El Gobierno estudia ampliar la vida de las centrales nucleares para que sea de 50 o 60 años
- Hasta ahora, la vida de las instalaciones estaba fijada en 40 años
- El presidente de Enresa explica en que otros países prevén alargarla a 80 años
- Explica que el almacén temporal de residuos radioactivos estará listo en 2018
- Dice que se necesita una instalación permanente y que ya hay lugares elegidos
El Gobierno "está pensando en prolongar" la vida de las instalaciones nucleares de los 40 años actuales a "50 ó 60 años", según ha señalado este lunes el presidente de la Empresa Nacional de Residuos Radiactivos (Enresa), Francisco Gil-Ortega.
Así lo ha indicado en un foro sobre energía organizado por Nueva Economía Fórum, donde ha reconocido que el Ministerio de Industria, Energía y Turismo baraja esta posibilidad, en la línea de otros países, como Estados Unidos, que podrían ampliar la vida útil de estas centrales hasta los "70 u 80 años".
Garoña, la única que ha pasado de 40 años
El Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) especifica en su página web que "a diferencia de Estados Unidos, donde las autorizaciones de explotación tienen una vigencia de 40 años, las autorizaciones de operación de las centrales nucleares españolas se conceden por períodos de 10 años.
"Estas renovaciones suponen un sistema en el que la concesión de las autorizaciones de explotación se subordina a la realización de una revisión profunda de los aspectos más relevantes para la seguridad de la planta a lo largo de un determinado período de tiempo (Revisión Periódica de la Seguridad)", añade el Consejo.
Además, el CSN recuerda que, cuando esa renovación suponga sobrepasar los 40 años de vida de diseño -lo que se denomina “operación a largo plazo”- se exige presentar planes de seguridad y análisis del envejecimiento adicionales. Hasta ahora, esa autorización solo se ha concedido a la central nuclear burgalesa de Santa María de Garoña, cuya explotación ha durado 42 años.
Así, el propio Consejo asegura que "superar la vida de diseño de una central nuclear no significa que haya terminado la vida útil o de operación de la planta".
"El concepto de vida de diseño, es un concepto que se utiliza en ingeniería para establecer la duración mínima de las estructuras, sistemas y componentes. Lo que se presupone bajo ese concepto es que en las condiciones esperables de operación, incluyendo márgenes de seguridad, la central va a operar ese período en condiciones de seguridad. Por lo tanto, superar la vida de diseño no significa que no se pueda seguir en operación y en condiciones de seguridad", señala.
Según los datos del CSN, en España hay cuatro centrales nucleares en explotación que, por orden de antigüedad, son: Almaraz (con dos unidades, una de 1980 y otras de 1983), Cofrentes (1984), Ascó (también con dos unidades de 1982 y 1985), Vandellós II (1987) y Trillo, la última central puesta en marcha en España (1987).
La central nuclear más antigua era la de Santa María de Garoña, (1970), pero permanece cerrada desde el pasado mes de julio. Además, Vandellós I (que empezó a funcionar en 1972) se dejó de explotar en julio de 1990, después de un incendio en sus instalaciones ocurrido en octubre de 1989.
Las centrales españolas producen en torno al 20% de la energía eléctrica que se consume en nuestro país, aunque el porcentaje anual depende del número y duración de sus paradas de recarga, que fluctúa de unos años a otros.
Gil-Ortega ha apuntado que, ante la "indefinición" sobre la posible vuelta a la actividad de Garoña, Enresa dispone ya de un plan de contingencia. Según el presidente de Enresa, aunque desde el Ministerio de Industria, Energía y Turismo "han puesto el mercado adecuado" con respecto a Garoña, "otra cosa es que los empresarios lo vean", en referencia a las reticencias de las empresas eléctricas en volver a activar la central burgalesa.
El ATC de Villar de Cañas se pondrá en marcha al inicio de 2018
Además, el responsable de la empresa públicas que gestiona los residuos nucleares ha asegurado que el Almacén Temporal Centralizado (ATC) de residuos radiactivos de alta intensidad de la localidad conquense de Villar de Cañas se pondrá en marcha en el primer trimestre de 2018.
Gil-Ortega ha explicado que este lunes ha comenzado el vallado de las 54 hectáreas del terreno del ATC y ha insistido en que se trata de una instalación pasiva, es decir, que no deberían producirse reacciones de ningún tipo en su interior. "Es una instalación pasiva, no es una instalación nuclear, no sufre reacciones en su interior, solo emite calor, no hay ningún riesgo de situarlo en Villar de Cañas ni en ningún sitio de España", ha apostillado.
Según el directivo de Enresa, la parcela donde se construirá este año el ATC "reúne todas las condiciones de suelo, arcilla y arenisca" y contará con la "estabilidad y capacidad necesaria" para que "sin ninguna duda se pueda hacer ahí". Gil-Ortega ha defendido que el ATC es "imprescindible" y "urgente", puesto que "las piscinas se van llenando" y a mediados de 2017 se deben traer de vuelta los residuos del material que se ha almacenado hasta ahora en Francia.
Respecto a las protestas de los colectivos ecologistas, el presidente de Enresa ha opinado que "pueden manifestarse como quieran", pero "deben dar una solución a los residuos radiactivos".
Un nuevo almacén permanente para el año 2088
Gil-Ortega ha explicado que los residuos permanecerán en el ATC 70 años, para posteriormente ser trasladados a un Almacén Geológico Profundo (AGP), para cuya construcción cree que se abrirá el debate una vez llegue el final de la vida útil del Almacén Temporal Centralizado (ATC).
Sobre ese AGP, ha explicado que Enresa ya tiene identificados los lugares que pueden acogerlo -localizados en rocas graníticas o arcillosas- y ha diseñado sus proyectos, aunque no se los ha comunicado al Gobierno, "porque todavía no nos lo han pedido".
En el caso de que se opte por la construcción de un AGP, Gil Ortega ha calculado que harán falta en torno a 50 años para terminar el proyecto.
A su juicio, se trata de la solución más lógica, ya que el Almacén Temporal Centralizado funcionará como máximo 70 años, al cabo de los cuales hay que resolver el almacenamiento de los residuos procedentes del combustible gastado de los siete reactores nucleares españoles.