internacional por la parte que le toca a los Estados Unidos hasta 2024, cuatro años más allá de lo acordado hasta ahora por los socios que participan en el proyecto. Para la NASA esto dará más margen para trabajar en dos importantes áreas.

La primera es terminar las investigaciones acerca de los efectos que tiene sobre los seres humanos permanecer largas temporadas en el espacio, y, de paso, someter a prueba durante más tiempo las distintas tecnologías en uso en la Estación. Ambas cosas son muy importantes de cara a futuras misiones tripuladas más allá de la órbita terrestre, como las de visitar un asteroide allá por 2025 o Marte en la década de los 30.

La segunda es poder seguir realizando investigaciones en la Estación que beneficien a la sociedad en campos como la medicina o las distintas aplicaciones industriales de lo que allí se prueba y desarrolla.

Esto ayudará a aliviar una de las más grandes críticas a la Estaciónsu poca producción científica y práctica, permitiendo sacar provecho durante más tiempo del hecho de que en los últimos años, terminada prácticamente la fase de ensamblado de esta, ha aumentado enormemente el tiempo que sus tripulantes pueden dedicar a llevar a cabo experimentos ya que el que dedican al mantenimiento de la Estación se ha reducido también mucho.

Beneficios para empresas privadas

El que la Estación siga en servicio hasta 2024 es también de interés para las distintas empresas privadas estadounidenses que han desarrollado naves de carga para mantener aprovisionada la Estación como son la Cygnus de Orbital Sciences o la Dragon de Space X, pues con toda seguridad la NASA les contratará más lanzamientos, repartiendo más dinero entre los contribuyentes, algo que siempre es de interés para los políticos, y evitando tener que depender al 100% de contratar lanzamientos en naves de carga de otros países.

También de más tiempo a las empresas que están desarrollando naves tripuladas como la CST-100 de Boeing y Bigelow Aerospace, la Dream Chaser, la versión tripulada de la Dragon, o la de Blue Origin, la empresa de Jeff Bezos, el fundador de Amazon, para ponerlas en funcionamiento e intentar amortizarlas.

Solos por el momento

Falta, de todos modos, ver qué decisión toman el resto de los socios de la Estación, Rusia, Canadá, Japón y la Agencia Espacial Europea, al respecto.

Aunque desde la NASA confían en que todos decidan seguir con el proyecto, dicen estar dispuestos a afrontar solos la extensión de las operaciones de la Estación si fuera necesario, si bien también es cierto que para un político, y en especial para un presidente de los Estados Unidos, es fácil hablar de cosas que van a suceder dentro de diez años porque es imposible que siga en su cargo pasado ese tiempo.

En cualquier caso, al menos en lo que se refiere a los Estados Unidos, parece poco probable que ningún presidente decida retirar su apoyo al proyecto, ya que este cuenta con el apoyo tanto de demócratas como de republicanos, aunque, de nuevo, en muchos casos solo sea por los puestos de trabajo que la Estación mantiene en distintos estados del país.

La administración Obama, de todas formas, ha hecho un poco de trampa, pues lo que ha hecho fue cambiar el destino del dinero que estaba previsto para la fase de retirada del servicio de la Estación y decidir dedicarlo a mantenerla más tiempo en funcionamiento, no destinar más dinero a la Estación.

Así que en algún momento los Estados Unidos tendrán que sacar de algún sitio más dinero, ya sea para retirarla de servicio en 2024 o, como quiere la NASA, para mantenerla en funcionamiento al menos hasta 2028, treinta años después de comenzar su construcción.

Pero eso ya será problema de otra administración y, probablemente, de otro director de la NASA.