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'Atomic robo', un cómic que mezcla la ciencia con la diversión

  • El universo creado por Brian Clevinger se expande con trece historias
  • Es un recopilatorio de historietas cortas realizadas por otros autores

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Fragmento de una portada de 'Atomic robo'
Fragmento de una portada de 'Atomic robo'

Atomic Robo (Norma) nos gusta mucho. Es una serie luminosa, positiva, original y muy divertida. Y está repleta de referencias científicas reales y falsas… Reales porque hace que por sus páginas se paseen personas como Nikola Tesla, Carl Sagan, Stephen Hawkins y otras grandes figuras de la ciencia y la cultura de los últimos ciento y pico años; y falsas, porque pone a esos grandes nombres en situaciones asombrosas e increíbles que, definitivamente, nunca han ocurrido.

Es una de las grandes cualidades de este título de aventuras y ciencia ficción que recupera el encanto de las historietas de toda la vida, con un tono desenfadado, opuesto a la solemne intensidad de ciertos héroes y supertipos de las viñetas actuales.

Se acaba de publicar el séptimo volumen, que en realidad no se corresponde con la séptima miniserie del cibernético protagonista, sino que se trata del primer recopilatorio del “spin off” Aventuras científicas reales (Atomic Robo presents “Real science adventures”).

El universo creado por el guionista norteamericano Brian Clevinger hace seis años se expande en trece historias cortas con las viñetas a cargo de artistas diversos, incluido el dibujante habitual de la serie, Scott Wegener,  que firma las portadas y la última de las historias, en la que nos encontramos con un viejo conocido, el pintoresco villano “Dr. Dinosaur”, una especie de velocirraptor respondón y malhumorado que se las da de genio científico y viajero temporal, provocando un disparatado incidente en el acelerador de partículas del CERN.

Nuevos personajes

En este volumen no solo encontramos historietas protagonizadas por el androide que da título a la colección, sino también por secundarios y enemigos, ayudando a completar todo el contexto en que tienen lugar sus aventuras situadas en distintas épocas. Operaciones encubiertas en la Segunda Guerra Mundial, los entrenamientos del Robot Atómico con Bruce Lee en el Hong Kong de 1970, conspiraciones gubernamentales, experimentos secretos… Incluso conoceremos a “Los Centuriones de la Ciencia de Tesla” en una emocionante historia decimonónica con cierto regusto “steampunk”.

En EE.UU. está recién concluida la octava serie del robot humanoide con inteligencia automática, y ya hay está previsto el segundo volumen de “Aventuras científicas reales”.

Suponemos que Norma Editorial alternará los lanzamientos de la cabecera principal con este “spin-off” paralelo, y para el siguiente volumen de Atomic Robo publicará el séptimo arco argumental, The flying she-devils of the Pacific (Las diablesas voladoras del Pacífico), realizada por el equipo creativo habitual. De momento, las historias que se publican ahora son el complemento ideal para ir enriqueciendo el particular mundo científico y aventurero de Brian Clevinger y Scott Wegener.