El Gobierno estudia una reforma legal que ampare las devoluciones sobre la marcha de inmigrantes
- El Gobierno ha creado un grupo de trabajo con este objetivo
- No se descarta un protocolo de actuación para los agentes en frontera
- Pretende hacer el marco jurídico compatible con la normativa comunitaria
El Gobierno estudia una reforma legal que garantice la legalidad de las devoluciones sobre la marcha de los inmigrantes que intentan introducirse de forma irregular en España, como es el caso de aquellos que llegan desde sus países de origen intentan entrar en Ceuta y Melilla a través de Marruecos, según fuentes oficiales recogidas por Efe y Europa Press.
Las devoluciones son ya práctica habitual en Ceuta y Melilla por medio de un convenio de readmisión suscrito con el reino alauí que no está recogido en la normativa actual. De hecho, se puso en práctica en el asalto frustrado del pasado 6 de febrero en Ceuta, en el que 15 inmigrantes murieron, cuando un grupo de ellos fue devuelto a las autoridades marroquíes después de alcanzar la playa de Tarajal.
Precisamente el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, se ha referido por primera vez a este asunto para asegurar que "determinados sectores" quieren hacer "sospechosos" a los guardias civiles sobre "no sé qué comportamientos" y "yo me niego a eso".
Según han explicado las fuentes oficiales "se ha creado un grupo de trabajo embrionario que está en fase muy incipiente" con objetivo de encontrar "la fórmula para modificar el marco jurídico haciéndolo compatible con el derecho comunitario para que estén contemplados los rechazos en frontera".
Un protocolo de actuación
La reforma en estudio, según las mismas fuentes, "no significa necesariamente" modificar la Ley de Extranjería, sino que puede implicar "alguna pequeña modificación" en la Ley de Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. En este sentido, no se descarta la redacción de un protocolo específico que defina la forma de actuar en estos casos, tal y como venían demandando las asociaciones de guardias civiles.
No obstante, una de las posibilidades objeto de estudio es extender la figura del "rechazo en frontera", que se utiliza en puertos y aeropuertos, a zonas como el litoral de Ceuta y Melilla.
Esta fórmula permite a los agentes de puestos fronterizos como Barajas embarcar de vuelta al país de origen a los extranjeros que no tengan autorización, pues se entiende que no han entrado en el país al no haber superado el control de pasaportes. Aplicarlo en la costa permitiría devolver 'en caliente' a Marruecos a los recién llegados.
Normativa sobre devoluciones
El portavoz del PP en el Congreso, Alfonso Alonso, ha afirmado que la intención va más en sentido de tocar la Ley de Extranjería, pues, según ha dicho en rueda de prensa en la Cámara Baja, le "consta que se está estudiando" modificar la normativa en relación a dichas devoluciones en caliente, dado que la aplicación del convenio con Marruecos puede llevar a "puntos no resueltos" en la normativa actual. Su grupo parlamentario también está analizando esta cuestión.
"Cómo se lleva a cabo y qué requisitos tiene está regulado en el reglamento y parece que da lugar a problemas y eso sí se quiere revisar para tener una garantía de que en cualquier caso pueda funcionar bien. El tratado se firmó hace años para hacer inútil el esfuerzo de las mafias. Está bien que se estudie para que haya más seguridad", ha dicho el portavoz 'popular'.
En este punto, ha insistido en que es necesaria la colaboración tanto de la UE como de otros partidos políticos para proteger la frontera. La vicepresidenta del Gobierno señaló el pasado viernes la existencia de "deficiencias" en la aplicación de la legislación en las ciudades autónomas.
Acuerdo de readmisión con Marruecos
En la actualidad, no hay un protocolo que establezca oficialmente si debe aplicarse el acuerdo de readmisión con Marruecos o la Ley de Extranjería y en la práctica, muchos inmigrantes acaban siendo entregados a las fuerzas marroquíes sin que haya mediado ninguna de estas herramientas.
La Ley de Extranjería, reformada cuatro veces desde el año 2000, establece que ante la entrada de un inmigrante sin autorización en territorio nacional por un puesto no habilitado, debe ser trasladado a dependencias policiales, donde contará con un intérprete y asistencia letrada. Después será identificado, se le ofrecerá la posibilidad de pedir asilo y se tramitará si es el caso, el correspondiente expediente para proceder a su devolución al país del que salió.
Mientras, el acuerdo de readmisión con Marruecos, que data de 1992 pero no ha entrado en vigor hasta octubre de 2012, permite que los recién llegados desde su territorio sean directamente entregados a las fuerzas marroquíes de las que se zafaron, eso sí, previo paso por dependencias policiales donde, de nuevo, se les tratará de identificar para entregar cuanta información sobre ellos sea posible al reino alauí.
De hecho, el tratado da diez días de margen a las autoridades españolas desde que se produce la entrada ilegal para poder recabar todos estos datos. Marruecos, además, debe certificar que ha recibido a cada una de las personas que España entregue y será responsable de su deportación, asegurándose que "son enviados lo antes posible a su Estado de origen o al Estado donde comenzaran su viaje, en la medida en que no tengan derecho a permanecer" en su territorio.
No fueron identificados ni llevados a comisaría
Las ONG, como Prodein, vienen documentando en vídeo que ninguna de estas previsiones se cumple en la frontera de Melilla.
El propio ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, tras admitir que podría incumplirse la legislación "en casos puntuales", dijo en sede parlamentaria que en la tragedia de Ceuta, donde 23 inmigrantes consiguieron alcanzar la playa en un intento que se cobró la vida de al menos 15 personas, tampoco se acató: los extranjeros no fueron identificados ni trasladados a comisaría.
El ministro argumentó que esta práctica era "política de Estado" desde el año 2005, que se trata de un "concepto operativo" por el que se "retrotrae" a la orilla del mar la línea imaginaria que separa las aguas marroquíes de las españolas para no tener que rechazar a los inmigrantes dentro del mar.
Así, cuando llegan a la playa y mientras no superen el cordón policial desplegado sobre la arena, no se considera que han entrado en España, como se hace en los aeropuertos antes del control de pasaportes, y son devueltos sobre la marcha sin aplicarles la legislación. Para la Abogacía española esto es "una barbaridad" desde el punto de vista jurídico que no tiene ningún amparo legal en España.