Maidán: entre el duelo, la euforia y la resistencia en Ucrania
- Las decisiones del Parlamento han generado alegría y aplausos
- Muchos aprovechan la calma para llorar y enterrar a los muertos
El sol cae en la plaza de la Independencia donde miles de manifestantes se congregan tras una jornada que algunos consideran histórica. Allí, las noticias del acuerdo alcanzado con el presidente Yanukóvich han sido encajadas entre la alegría y el escepticismo. Sin embargo, los últimos movimientos en la Rada, entre ellos, la reforma que puede permitir la liberación de Timoshenko, sí han despertado aplausos y gritos de euforia. Una jornada de calma ha permitido a muchos manifestantes llorar a los muertos de la batalla urbana de este jueves.
Es el día 92 de la acampada del movimiento Euromaidán, o así los recuerda la activista Kateryna Kruk en su cuenta de Twitter. Para ella, estos tres meses le han parecido años. Este viernes, la noticia del acuerdo político firmado por el presidente Yanukóvich y los líderes opositores ha generado cautela y reacciones encontradas.
Los miles de manifestantes concentrados en el corazón de la capital ucraniana no olvidan a los fallecidos en la batalla que libraron esta semana con las fuerzas antidisturbios de la Policía y las tropas del ministerio del Interior y en la que perdieron la vida 80 personas, según cifras oficiales y más de un centenar, de acuerdo con la oposición.
El Maidán, que siguió en directo la retransmisión de la sesión urgente del Parlamento, ha recibido dividida las noticias: vítores y aplausos han respaldado la decisión de los diputados. Las bocinas de coches sonando y fuegos artificiales han celebrado el acuerdo. Hombres rudos y luchadores, la mayoría aún con cascos y armados con bates de béisbol y barras de hiero, lloraron con pena por las víctimas y con alivio porque pronto podrán volver con sus familias.
Cautela y escepticismo
Sin embargo, muchos activistas también ha reaccionado con cautela. Yanukovich, aseguran, ya ha hecho tratos antes y aún sigue en el poder. "Él se tiene que ir hoy. No vamos a aceptar las elecciones. Él dio la orden de matar, así que ¿cómo podemos vivir con él ahora hasta diciembre?" comentaba Vasily Zakharo, originario de la región occidental de Lviv, a la agencia Reuters.
“Los políticos llevan semanas hablando de negociaciones y de acuerdos, "pero Yanukóvich sigue donde está", se quejan al unísono unos manifestantes, a la agencia Efe. "Ya es hora de volver a casa, pero parece que Yanukóvich tiene miedo de irse. Aquí la gente cree que alguien le da órdenes", afirma otro, insinuando que la mano negra de Moscú está detrás de las acciones del presidente.
Pero en Maidán, la amenaza del resurgimiento de la violencia sigue latente. Los radicales opositores de la ultraderecha nacionalista, aglutinados en torno a la formación Sector de Derechas y hasta ahora núcleo duro de los combatientes del Maidán, rechazan los acuerdos y las elecciones. "La revolución nacional continúa", ha afirmado Dmitri Yarosh, líder de esa organización, quien ha subrayado que las protestas terminarán cuando el actual régimen sea apartado definitivamente del poder.
“Los héroes no mueren”
Una jornada de calma en el centro de Kiev ha permitido aprovechar el día para llorar a los muertos. A primera hora de la mañana y aún con el húmedo frío matutino del invierno kievano calando hasta los huesos, miles de personas asistían a una misa por las decenas de personas -al menos 80 según datos oficiales- fallecidas en los violentos disturbios.
Horas después, tras la ceremonia de la firma del acuerdo, un ataúd abierto de uno de los muertos del jueves todavía marchaba por la plaza mientras la gente cantaba. "¡Los héroes no mueren!. Fuera los bandidos!".
En Maidán, de momento, se conforman con la retirada de los antidisturbios y de los "titushki", como se conoce a los provocadores profesionales supuestamente a sueldo de los oficialistas para organizar desórdenes e intimidar a los opositores.
"Los 'titushki' se han ido y la policía ha desbloqueado los accesos a Kiev. La ciudad ha sido liberada", apunta a Efe Vasili, que, sin embargo, no cree que el conflicto esté a punto de terminar. En las barricadas de la calle Grushevski, otro de los accesos a la zona ocupada por los manifestantes, mucho más amplia que la propia plaza de la Independencia, los autodefensas impiden el paso a la ultima barricada a la gente que va sin casco.
"Todavía es peligroso. Tememos nuevas provocaciones", comenta Ígor, mientras a sus espaldas se puede ver una desierta cuesta que sube hacia el edificio del Parlamento. Precisamente este viernes se cumplen tres meses de protestas antigubernamentales, que estallaron el pasado 21 de noviembre tras la decisión del Gobierno ucraniano de suspender la firma de un Acuerdo de Asociación con la Unión Europea.