Hollande expía sus "pecados" en el Vaticano
- El presidente francés visita el Vaticano en un momento personal delicado
- Y tenso con la Iglesia por la ley del matrimonio gay y el debate sobre el aborto
“Santo Padre, estoy muy contento de estar aquí", ha saludado François Hollande al papa Francisco en su primera visita al Vaticano como jefe de Estado.
El presidente francés ha llegado a este encuentro en un momento personal particularmente delicado. El mandatario está en el centro de un escándalo sentimental, después de que la revista Closer revelara su infidelidad con la actriz Julie Gayet.
Además, sus relaciones con la Iglesia Católica no pasan por su mejor momento por la aprobación de la ley del matrimonio homosexual y el debate sobre la liberalización del derecho al aborto y la eutanasia. Por ello, según los medios, el objetivo de esta visita sería congraciarse con el descontento electorado católico de cara a las próximas elecciones locales y europeas.
Hollande y el papa Francisco se han reunido en privado durante 35 minutos, durante los que abordaron "temas actuales" y "en el contexto de la defensa y de la dignidad de la persona humana" hablaron de "la familia, la bioética y el respeto de las comunidades religiosas y la tutela de los lugares de culto".
El comunicado de la oficina de prensa del Vaticano informa de que se trató de un encuentro "cordial", en el que también se analizó la situación en Oriente Medio y de los conflictos en algunos países de África, así como la pobreza, la inmigración y la defensa del medioambiente. Ambos reiteraron su compromiso para "mantener un diálogo continuado entre Estado e Iglesia católica y a colaborar constructivamente en las cuestiones de interés común".
“Hollande y el papa han hablado de familia, ética, religión y medioambiente“
Como con el resto de Jefes de Estado y de Gobierno que visitan el Vaticano, Francisco le recibió en la puerta de la Biblioteca del Palacio apostólico y después de acomodaron para iniciar el encuentro privado.
Un ateo en las puertas del cielo
El papa, habitualmente afable, recibió a Hollande con gesto serio. "Señor Presidente" pronunció en francés el papa nada más verle, pero después en la reunión participó un intérprete.
Hollande entregó al pontífice argentino un libro sobre San Francisco de Sales, cuyo onomástica se celebra este viernes. “Este es nuestro jefe”, ha agradecido Francisco, despedido por el mandatario francés con un "¡A bientot!" (Hasta pronto).
Coinciendo con la visita de Hollande, que había estado cuatro veces en Roma desde su elección en mayo de 2012 pero nunca en el Vaticano, ha estallado un artefacto explosivo de poca potencia en los aledaños de una fundación religiosa vinculada a la embajada de Francia ante la Santa Sede, aunque sólo ha causado daños a los coches que estaban aparcados.
Hollande llegó al Vaticano acompañado de Manuel Valls, que en su calidad de ministro del Interior lo es también de Cultos, y con Nicolas Hulot, el representante designado por el presidente francés para la protección del planeta.
La delegación francesa que saludó al papa tras la reunión estaba también compuesta por el sacerdote Georges Vandenbeusch, que fue liberado a finales de diciembre después de haber sido secuestrado en Camerún. El presidente francés también se entrevistó con el Secretario de Estado del Vaticano, Pietro Parolin.
Valérie Trierweiler se va a la India
No está previsto que Hollande haga ninguna declaración en público. El presidente tiene pendiente aclarar antes del 11 de febrero, fecha de su viaje oficial a Washington, cuál es el papel de la "primera dama" francesa.
Su hasta ahora pareja, Valérie Trierweiler, que tuvo que ser hospitalizada por un shock emocional tras enterarse del amor secreto de Hollande, tiene programado un viaje humanitario a la India que se inicia este fin de semana.
La portavoz del Gobierno de Hollande, Najat Vallaud Belkacem, ha confirmado que ese desplazamiento, organizado con la asociación Acción contra el Hambre (ACF), está previsto pero dijo ignorar "si es un viaje oficial". La ONG, por su parte, ha asegurado que el viaje de Trierweiler es "privado" y que está financiado por algunos de sus donantes privados, por lo que no costará dinero al contribuyente francés.