'The Monuments Men', el pelotón al rescate del arte en la II Guerra Mundial
- Una exposición en EE.UU. recuerda a la unidad que recuperó el arte europeo
- La inauguración coincide con el estreno de la película de George Clooney
Si la escultura de Miguel Ángel 'La Madonna de Brujas' o el Altar de Gante', de los hermanos van Eyck, sobrevivieron a la Segunda Guerra Mundial fue gracias a un peculiar grupo de soldados, un pelotón al rescate del arte conocido como 'The Monuments men' (Los hombres de los monumentos).
Una exposición de los Archivos de Arte Americano de la Institución Smithsonian de Washington, que se inaugura este viernes, recuerda las aventuras de esta unidad dedicada a proteger y recuperar los monumentos europeos durante la Segunda Guerra Mundial.
La apertura de la muestra coincide con el estreno en los cines de Estados Unidos de Monuments Men, la última película dirigida y protagonizada por George Clooney, en la que Matt Damon, Bill Murray, John Goodman, Jean Dujardin y Cate Blanchett le acompañan para dar vida en la gran pantalla a las peripecias de la brigada.
Recuperar el arte saqueado por los nazis
Bibliotecarios, conservadores de museo, historiadores, arquitectos y archiveros formaron esta pintoresca patrulla, con más bagaje cultural que bélico, que formó parte del ejército que los aliados desplegaron en la Segunda Guerra Mundial.
En un principio, su misión era identificar y proteger monumentos y edificios históricos europeos del bombardeo de los propios aliados, aunque posteriormente se les encomendó que recuperaran las obras de arte saqueadas por los nazis.
"Eran expertos en saber qué buscar y en cómo manejarlo una vez que lo encontraran", ha asegurado a Efe la directora de los Archivos de Arte Americano, Kate Haw, comisaria de la muestra "Los hombres de los monumentos: en la línea de fuego para salvar el arte de Europa, 1942-1946".
"No fueron entrenados para estar en la primera línea de fuego, pese a que algunos acabaron allí y, en realidad, dos de ellos murieron en el curso de la guerra", añade Haw.
Más de 60 fotos, escritos, audios y mapas
La exposición repasa la trayectoria de este pelotón a través de más de 60 fotografías y cartas, escritos personales, inventarios, boletines para el gobierno, listas donde identifican los monumentos que no se debían bombardear o mapas con los escondites de los nazis.
Además, pueden escucharse grabaciones con entrevistas a algunos "hombres de los monumentos", como George Leslie Stout, James J. Rorimer, Walker Hancock y Thomas Carr Howe, que reposan en los archivos del Smithsonian.
Ante el riesgo de que monumentos, edificios singulares, obras de arte o bibliotecas fueran dañados por los bombardeos de la guerra en Europa, Stout, un conservador de arte estadounidense que dirigía un museo en Massachusetts, inició en 1941 una campaña para que fueran protegidos.
A lo largo de los dos años siguientes se reclutó un grupo de investigadores y eruditos que acompañaba a las tropas sobre el terreno, nombrado oficialmente Sección de Monumentos, Bellas Artes y Archivos, y cuyos miembros pasaron rápidamente a ser conocidos como 'Los hombres de los monumentos'.
El general Dwight Eisenhower llegó a ordenar a sus subordinados que debían respetar los monumentos históricos y los centros culturales identificados previamente por esta brigada.
Objetivo: recuperar y devolver las obras
Sin embargo, a medida que avanzaba en su misión, la unidad halló multitud de obras de arte robadas por los nazis y almacenadas en castillos y minas de Alemania y Austria, por lo que optaron por centrarse en recuperar y devolver estas piezas.
Los nazis, explicó Haw, robaron obras desde arte antiguo y clásico a lo que entonces era arte contemporáneo, en su mayoría procedentes de colecciones privadas, pero también de iglesias y museos.
Una de las mayores colecciones de arte procedente del saqueo, agregó, fue la que perteneció al lugarteniente de Hitler Hermann Göring, fundador de la temida Gestapo y posteriormente jefe de la aviación nazi, la Luftwaffe.
El pelotón se estableció después en Múnich y Wiesbaden (Alemania) dos centros donde recibían, inventariaban y clasificaban obras de arte, así como libros o manuscritos, para que sus legítimos dueños pudieran reclamarlos.
Y de este modo es cómo el retablo pintado por los hermanos Hubert y Jan van Eyck en una iglesia de Gante o las figuras de la Virgen y el Niño que Miguel Ángel esculpió en mármol se salvaron de la destrucción y se exhiben hoy en los lugares a los que pertenecían.