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A un año de su histórica renuncia, Benedicto XVI no se arrepiente de su decisión

  • Su secretario personal concede una entrevista a la agencia Reuters
  • "Benedicto "no tiene resentimiento" con sus detractores, afirma Ganswein
  • Pasa los días estudiando, respondiendo cartas, orando y tocando el piano

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Desde su renunica el papa emérito pasa los días leyendo y orando en un monasterio del Vaticano.
Desde su renunica el papa emérito pasa los días leyendo y orando en un monasterio del Vaticano.

A un año de su sorpresiva renunciaBenedicto XVI no se arrepiente de su decisión y cree que la historia reinvindicará su turbulento y muchas veces criticado papado, según ha revelado en una entrevista exclusiva con la agencia Reuters el hombre más cercano al papa emérito.

El arzobispo Georg Ganswein, secretario del papa Benedicto y al mismo tiempo prefecto de la Casa Pontificia del papa Francisco, arroja nueva luz sobre cómo pasa sus días Benedicto, sobre su salud, sus sentimientos sobre su decisión de dejar el Pontificado y la relación entre ambos pontífices.

"El papa Benedicto está en paz consigo mismo y creo que está incluso en paz con el Señor", ha afirmado Ganswein, que está en contacto a diario con ambos papas.

El 11 de febrero de 2013, Benedicto XVI sorprendió al mundo cuando anunció su decisión de renunciar provocando una situación excepcional en el Vaticano que no se había producido en los últimos 600 años. El ahora papa emérito renunció el 28 de febrero y Francisco fue elegido el 13 de marzo, como el primer papa no europeo en 1.300 años.

Sin resentimiento a sus detractores

Benedicto XVI justificó su abandono del papado por "falta de fuerzas", lo que muchos tradujeron como cansancio ante las presiones físicas y psicológicas a las que había estado sometido. 

Los ocho años de papado de Benedicto XVI estuvieron marcados por los  contratiempos y los pasos en falso, a menudo atribuidos a una burocracia  disfuncional en el Vaticano, y a las intrigas como las de una corte de  los tiempos del Renacimiento.

El escándalo del Vatileaks, en que el mayordomo de Benedicto XVI fue  detenido por filtrar documentos privados del papa a los medios, desveló  una supuesta corrupción dentro de la Santa Sede, algo que el Vaticano  niega. Este caso y el supuesto blanqueo de dinero del Banco Vaticano fueron las principales sombras de un pontificado, en el que también se atrevió a reconocer los “pecados” de la Iglesia por los casos de pederastia y puso en marcha una operación de “limpieza” que condujo a la dimisión de decenas de obispos.

Ganswein, que ha trabajo con Joseph Ratzinger desde antes de su llegada al  papado, en 2005, ha dicho que el papa emérito no tenía motivos para  arrepentirse por haber dejado el cargo y que no tenía resentimiento  contra sus detractores, que no lo entendieron, según el Vaticano.

Benedicto, un teólogo riguroso que llegó de forma renuente a ser el Sumo Pontífice, a menudo fue criticado en los medios por tener un estilo considerado distante.

"Está claro que humanamente hablando, muchas veces, es doloroso ver que lo que se escribe acerca de alguien no corresponde concretamente a lo que se ha hecho. Pero la evaluación del trabajo de alguien, de su forma de hacer las cosas, no es lo que la prensa escribe, sino lo que está ante Dios y ante su conciencia", ha afirmado Ganswein.

"Estoy seguro, de hecho convencido, de que la historia le ofrecerá un juicio que será diferente de lo que a menudo se leyó en los últimos años de su pontificado", ha añadido el hombre de confianza de Benedicto XVI en una entrevista telefónica.

Una relación cordial con el papa Francisco

Antes de dejar el cargo, Benedicto XVI, que ahora reside en un exmonasterio en los jardines del Vaticano, dijo que viviría el resto de sus días "oculto del mundo", en oración y aislamiento. Desde entonces, se le ha fotografiado apenas cuatro veces.

"De hecho, está alejado del mundo, pero está presente en la Iglesia. Ahora su misión es, tal como dijo una vez, ayudar a la Iglesia y a su sucesor, el papa Francisco, mediante la oración. Es su primera y más importante tarea", ha señalado Ganswein.

El nombramiento de Benedicto XVI y sus intentos por reafirmar la identidad tradicional católica fue visto con buenos ojos por los grupos más conservadores, a los que no les convence el estilo más abierto e informal de Francisco.

Benedicto y Franciso se escriben, se llamlan por teléfono, conversan

Los liberales, por su parte, acusaron a Benedicto de retroceder en el tiempo con sus reformas y de dañar el diálogo con los musulmanes, con los judíos y con otros grupos cristianos.

Cuando Benedicto XVI decidió permanecer en el Vaticano, se especuló que la decisión podría tener un efecto desestabilizador en la Iglesia, pero esos temores no se han concretado.

"Desde el inicio hubo un buen contacto entre ellos y ese buen comienzo se ha desarrollado y madurado. Se escriben, se llaman por teléfono, conversan, y se invitan mutuamente", ha indicado Ganswein.

El arzobispo ha afirmado que Benedicto XVI pasa sus días estudiando, leyendo, respondiendo cartas, recibiendo a visitantes, tocando el piano y orando mientras pasea por los jardines del Vaticano.

"El está bien, pero ciertamente carga el peso de sus años. Así que, es un hombre físicamente viejo pero su espíritu es muy vivaz y muy claro", ha subrayado Ganswein.