El cine iberoamericano intenta deslumbrar en la madre patria
- Argentina, Chile, México y Venezuela compiten por el Goya
- El médico alemán, Gloria, La jaula de oro y Azul y no tan rosa, los títulos
- El premio goza de gran prestigio al otro lado del Atlántico
De Argentina, Chile, México y Venezuela son las cintas que optan al Goya a la mejor película iberoamericana en esta edición de los premios, un galardón que goza de gran prestigio al otro lado del Atlántico y para el que los países escogen los títulos más destacados del año.
Es el caso de las cuatro cintas finalistas que llegan, cada una de ellas, arropadas por numerosos premios nacionales e internacionales en festivales tan prestigiosos como Berlín o Cannes.
El médico alemán: Wakolda (Argentina)
El médico alemán. Wakolda (Argentina) está basada en una novela de la propia directora, Lucía Puenzo (con un Goya ya en su haber por XXY) que trata sobre la impunidad de los nazis que vivieron ocultos en Latinoamérica. La cineasta sitúa a uno de ellos, el terrible médico de las SS Josef Mengele, huido a Sudamérica, en la Patagonia en los años 50 donde se topa casualmente con una familia en la que la madre está embarazada de gemelos y la hija de 12 años aparenta menos edad de la que tiene. Dos imanes para el llamado "ángel de la muerte" que no puede resistirse a experimentar con ellas.
Un thriller muy bien desarrollado que juega con el secretismo y el misterio de las aisladas colonias alemanas donde se ocultaron los nazis huidos de Europa y que nunca fueron juzgados. Alex Brendemühl, injustamente olvidado en las nominaciones, interpreta a este personaje en su primera colaboración con el cine argentino, donde le acompañan Natalia Oreiro, Florencia Bado y Diego Peretti.
Gloria (Chile)
Nada que ver con Gloria (Chile) una cinta intimista con toques de comedia, dirigida por Sebastián Lelio, que cuenta la historia de una mujer cercana a los 60 años, divorciada y con hijos ya crecidos, que busca la felicidad y se resiste a ver pasar la vida sin participar en ella.
Gloria debe mucho a la estupenda interpretación de Paulina García, Oso de Plata a la Mejor Actriz en Berlín, capaz de imprimir una mezcla de fuerza e inocencia a un personaje que choca con la dura realidad pero vuelve a levantarse, en un paralelismo de fondo con la sociedad chilena. Como dice Paulina García, “hay muchas Glorias en el mundo”, y es una suerte que una buena película se haya ocupado de ellas.
La jaula de oro (México)
La jaula de Oro (México), por su parte, se ocupa de una tragedia de nuestro tiempo, los miles de inmigrantes- hombres, mujeres y niños- que, partiendo de Centroamérica, atraviesan México montados en el tren apodado 'La bestia' para intentar llegar a Estados Unidos. Muchos de ellos se quedan en el camino, víctimas de narcotraficantes, bandas, policías corruptos o de quienes vigilan la frontera.
Premiada en la sección “Una cierta mirada” del Festival de Cannes, es la primera película de ficción del director español Diego Quemada-Díez, afincado ahora en México, que comenzó hace diez años a trabajar en ella cuando viajó a Sinaloa para hacer un documental y vio a cientos de personas que se bajaban de ese tren y pedían agua y comida. Allí comenzó a recoger los testimonios para esta película, intensa y que no da respiro, en la que, además de los tres jóvenes actores protagonistas, aparecen algunos de estos inmigrantes inspiradores de la historia.
Azul y no tan rosa (Venezuela)
Por último, Azul y no tan rosa es la primera película venezolana que logra una nominación a los Goya en los últimos 15 años, país que hasta ahora no ha conseguido nunca esta estatuilla. También es la ópera prima de su director, Miguel Ferrari, contento con la trayectoria de esta cinta, vista por más de 600.000 espectadores, que cuenta la historia de un solicitado fotógrafo homosexual al que le cambia la vida cuando viene a vivir con él el hijo que tuvo cuando era adolescente.
Los nuevos modelos familiares, la intolerancia, la violencia machista, la amistad y el amor se mezclan en esta tragicomedia ejemplo del nuevo cine venezolano que cerró 2013 con récord de producciones, 30 largometrajes, y espectadores.
Cuatro ejemplos del cine interesante y variado que desde hace unos años se está haciendo en Iberoamérica y las cuatro en coproducción con España.