'Staffeta' 'sorpasso' y 'tradimento', las tres palabras mágicas de la política italiana
- Relevo, adelantamiento y traición: cómo llegar a ser primer ministro
- Tras Monti y Letta los italianos tendrán el tercer primer ministro en un año
- La economía, la reforma del Senado y la ley electoral, entre los principales retos
Matteo Renzi dijo este jueves que el asesinato político del primer ministro y su colega de partido Enrico Letta no era nada personal ni un proceso contra el Gobierno, sino que se trataba de escribir una nueva página en la historia de Italia. Pero esa nueva página que, casi todos dan por hecho, llevará el nombre del alcalde de Florencia recuerda demasiado a otros capítulos de la comedia en la que la vieja casta ha convertido la política italiana.
Staffeta (relevo), sorpasso (adelantamiento) y tradimento (traición) son tres palabras clave para entender la política de un país que ha tenido más de 50 gobiernos desde la Segunda Guerra Mundial. Solo un primer ministro ha conseguido agotar la legislatura, Silvio Berlusconi entre 2001 y 2006. Il Cavaliere como ejemplo de estabilidad. Sí, una broma macabra.
De Renzi es una frase digna de El Padrino y que los italianos recuerdan estos días en las redes sociales: "Estate sereno, Enrico, que no quiero quitarte el puesto".
Tercer primer ministro no elegido por las urnas
Apenas han pasado dos meses de esta declaración, los que han bastado a Renzi para forzar la dimisión del primer ministro y asaltar el poder. "Hábil, listo y ambicioso, su biografía demuestra que ha ganado casi siempre y que cuando pierde sabe sacar provecho", informa desde Roma la corresponsal de TVE, Marisa Rodríguez Palop, que cuenta la anécdota de que Renzi, a quien no se le daba bien el fútbol de pequeño, decidió hacerse árbitro.
Desde que fue elegido secretario general del Partido Demócrata no dio tregua a Letta, quien más ocupado en coser una y otra vez los jirones del Gobierno de coalición no ha podido hacerse con las riendas del país.
Diez meses ha durado la apuesta de Giorgio Napolitano para superar el bloqueo institucional ocasionado por la frágil victoria del PD en las pasadas elecciones. Si se cumple el guion escrito por Renzi, que no es diputado ni senador, los italianos podrían tener, de nuevo en apenas un año, a un tercer primer ministro no elegido en las urnas. Primero Mario Monti, un tecnócrata para recuperar el descrédito de la economía italiana tras los desmanes de Berlusconi. Y luego Letta por el fragmentado resultado electoral que no permitió a Pier Luigi Bersani formar gobierno.
Malabares en el Parlamento
Ahora, Renzi, el mismo que dice querer desterrar las viejas costumbres de la clase política italiana -traiciones, intrigas y pactos de conveniencia- defiende que las elecciones tienen “encanto y atractivo”, pero tendrán que esperar, incumpliendo así su promesa de que solo sería elegido primer ministro en las urnas. Pero el escenario de elecciones anticipadas no gusta ni al centroizquierda, ni al centroderecha, recomponiéndose aún tras la inhabilitación de Berlusconi. Ni a Napolitano, que con 88 años, tiene que resolver una enésima crisis de gobierno.
Tras recibir a Letta y aceptar la que será una dimisión irrevocable, el presidente de la República ha optado por la una salida rápida a la crisis. Horas después de la dimisión, ha convocado una breve ronda de consultas con las formaciones parlamentarias para buscar una solución y podría encargar formar gobierno este mismo sábado a Renzi.
Para que el alcalde de Florencia, que apenas tiene experiencia de gobierno, jure como nuevo primer ministro en el Parlamento, tendrá que contar con el apoyo de todo su partido -y ya hay rumores de que un grupo de 12 diputados del PD podrían pasarse al Movimiento Cinco Estrellas, disconformes con su estilo de hacer política- y además con el visto bueno de Angelino Alfano.
Los retos de una Italia ingobernable
El líder del centroderecha ha sido un aliado fiel a Letta y no ha llevado bien que Renzi resucitara a Berlusconi pactando con él la reforma del sistema electoral. Sin embargo, también ha demostrado cierta estatura política y no tener reparos para mantenerse en el poder. Dejó en la cuneta a su amo cuando Il Cavaliere quiso dinamitar el Gobierno a finales del año pasado, y es probable que la lealtad a Letta se traslade ahora a Renzi. Aún así es un extraño y peligroso compañero de viaje.
Los medios italianos aseguran que Renzi prepara ya su lista de ministros con el objetivo, dice, de que el nuevo Gobierno dure hasta el año 2018 y sea capaz de llevar a cabo las "reformas" necesarias para el país y sacarlo del pozo en el que se encuentra.
No lo tendrá fácil. Renzi, que no tiene experiencia política, tendrá que demostrar para su habilidad para hacerse con una cámara difícil de gobernar, la misma que tenía Letta.
Y no son pocos los retos: consolidar la salida de la crisis (hasta ahora la Bolsa no ha castigado la dimisión de Letta) de la tercera economía de la eurozona, frenar el paro juvenil (41%), aliviar el malestar social provocado por la dura política de recortes de Monti, reformar el Senado y garantizar la gobernabilidad del país con una nueva ley electoral. Y, con la responsabilidad, a partir de julio, de asumir la presidencia rotatoria de la Unión Europea.