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Premios Goya 2014: Nominados a mejor actor protagonista, de reparto y revelación

El turno de los actores veteranos

  • Eduard Fernández, Javier Cámara, Antonio de la Torre y Tito Valverde optan a mejor actor
  • De la Torre, Carlos Bardem, Roberto Álamo y Botto, candidatos a actor de reparto
  • Berto Romero, Javier Pereira, Patrick Criado y Hovick Keuchkerian optan a revelación

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El turno de los veteranos en el Goya al mejor actor

Este año es el turno de los actores veteranos en los Premios Goya, al menos en la categoría de los nominados a mejor interpretación masculina protagonista, con Eduard Fernández, Javier Cámara, Antonio de la Torre y Tito Valverde como candidatos. Los tres primeros rozan los 50 años y llevan más de veinte años dedicados al cine; mientras que el último, Valverde, es el veterano de los veteranos, con 61 años y más de 35 en el cine. Todos saben lo que es estar nominado al Goya y todos, menos Cámara, saben lo que es ganarlo.

Mejor actor protagonista

Hacía tiempo que no veíamos tan cómodo a Eduard Fernández como en Todas las mujeres. Borda al "metepatas" al que encarna en la película de Mariano Barroso. Con su conducta tan patética, le da el toque exacto a la comedia. Le estás viendo y piensas "no puede ser" y él sigue y sigue, y sigue yendo más allá. El amigo Eduard se fusiona totalmente con el tipo, que es lo que ha de hacer un actor, sin renunciar a su personalidad, desaparecer bajo el personaje. Nadie como él para "saber estar" en el cine.  Está inmenso, colosal, soberbio... faltan adjetivos. Es un actor fuera de catálogo y no es admiración, que también, pero es obvio que se merece el Goya de nuevo, y de largo. Si los académicos han visto cómo sostiene la película, lo tendrán difícil para dárselo a otro.

He dicho por antena y me ratifico que Tito Valverde es, a mi juicio, lo mejor de la película de Gracia Querejeta 15 años y un día. ¡Qué bien que lo hayan nominado! Es un actor como la copa de un pino, de largo recorrido,  con poderosa presencia que le da al personaje humanidad, voz y calado. Podríamos discutir sobre si el abuelo al que da vida es realmente protagonista o encajaría mejor en actor de reparto, justo al revés que Maribel Verdú, para mí toda la vida protagonista de la película junto al chico, pero en todo caso, tiene todas las simpatías para conseguir la estatuilla y, si no se la lleva, esperemos que la nominación le sirva para que le veamos más a menudo en el cine porque su aportación da un toque de estilo.

En cuanto a Javier Cámara no voy a esconder mi debilidad por él. Nadie como él se merece, creo, las más altas recompensas porque me parece que lo da todo, que se entrega al cien por cien. Es tanta su complicidad con el espectador que consigue hacer del maestro don Antonio de Vivir es fácil con los ojos cerrados, un personaje entrañable con el que nos iríamos de road movie al fin del mundo. Camina por la cuerda floja sin caerse, sin pasarse nunca, está medido, perfecto. Traspasa al personaje su simpatía personal. Su victoria sería el triunfo de la sencillez, de la humildad, de las cosas bien hechas, día a día y paso a paso. Como la película de David Trueba, su actuación es un soplo de aire fresco.

Como el siguiente candidato, Antonio de la Torre, que podría haberse llevado la Concha de Plata de mejor actor en San Sebastián por Caníbal, esa que el Jurado envió de viaje a Inglaterra. El pulso se renueva. El actor malagueño, siempre tan saleroso, se mete en la piel de ese sastre enamorado que es el diablo en persona, al filo de la navaja porque no podía pasarse ni un pelo. Está impecable como los trajes que viste. De la mano de Manuel Martín Cuenca, que lo ha atado corto, Antonio de la Torre deja su registro más cómico y divertido y arriesga en un otro más dramático. En su afán de ser camaleónico, es lo más cercano a De Niro que tenemos por aquí.  Su interpretación merece el bravo más encendido y, por qué no, un Goya, lo que pasa es que a veces lo de la doble nominación, y él lo sabe por experiencia, dispersa el voto y te deja a dos velas.

Mejor actor de reparto

Y es que Antonio de la Torre es el repetidor en el mejor sentido de la palabra porque también está en la categoría de reparto. Y es que él sirve para un roto y un descosido, en el mejor sentido de la expresión. En La gran familia española,  de Daniel Sánchez Arévalo, recupera la sonrisa y esa picardía que conecta con el público.

Con él, su hermano en la película, Roberto Álamo, está también nominado, un actorazo con muchas tablas teatrales dispuesto a dar juego en cine. El tigre con Almodóvar en La piel que habito o el sacrificado marido de Maribel Verdú en De tu ventana a la mía, se la juega una vez más con este chico lento con el que todos se encariñan,  un papel muy complicado porque no todo el mundo puede hacer de Gilbert Grape como Leonardo Di Caprio siendo lo que no eres. Puede que el rol sea de premio, pero, si ha de esperar, sabrá que el Goya tarde o temprano caerá en sus manos.

Hablando de hermanos, en este apartado de actor de reparto destaca Carlos Bardem, en una historia de perdedores que no lo son tanto, una historia de superación, Alacrán enamorado, de Santi Zannou, donde interpreta a un entrenador como el de Clint Eatswood de Milion Dolar Baby, con menos edad pero a lo mejor los mismos golpes acumulados en el transcurrir de la vida. Y lo resuelve con convicción y con el savoir faire de quien domina el material porque lo ha escrito. Punto a favor de este Bardem que no se ha conformado con estar a la sombra de su hermano, sino, al contrario, sigue su ruta seguro, sin tropezar. Le dije cuando vimos la película que las nominaciones de actores no fallarían y creo sinceramente que tiene muchas posibilidades de llevarse el Goya a casa.

Finalmente cierra el cuarteto de reparto alguien de quien sólo se pueden decir cosas buenas, Juan Diego Botto,  un actor serio y disciplinado que, a pesar de ser todavía un tío joven, ha desarrollado un carrera interesante con títulos inolvidables como Martín Hache. En Ismael es el único que encuentra el tono.  Vuelve a ser el chico bueno y paciente que tanto nos gusta. Como a su personaje, solo quieres que a Juan Diego Botto le vayan bien las cosas en una noche tan comprometida como la de los Goya. Juega con ventaja porque sabe que, si no lo gana, no pierde la admiración y el cariño de todos, el mismo que el deposita en los personajes que le tocan en suerte.

Mejor actor revelación

Si aceptamos que Javier Pereira es actor revelación, le podemos dar perfectamente el Goya por la cantidad de papeles que ha hecho este muchacho que es muy joven pero ha trabajado ya un montón. Los que seguimos el cine llevamos tiempo viéndole. Su papel en Stockholm, magistralmente guiado por Rodrigo Sorogoyen, no es tan vistoso como el de Aura Garrido, su compañera de reparto, pero es un trabajo eficaz con una gama de colores que demuestra cómo en una noche el chico más encantador puede pasar a ser el más odioso.

Patrick Criado tenía que estar, estaba cantado. Se lo dijimos igual que a Miquel Fernández -uno de los grandes olvidados al que desde aquí reivindicamos-, cuando vinieron a visitarnos formando parte de la delegación de La gran familia española. No tiene ni 20 años, el chico joven, el rubito, encantador, él sí que es un actor revelación porque efectivamente se revela a nuestros ojos. Es quizás la apuesta más clara y el que se ajusta más a la distinción, porque además de nuevo es bueno.

Hay que contar sin embargo con Hovick Keuchkerian, español de origen armenio, sin duda el más interesante. Actor de vocación tardía, este cuarentón curtido en las batallas de la vida, es el que hizo preguntarnos "¿y este quién es?" cuando le vimos en Alacrán enamorado, en esos rings que como exboxeador no le son ajenos. El duro tierno está de premio, creíble e increíble. Estaría bien darle un empujón de aquellos que animan a ir hacia adelante porque el chico demuestra que lo vale.

Para acabar, recordando que, en una vida anterior, pasó por R4, habrá que esperar para ver si el humorista Berto Romero, con Tres bodas de más, se incorpora a lo grande a la familia del cine o todo queda en una anécdota. No sé si con los consejos que le habrá dado Buenafuente, le ha pillado nominación al mismísimo Paco León, que ha quedado fuera de foto, con ese ex marido de Imma Cuesta, despistado a más no poder. Igual con esa cara de "yo pasaba por ahí" se lleva el Goya. Gane o no gane, su candidatura es aire fresco y un plus de comicidad que nunca viene mal.