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Larbi Ben Sellam, condenado a 9 años por el 11-M, sale este sábado de la cárcel al cumplir su pena

  • No quedará libre al tener pendiente una petición de extradición por Marruecos
  • Fue encarcelado tras su detención en una operación en Barcelona en 2005
  • Integraba la célula que perpetró los atentados, pero no fue autor material

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El marroquí Mohamed Larbi Ben Sellam, condenado a nueve años de cárcel por integrar una célula yihadista que cooperó con los autores de los atentados del 11-M, saldrá este sábado 8 de febrero de prisión al haber cumplido íntegramente la pena que le fue impuesta. Sin embargo, no quedará en libertad ya que tiene pendiente una petición de extradición por Marruecos, según han informado fuentes jurídicas. 

La sección segunda de la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional ha dictado el licenciamiento definitivo de Larbi Ben Sellam para que pueda abandonar este sábado la prisión de Valdemoro (Madrid) en la que ha estado encarcelado tras su detención el 15 de junio de 2005 en la llamada Operación Sello contra el terrorismo islamista, en Santa Coloma de Gramanet, en Barcelona.

Para el 16 de marzo está también prevista la puesta en libertad del marroquí Rafá Zouhier, exconfidente de la Guardia Civil condenado a diez años de cárcel por suministrar los explosivos de los atentados del 11-M, aunque podría ser expulsado a su país una vez excarcelado, tal y como propuso el tribunal en el auto en el que acordó su licenciamiento definitivo.

Presumiblemente, Ben Sellam correrá la misma suerte, ya que conforme al artículo 57 de la Ley de Extranjería, "constituirá causa de expulsión, previa tramitación del correspondiente expediente, que el extranjero haya sido condenado, dentro o fuera de España, por una conducta dolosa que constituya en nuestro país delito sancionado con pena privativa de libertad superior a un año, salvo que los antecedentes penales hubieran sido cancelados".

Por eso, seguirá en la cárcel de Valdemoro mientras se tramita la petición de entrega cursada por Marruecos.

Ben Sellam fue condenado por integrar la célula que perpetró los atentados del 11 de marzo de 2004 en Madrid, pero no como autor material, ya que su labor consistía fundamentalmente, según la sentencia, en "adoctrinar, reclutar y auxiliar a yihadistas".

Pena original de 12 años rebajada a nueve

La Audiencia Nacional le condenó en octubre de 2007 a 12 años de cárcel por estos hechos, pero meses después el Supremo, en julio de 2008, le rebajó a nueve años la pena, al considerar que la que le había sido impuesta por la Audiencia era para un grado más elevado de pertenencia a organización terrorista.

El juez instructor del sumario de los atentados, Juan del Olmo, ordenó su detención por el 11-M "no sólo por sus relaciones y contactos previos con presuntos implicados, sino por su comportamiento de huida de Madrid en el mes de marzo de 2004" y por la localización de una de sus huellas en un libro encontrado en el desescombro del piso de Leganés (Madrid) donde se suicidaron siete terroristas.

De hecho, estaba considerado el encargado de organizar el grupo de Mustapha El Maimouni, cuñado de Sarhane Ben Abdelmajid, 'El Tunecino', uno de los suicidas de Leganés. El grupo se creó entre finales de 2002 y febrero de 2003 en Madrid.

Ben Sellam tenía también relación con Rabei Osman El Sayed, 'Mohamed El Egipcio', quien resultó absuelto de la autoría de la masacre tras ser considerado el instigador de los atentados, y con Mohamed Alfalah, quien presuntamente consiguió huir de la casa de Leganés y supuestamente acabó muerto en un atentado suicida en Irak.

La Audiencia Nacional condenó por el 11-M a 21 de los 29 acusados y después el Supremo ratificó sin grandes modificaciones las penas para 17 de ellos, absolvió a cuatro, y condenó a uno que había quedado sin cargos, el asturiano Antonio Toro, al que el alto tribunal le impuso cuatro años de prisión por tráfico de explosivos.

Las condenas más abultadas fueron para los marroquíes Jamal Zougam y a Otman El Gnaoui como autores de 191 asesinatos consumados, 1.856 asesinatos en grado de tentativa y cuatro delitos de estragos terroristas, lo que representa un pena superior a los 42.000 años de cárcel.

También el exminero José Emilio Suárez Trashorras, que facilitó los explosivos con los que se perpetró la masacre, fue condenado a 34.715 años.