Enlaces accesibilidad

¿Necesitan abrigo los perros en invierno?

  • Los perros ancianos y los de pelo muy corto pueden necesitarlo
  • El perro tiene una excelente capa de pelo aislante

Por
Un chihuahua con un abrigo rojo.
Un chihuahua con un abrigo rojo.

Desde hace unos años, cuando el frío aprieta, los dueños enfundan a sus perros en abrigos de los más variados por las calles de la ciudad. Los perros tienen pelo que los protege; los abrigos, ¿son una moda o una necesidad?

“No todos los perros necesitan abrigo”, apunta a RTVE.es el veterinario Javier Gómez de la Clínica Ginzo de Limia en Madrid. “Si son jóvenes no lo necesitan porque cuando salen a la calle corren y saltan tanto que generan suficiente calor. Sin embargo, cuando son viejitos se sientan o caminan muy despacio. En ese caso es conveniente ponerles un abrigo para que no cojan frío”, explica.

Hay razas diseñadas para combatir el frío con eficacia que tienen un pelo especialmente denso, como el san bernardo, el pastor de los pirineos o el husky. “Hay otras razas como el bóxer o el dálmata que tienen el pelo muy cortito y si la temperatura exterior es baja en contraste con la del hogar no está de más ponerle un abrigo de refuerzo. Es como si un chaval sale con camisa a la calle en pleno invierno”, ilustra el experto en animales de compañía.

Más común aún es ver a perros con impermeables. "En este caso los dueños se los ponen para su propia comodidad. Si tienes un perro de pelo largo y frondoso como un bobtail y se moja, tardas mucho en secarlo al volver a casa y es un engorro", comenta el veterinario con buen humor.

Pelo fino y algodonoso que aísla del exterior

El perro tiene una temperatura media de 38,5 ºC. Para luchar contra el frío dispone de pelaje protector que retiene una capa de aire sobre la piel, que la aísla del exterior. “Consiste en una capa de pelo corto, fino y algodonoso (borla) que es la que protege del frío y un manto más largo encima que evita que entre la lluvia o la nieve”, puntualiza el veterinario.

La eficacia del pelaje se intensifica con la contracción de los músculos horripilantes que se encuentran en la base de los pelos y los enderezan. De esta manera la capa de aire retenida en el pelo es más gruesa y aísla más. Son los mismos músculos que a nosotros los humanos, que perdimos el pelo hace un par de millones de años, nos ponen la piel de gallina.

Otro mecanismo que utilizan los perros para evitar perder calor es el mismo que usamos los humanos: la constricción de los vasos sanguíneos de las regiones periféricas del cuerpo, como las patas, las orejas y la piel. Así, la sangre no pierde calor al pasar por zonas muy cercanas a la superficie.

El comportamiento del animal también ayuda a minimizar la pérdida de calor. El perro reduce la superficie del cuerpo expuesta al frío adoptando posición de bola o arrimándose a sus congéneres.

Si con esto no es suficiente el perro recurre a un mecanismo de emergencia, tiritar, es decir, sufre temblores, que son movimientos rápidos de los músculos que generan calor. Es poco común, pero sucede en los perros que no están habituados a las bajas temperaturas.