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Exposición sobre la I Guerra Mundial en Francia

El día antes de la Gran Guerra

  • La Biblioteca Nacional de Francia abre una exposición sobre la I Guerra Mundial
  • Fotografías, documentos y periódicos describen el ambiente de los días previos
  • 'Verano 2014. Los últimos días de la vieja guerra' puede verse hasta el 3 de agosto

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Fosa común de la batalla del Marne, 1914.
Fosa común de la batalla del Marne, 1914.

Casi 9,5 millones de soldados muertos o desaparecidos, 21,2 millones de heridos y 7,6 millones de prisioneros de guerra de un total de 73,8 millones de militares movilizados. Estas son las cifras de la Primera Guerra Mundial (1914-18), que la convierten en uno de los conflictos bélicos más mortíferos de la historia de la humanidad, sin incluir en esos números las víctimas civiles, y de la que este año se conmemora el primer centenario.

Son numerosas las exposiciones, libros e iniciativas que estas semanas recuerdan la Gran Guerra, pero pocas se centran en lo que ocurrió días antes de que explotara un conflicto sin precedentes en la historia de la humanidad, como lo hace Verano 1914. Los últimos días de la vieja guerra, que se inaugura este martes en la Biblioteca Nacional de Franciaen colaboración con el Ministerio de Defensa del país galo, uno de los países que entraron en conflicto en el bando Aliado y que pagó la guerra con 1,3 millones de soldados muertos, 4,2 millones heridos y 7,8 millones de hombres movilizados.

A través de fotografías, periódicos, libros y documentos históricos, entre otras piezas, la exposición se centra en los acontecimientos que transcurren entre el 23 de julio y el 4 de agosto de 1914, un corto periodo de tiempo en el que una serie de decisiones diplomáticas, políticas y militares llevaron a la conflagración general -la fecha oficial de inicio de la I Guerra Mundial es el 28 de julio, cuando el Imperio Austro-húngaro declara la guerra, y el 4 de agosto Francia entra oficialmente en conflicto tras declararle la guerra Alemania el 3 de agosto-.

Un verano como otro cualquiera

Abierta precisamente hasta el próximo 3 de agosto, la exposición se divide en siete áreas temáticas ordenadas cronológicamente. La muestra arranca mostrando cómo el verano de 1914 transcurría despreocupadamente, pese al asesinato el 28 de junio del archiduque Francisco Fernando de Austria en Sarajevo por un nacionalista serbio -considerado el desencadenate del conflicto- y cómo los líderes políticos de las potencias que luego entrarían en conflicto seguían adelante con sus planes veraniegos. Ni siquiera, el ultimátum dado por Austria a Serbia el 23 de julio conseguía preocupar a políticos, diplomáticos y opinión pública, aunque algunas voces empezaban a oírse.

La exposición también contextualiza el conflicto en la Europa de la época, que experimentaba un crecimiento económico nunca antes conocido y descubría por primera vez la globalización con eventos como los Juegos Olímpicos, los premios Nobel y las exposiciones universales como símbolo de la cultura cosmopolita.

No obstante, pese a esa etapa de prosperidad, hay un trasfondo de conflictos y tensiones latentes, en los Balcanes, Alsacia-Lorena, las colonias africanas... que abocaron a la división en bloques. A la par, y pese al largo periodo de paz entre las potencias europeas desde 1871 a 1914, cada país iba preparando su maquinaria de guerra, con la fabricación de armamento -ametralladoras y acorazados- y el reclutamiento y entrenamiento de soldados, ante posibles conflictos. La propaganda belicista, a su vez, despierta los movimientos pacifistas en Europa, aunque no encontraron demasiado eco entre los ciudadanos y fueron minoriarios.

El estallido del conflicto

El 30 de julio de 1914, Ruisa moviliza sus tropas. La maquinaria bélica había arrancado y sería imposible pararla. El 1 de agosto Alemania le declara la guerra a Rusia y, dos días después, a su aliada Francia, que el 31 de julio veía cómo era asesinado el político socialista Jean Jaurès, una de las voces del movimiento pacifista francés, después de las manifestaciones pacifistas del 27 de julio en París. Esto llevaría a los socialistas franceses a unirse a la Unión Sagrada, que garantizaba el apoyo de la izquierda al Gobierno francés durante la guerra. Uno de los documentos históricos que recoge la exposición es el mensaje del entonces presidente francés, Raymond Poincaré, del 4 de agosto comunciando al pueblo la entrada en guerra de Francia en nombre de "la Libertad, la Justicia y la Razón".

La rápida movilización de las tropas francesas y del resto de las grandes naciones europeas -73.799.467 hombres movilizados, recordemos- demostró la efectividad de los planes de preparación de la maquinaria de guerra. Tanto los países de las Potencias Centrales como los Aliados sabían que se enfrentaban a una guerra dura, aunque pensaban que corta. Pero, desde el comienzo de las batallas, soldados y oficiales descubrirían la dura realidad de la guerra moderna y sufrirían en sus carnes el desarrollo de la industria armamentística.

La exposición de la Biblioteca Nacional de Francia se cierra mostrando esa crudeza de la Gran Guerra, de la que, un siglo después, se siguen descubriendo armas y recuperando e identificando cuerpos.