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¿Cuándo se inventó el impermeable?

  • El primer impermeable nació en el siglo XVI inspirado en los nativos americanos
  • El descubrimiento de la vulcanización fue crucial para popularizar la prenda

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En la actualidad, los impermeables se fabrican con nuevos tejidos
En la actualidad, los impermeables se fabrican con nuevos tejidos

Las primeras prendas para protegerse de la lluvia se remontan a la prehistoria. Los hombres primitivos cubrían sus cuerpos con capas, pantalones y calzado de piel para protegerse del frío y eventualmente de los aguaceros.

El pueblo inuit, que habita el norte helado del planeta, es experto en el arte de protegerse del líquido elemento. Hace miles de años ya confeccionan prendas con piel de caribú que cubrían con aceite de pescado para hacer resbalar el agua.

En la Antigüedad los chinos barnizaban el papel para evitar que se estropearan los escritos con el agua. También diseñaban en seda recubierta de aceite o cera amplios ropajes de diversas formas y vuelos que repelían el agua.

En el siglo XVI, los colonos americanos descubrieron la sustancia que sería el germen de la invención del impermeable tal y como lo conocemos hoy en día. Observaron que los indios para protegerse de la lluvia recubrían el calzado y la ropa con la savia de los árboles Castilla elastica y Hevea brasiliensis. Esta savia es látex, que con el aire se seca y coagula formando una capa gomosa (caucho) que repele el agua.

Enormes bloques de caucho viajaban en barco hasta Europa

El problema para introducir el látex en Europa era su inestabilidad una vez extraído del árbol. Así que se trasladaba en forma de bloques de caucho, aunque se pudrían con facilidad por las impurezas que incluía el producto crudo. Su uso quedó limitado en el viejo continente a otro útil invento de la humanidad: la goma de borrar.

La aparición del impermeable en Europa tuvo que esperar hasta el siglo XVIII. El caucho ya no se pudría porque era purificado en el laboratorio, aunque seguía siendo demasiado pegajoso para tener éxito entre al público. Era incómodo aplicado sobre las prendas. La solución llegó del ingenio del químico escocés Charles Mackintosh.

Como muchos descubrimientos de la historia de la ciencia y la innovación, confluyeron una serie de circunstancias que conllevaron al gran invento. A finales del siglo Glasgow empezó a introducir luz de gas en las calles. Poco después, en 1817, ya estaba instituida la Compañía de Gas de Glasgow. El gas lo obtenían a partir de carbón y Macintosh compraba los productos de desecho para extraer a partir de ellos amoniaco que utilizaba en la fábrica de tintes que tenía su padre, también dedicado a la industria química. Entre los desechos había también una mezcla de líquidos orgánicos llamada nafta.

Macintosh empezó a experimentar con el caucho y la nafta, que era un disolvente ideal para la goma, según había averiguado en 1818 James Syme, un estudiante de medicina. El escocés inventó un tejido impermeable flexible y que no era tan pegajoso. Consistía aplastar la goma mezclada con nafta entre telas de algodón con planchas hasta obtener una lámina fina como el tejido. Patentó el invento en 1823 y abrió una fábrica de abrigos impermeables para la lluvia, que llamó Mackintosh.

Del neumático al abrigo contra la lluvia

Los primeros años los impermeables se endurecían con el frío y con el calor se volvían pegajosos. Se solucionó con la invención en 1839 de la vulcanización. El proceso lo descubrieron de manera independiente y simultánea el estadounidense Charles Goodyear y el inglés Thomas Hancock.

El primero por accidente; cayó sobre una estufa una mezcla de azufre y caucho. En vez de calcinarse como sucedía si se calentaba la goma sola, esta mezcla se endureció y se volvió menos pegajosa, pero sin perder elasticidad. Y además era más duradera porque no se pudría. Lo que había sucedido es que el azufre había formado puentes entre las largas moléculas del polímero. Es como si las hubiera cosido entre ellas. Gracias a ellos, sus propiedades cambiaron. Él lo aplicó a la industria del automóvil, creando los neumáticos.

Por su parte, Hancock descubrió la reacción química tras varios años haciendo experimentos en su laboratorio. Trabajó tras el hallazgo mano a mano con Machintosh para mejorar los impermeables, a los que también añadió trementina (se extrae de la resina de algunas coníferas), que mejoraba las propiedades de la mezcla de nafta y caucho y le confería olor más agradable. Hoy en día los impermeables se fabrican con nuevos tejidos como gore tex, nylon o vinilo.