Adolfo Suárez recibe su último homenaje y despedida: "Gracias, presidente"
- Políticos y ciudadanos despiden al expresidente con honores militares
- Más de 30.000 personas han pasado por la capilla ardiente en el Congreso
- El obispo de Ávila: "La gran aportación de Suárez ha sido la reconciliación"
- Es enterrado en la catedral de Ávila con el epitafio: "La concordia fue posible"
De Madrid a Ávila, el expresidente Adolfo Suárez ha realizado este martes su último viaje para recibir sepultura ante el reconocimiento público de miles de ciudadanos y de la clase política española. Una concurrida capilla ardiente, un respetuoso cortejo fúnebre por las calles de Madrid y el homenaje final de sus paisanos en la ciudad castellana, en cuya catedral se le reserva un espacio para el descanso de sus restos mortales junto a los de su esposa, Amparo Illana.
Una gran pancarta que rezaba "Gracias, presidente" y una alabanza a su "caridad política" y a su "trabajo sin cesar" por el entendimiento de los españoles han trazado en el itinerario del homenaje fúnebre de Adolfo Suárez el perfil de una figura humana y política apuntada como ejemplar.
Al inicio de la jornada, el Congreso de los Diputados ha acogido las tres últimas horas de capilla ardiente del expresidente, para que miles de ciudadanos que hicieron cola de nuevo desde primera hora de la mañana le dieran su último adiós. Más de 30.000 de ciudadanos han pasado por la capilla ardiente abierta al público en las últimas 24 horas en el salón de Pasos Perdidos de la Cámara Baja.
Una vez cerrada, a las puertas del propio Palacio de las Cortes se ha despedido a los restos morteles del arquitecto de la Transición con honores militares y un cortejo fúnebre por el centro de Madrid.
Miembros de los tres ejércitos -Armada, Tierra y Aire- y de la Guardia Civil han acompañado el féretro a su salida por la Puerta de Los Leones, donde una banda militar ha tocado el himno nacional ante la escalinata. En este homenaje se ha seguido el protocolo que se puso en práctica en 2008 con la muerte del expresidente del Gobierno Leopoldo Calvo Sotelo.
Un piquete de honor formado por diez soldados del Regimiento Inmemorial del Ejército de Tierra ha portado el féretro hasta el final de las escaleras de la Puerta de los Leones, donde el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, acompañado por los presidentes del Congreso y del Senado, preside los honores militares, junto a la familia del expresidente y numerosas autoridades.
A continuación, el féretro se ha depositado sobre un armón de artillería tirado por cuatro caballos y, seguido a pie por la familia y las autoridades, ha sido conducido por la plaza de Cánovas del Castillo (Neptuno) y el paseo del Prado hasta llegar a la plaza de Cibeles, en un itinerario amplado para dar cabida a todos los ciudadanos que salieron a la calle para la ocasión.
Vítores y aplausos en las calles de Madrid
Tras el féretro, un soldado del Ejército del Aire portaba el Toisón de Oro que concedió el rey a Suárez y un marinero llevaba el Collar de la Real y Distinguida Orden Española de Carlos III, otorgada este lunes a título póstumo.
Abrían el cortejo los familiares de Adolfo Suárez, seguidos del presidente Rajoy y los presidentes del Congreso, Jesús Posada, y del Senado, Pío García Escudero. Tras ellos han caminado el resto de las autoridades, entre las que se encontraba la mayor parte del Gobierno, numerosos presidentes autonómicos, diputados y representantes de las altas instituciones del Estado.
Al paso de los restos mortales de Adolfo Suárez se han escuchado numerosos aplausos, "bravos" y vítores de los miles de ciudadanos congregados desde temprano en las calles de Madrid.
La comitiva se ha reunido de nuevo en la plaza de Cibeles, donde se ha escuchado la despedida del duelo con un toque de oración y la descarga de fusilería de la compañía del Ejército de Tierra. En esta plaza se veía una gran pancarta en la que se leía el lema "Gracias, presidente". "Suárez ha muerto, la Transición, no", proclamaba otro cartel.
Tras un pequeño desfile de la compañía y, de nuevo, un largo y respetuoso aplauso del público, han concluido los honores militares a Adolfo Suárez y su féretro ha sido introducido en un coche fúnebre que lo transporta hasta la catedral de Ávila, donde los restos mortales del expresidente del Gobierno han recibido sepultura.
Ávila da el último adios a Suárez
Una vez llegado a la Ávila de su infancia y juventud, donde miles de personas esperaban desde primera hora de la mañana, ha recibido sepultura en la catedral de Ávila, junto a su mujer, Amparo Illana, y a escasos diez metros de donde está sepultado quien fuera presidente del Gobierno en el exilio durante la II República Claudio Sánchez Albornoz, bajo el siguiente epitafio: "La concordia fue posible".
“"Su política consiguió que las dos Españas volvieran a encontrarse tras décadas de odio"“
El obispo de Ávila, Jesús García Burillo, ha presidido las exequias fúnebres en la catedral acompañado por medio centenar de sacerdotes y obispos, entre ellos el nuevo presidente de la Conferencia Episcopal Española, el también abulense Ricardo Blázquez.
Allí ha destacado el "prodigioso trabajo" de Adolfo Suárez en la Transición, que inauguró un estilo de convivencia política trabajando por el entendimiento entre los españoles, y ha instado a seguir su camino.
El obispo ha recordado la raigambre católica de las convicciones de Suárez, "el marco en el que se movió su actuación política", en forma de "serenidad, respeto profundo a los demás, cortesía que era reconocimiento a la dignidad del ser humano".
"La agran aportación de Adolfo Suárez ha sido la reconciliación del pueblo español", ha destacado García Burillo. "Su política consiguió que las dos Españas volvieran a encontrarse tras décadas de animadversión política y odio" causando "admiración en el mundo entero".
"Trabajó sin cesar por el entendimiento de los españoles", ha ponderado, al tiempo que ha recordado que Suárez vivió también su cruz política, sufrió una "profunda soledad" y "dejó el poder sin vacilar, sin amargura, convencido de que era lo mejor para España", pero que con su ejemplo de vida y "caridad política" "trazó un camino que bien merecería ser continuado".
El funeral de Estado se celebrará en la catedral de La Almudena, en Madrid, el próximo lunes 31 de marzo a las 19.00 horas.