Obama anuncia algunas limitaciones al espionaje masivo y no se disculpa por las escuchas a líderes
- Anuncia que las agencias accederán a los metadatos solo con orden judicial
- El presidente ordena dejar de espiar a los dirigentes de países aliados
- Los defensores de las libertades se muestran decepcionados con la reforma
- Especial: El espionaje de EE.UU. en el mundo
El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, ha anunciado algunas limitaciones del actual programa de espionaje masivo de sus servicios de inteligencia para mejorar la privacidad de los ciudadanos, aunque esas medidas han decepcionado a los grupos que defienden las libertades civiles.
Con respecto al tema más controvertido, la recolección masiva de los metadatos de las llamadas telefónicas, Obama ha anunciado que el programa será revisado en dos etapas de forma que se respeten las libertades individuales, pero sin renunciar en ningún caso a la capacidad de sus servicios de espionaje, que ha justificado por cuestiones de seguridad. Los metadatos son todos los datos de una comunicación salvo su contenido. Llamativamente, Obama solo se ha referido a las llamadas y no al resto de comunicaciones electrónicas, como los correos.
Además, el mandatario ha dicho que "no tiene que pedir perdón" por el espionaje a dirigentes mundiales, aunque ha dado orden para dejar de hacerlo a los de países aliados.
Solo con orden judicial o emergencia
El discurso que ha pronunciado este viernes en el Departamento (Ministerio) de Justicia ha tenido lugar después de siete meses de revelaciones sobre el alcance de esos programas a través del exanalista Edward Snowden, al que Obama ha acusado de haber causado más perjuicio que beneficio. En una primera reacción, activistas de las libertades civiles han criticado que las reformas se quedan muy cortas, aunque también han expresado su confianza en que la anunciada segunda fase mejore sustancialmente el derecho a la privacidad de los ciudadanos.
Concretamente, Obama ha anunciado "una transición que pondrá fin" al control del Gobierno sobre los registros masivos de los metadatos de las comunicaciones y ha defendido que el sistema definitivo "preservará las capacidades" de las que actualmente dispone. En esta etapa de transición, los datos "solamente se podrán consultar después de una decisión judicial" de un tribunal especial o "en una emergencia real".
El presidente ha ordenado que el secretario de Justicia, Eric Holder, y las agencias de inteligencia propongan los cambios necesarios en consultas con el Congreso hasta finales de marzo, fecha en la que vence la autorización del actual programa, en el que el control de esa gigantesca base de datos está en manos de la Agencia Nacional de Seguridad (NSA, por sus siglas en inglés).
Un grupo independiente de expertos recomendó en diciembre pasado a la Casa Blanca encargar la custodia de esos millones de registros telefónicos a las empresas de telecomunicaciones, pero Obama se ha mostrado reacio a apoyar esa propuesta que tampoco gusta a las empresas.
“No nos vamos a disculpar simplemente porque nuestros servicios de inteligencia son más efectivos“
La comunidad de inteligencia, incluida la NSA, "sigue constantemente los protocolos diseñados para proteger la privacidad de las personas" y sus miembros "no están abusando de su autoridad con el fin de escuchar sus llamadas telefónicas o leer sus correos electrónicos", ha defendido el presidente de EE.UU. "Las reformas que propongo hoy deben dar al pueblo estadounidense una mayor confianza en que sus derechos están siendo protegidos, mientras nuestras agencias de inteligencia y policiales mantienen las herramientas que necesitan para mantenernos seguros", ha concluido.
Por otra parte, Obama ha anunciado que "a no ser que haya un importante motivo de seguridad nacional, no se vigilarán las comunicaciones de jefes de estado y gobierno amigos y aliados cercanos".
Las escuchas telefónicas de la NSA han provocado una polémica en EE.UU. y un conflicto diplomático multilateral, ya que entre los espiados se encontraba la canciller alemana Angela Merkel o la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff.
Con todo, el presidente ha anunciado que seguirán recopilando información sobre los gobiernos extranjeros y ha añadido: "No nos vamos a disculpar simplemente porque nuestros servicios de inteligencia son más efectivos".
Escasa concreción
También ha anunciado, sin más precisiones, una "protección adicional para actividades que permiten interceptar comunicaciones en objetivos en el extranjero". "Lo importante es que la gente en todo el mundo, independientemente de su nacionalidad, tenga claro que Estados Unidos no espía a personas normales que no son una amenaza para nuestra seguridad nacional", ha añadido.
Numerosos analistas han comentado que las reformas especificadas son escasas. "Las cosas no van a cambiar así como así", ha explicado en un primer análisis el corresponsal de TVE en Washington, Lorenzo Milá. "Obama busca ese difícil equilibrio entre seguridad y libertad y ha pedido más debate cuando nadie espera que China o Rusia abran ese mismo debate sobre los límites a sus servicios de inteligencia", ha añadido.
"La ironía de todo esto es que todo este debate no se habría abierto si no es por las revelaciones de Snowden, que sigue exiliado en Rusia y perseguido por la Justicia de Estados Unidos", ha añadido.
La Asociación para las Libertades Civiles de EE.UU., ACLU, ha lamentado que las medidas "no van lo suficientemente lejos" e incumplen varias recomendaciones que hizo el grupo de expertos al que encargó la revisión del espionaje.
En declaraciones al programa El Mundo en 24 Horas, Julio Cañero, director del Instituto Franklin, ha calificado como "operación cosmética" este anuncio, que llega el mismo día que el diario británico The Guardian, encargado de publicar la información filtrada por Snowden, ha informado de que la NSA intercepta a diario 200 millones de mensajes de texto en el mundo.