Sin energía, el agua no puede llegar y "el desarrollo es imposible"
1.300 millones de personas en el mundo no tienen acceso a electricidadTodavía 768 millones de personas carecen de acceso a agua potable
Cada ciudadano de un país rico puede consumir hasta 300 litros de agua al día, frente a los apenas 20 litros de un habitante en un país en desarrollo. El agua en condiciones aptas para su consumo no llega a las zonas más aisladas del planeta. Todavía 1.300 millones de personas viven sin acceso a la electricidad, 768 millones que no tienen acceso al agua potable, y no hay energía para su propulsión, según recuerda la ONU en el Día Mundial del Agua.
“La energía eléctrica, la térmica o incluso la nuclear necesitan cantidades muy importantes de agua y cuando las sociedades avanzan y tienen acceso a un mayor consumo de energía el consumo de agua aumenta”, recuerda el responsable de Campañas y Base Social de Ayuda en Acción, Alberto Casado.
Las organizaciones no gubernamentales Ayuda en Acción, Cruz Roja y Plan Internacional, que han colaborado en la Semana del Agua de TVE, reconocen que ya no es posible reducir a la mitad la población que no tiene acceso al agua potable para 2015, el plazo fijado por los Objetivos de Desarrollo del Milenio. De hecho ya habla de los Objetivos de Desarrollo Sostenibles (ODS) para seguir avanzando las políticas de educación y salud.
El agua debe ser la "prioridad básica" si se trata de objetivos para el desarrollo, porque "podemos estar sin comer, pero sin agua potable de calidad no podemos estar más de dos días", explica el responsable de cooperación para Asia y Oriente Próximo de Cruz Roja, Ignacio Román Pérez.
El 40% de la población que ni tiene acceso a agua potable vive en África subsahariana. Sin embargo, con los avances tecnológicos actuales no hay excusa para poner el agua al alcance de todos. "Incluso en el desierto del Sahel hay personas con suministro de agua en su casa", señala Alberto Casado.
"Trabajar por gente a la que nunca ha interesado llegar"
Carlos Sordo, de la ONG Plan Internacional coincide con Casado en considerar que el agua está ahí y ponerla al alcance de todos es posible con las tecnologías actuales. “Las posibilidades existen pero no el interés y la necesidad de que eso sea un derecho”, añade.
Los habitantes de las zonas rurales, más apartadas tienen que pagar hasta un 50% más por el agua, al no contar con los mismos servicios que en las ciudades. Por eso, uno de los trabajos “pendientes”, apunta este experto en energías renovables, agua y saneamiento, es el trabajo institucional que ahora se concentra en las grandes ciudades, para que tengan en cuenta a las poblaciones más aisladas: “Los Estados deberían ponerse a trabajar por gente a la que nunca ha interesado llegar”.
Incluso en grandes ciudades como Bamako, la capital de Mali, los elevados volúmenes de agua que transportan residuos fecales, atraen a los mosquitos y hacen que en ese país la malaria sea la principal causa de muerte prematura. Todavía un 80% de las aguas residuales que se producen en todo el mundo no son recogidas ni tratadas.
Tan importante como la energía es un buen saneamiento. Hasta 2.500 millones de personas, es decir un 37% de la población mundial carece de letrinas adecuadas, lo que favorece la contaminación de acuíferos y la proliferación de enfermedades, como la malaria, el paludismo y el cólera.
Además, el 80% de enfermedades en los países en vías de desarrollo están relacionadas con el agua no segura, que además es la causa de que 1,9 millones de niños menores de cinco años mueran cada año. Se trata de países con climas tropicales donde las elevadas temperaturas favorecen aún más estos problemas.
Las mujeres, el agua y la energía
Sin la energía no hay sistemas de propulsión del agua y llegar a las fuentes obliga a caminar durante horas. En África subsahariana las mujeres y niñas emplean 40.000 millones de horas al año para buscar agua, un tiempo que equivale a un año de trabajo del conjunto de la población francesa, según el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).
El acceso al agua supondría no solo la prevención de todas las enfermedades, sino la mejora en la calidad de vida de las mujeres, que en los países subsaharianos emplean hasta cinco veces más de tiempo que los hombres en la recogida de agua.
En ausencia de energías como el gas, se utilizan fuentes tradicionales de energía como la leña y por eso, las infecciones respiratorias son la segunda causa de muerte prematura en África entre las mujeres.
A todo esto se suma el cambio climático, que causa sequías cada vez más prolongadas en algunos países africanos, mientras que en el sudeste asiático y en el continente americano las catástrofes naturales como los tifones son cada vez más intensos. En el primer caso, las sequías originan hambrunas, y en los otros, la destrucción de las escasas infraestructuras, algo más desarrolladas que en África.
"La cantidad de emergencias que ocurren en Asia y América hacen que lo primero que se contamine sea los puntos ade agua y eso lo hemos visto en la emergencia de Filipinas, toda al zona del tifón sufrió problemas de abastecimiento", explica el experto de Cruz Roja.
Creciente demanda de agua
La población mundial se está incrementando y la demanda global de agua habrá aumentado un 55% para el año 2050, vaticina la ONU en su informe con motivo del Día Mundial del Agua.
A esto se suma que cada vez más áreas de cultivo agrícola en países en desarrollo, hasta ahora dedicadas al consumo humano, se destinan a la producción de biocombustible, alerta Alberto Casado. Solo la producción de un litro de biodiesel requiere de 2.500 litros de agua para su producción, según el mismo informe de la ONU.
La inversión en infraestructuras devuelve multiplicados los beneficios. Cada dólar gastado en saneamientos eficientes, explica Alberto Casado, equivale a una inversión de 5,5 dólares, "por el hecho de que los saneamientos seguros mantienen a la población sana y hay menos bajas laborales a la hora de ir al cole, al igual que gastos en sanidad".
Las ONG coinciden en que la construcción de infrestructuras para la producción de energía sostenible y el abastecimiento de agua son el único camino.“Hay que iluminar el mundo entero, también las ciudades que viven bajo la oscuridad cuando cae el sol”, porque "sin energía el desarrollo es imposible", sentencia Carlos Sordo.