Robert Capa, de la Guerra Civil a la guerra en color
- "Capa se hizo un nombre como fotógrafo en España", según la comisaria Young
- El ICP de Nueva York dedica una muestra a sus desconocidas fotos en color
- Empezó a usar la película a color en 1941 hasta su muerte en Indochina en 1954
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La fotografía del miliciano anarquista Federico Borrell García cayendo al suelo abatido por un disparo en la Guerra Civil Española es una de las imágenes más icónicas del siglo XX. Símbolo de la lucha contra el fascismo en países como el Reino Unido, Francia y Estados Unidos, la imagen fue captada por un joven fotógrafo húngaro llamado Endre Emö Friedmann, más conocido por su pseudónimo de Robert Capa, quien se convertiría en uno de los más prestigiosos fotoperiodistas de la historia.
Pero sin esa imagen, Muerte de un miliciano, cuya veracidad ha sido cuestionada hasta hace unos años, nada habría sido lo mismo en su carrera, según asegura a RTVE.es una de las máximas expertas en la obra de Robert Capa, Cynthia Young, responsable de su archivo fotográfico en Nueva York.
"Robert Capa se hizo un nombre con las fotografías de la Guerra Civil Española y consolidó su reputación como fotógrafo capaz de traer imágenes de historias que las revistas deseaban utilizar en sus páginas", explica Young, comisaria de la última exposición dedicada al fotoperiodista en el Centro Internacional de Fotografía de Nueva York (ICP en sus siglas en inglés), 'Capa a color', que nos descubre un lado inédito de su obra, exhibida a todo color.
Young, en declaraciones a RTVE.es, subraya el "total compromiso" de Capa con la causa republicana en la Guerra Civil (1936-1939) y destaca cómo viajó varias veces desde París a España a lo largo de todo el conflicto bélico para hacer fotografías que "levantasen las conciencias de la lucha contra el fascismo y ayudasen a ganar apoyos".
La del miliciano abatido en Espejo (Córdoba) es la foto más famosa de las cientos de que realizó Capa en la Guerra Civil, durante la que recorrió los principales frentes de combate junto a compañeros como Gerard Taro -su novia entonces, quien fallecería en un accidente cubriendo el conflicto- y David Seymour 'Chim'.
Ninguna de esas instantáneas fue realizada en color, pese a que la película moderna de 35 mm a color, la Kodachrome, empezó a utilizarse en 1936. No obstante, Capa no la emplearía por primera vez hasta 1938 en China, en la segunda guerra chino-japonesa. De ese primer experimento del fotógrafo húngaro con el color solo sobrevivieron las cuatro imágenes que publicó la revista Life el 17 de octubre de 1938. Capa no empezaría a emplear esta película de forma regular hasta 1941, ya que era "cara y muy lenta, lo que no la hacía particularmente apropiada para las acciones rápidas del campo de batalla", indica Young.
Un trabajo olvidado durante años
En esta nueva exposición que le dedica el ICP hasta el 4 de mayo, un centro que fue fundado por el hermano pequeño de Capa, Cornell (Kornél Friedmann) para preservar su trabajo y el de otros fotoperiodistas, pueden verse alrededor de un centenar de fotografías a color, que van desde 1941 hasta su muerte en 1954.
Pero, ¿por qué este trabajo ha permanecido olvidado durante tantos años? A juicio de la comisaria de la muestra, entre las "variadas razones" que explican que sus fotografías a color no se incluyeran en sus retrospectivas póstumas o en publicaciones, está el hecho de que los asuntos que fotografió en color "no estaban íntimamente asociados a los temas del 'fotógrafo preocupado'", un término ideado por Cornell Capa para definir a los fotógrafos que utilizaban este medio como una herramienta reivindicativa de la justicia social.
En este campo se incluyen las fotografías de guerra de Robert Capa que le reportarían el reconocimiento internacional y otras que realizó en la década de los 30 "más alineadas con esa convicción ética y política", detalla Young.
A esto hay que unir que, técnicamente, las diapositivas a color no podían revelarse en un cuarto oscuro tradicional, aunque gracias a la fotografía digital las correcciones necesarias para restaurar el color original pueden ahora hacerse "con relativa facilidad".
Soldados, estrellas de cine y esquí
Para Robert Capa, la fotografía a color no era un "suplemento" a su trabajo en blanco y negro, sino que empezó a integrarlo en su carrera y en su vida durante los años 40 y los 50. Así, desde que empezó a utilizarlo de modo regular durante la cobertura de la Segunda Guerra Mundial -a menudo llevaba dos cámaras consigo-, posteriormente haría numerosos trabajos para revistas como Holiday, Illustrated y Collier's de temas tan diversos como la Rusia de la Guerra Fría, el glamour de las estrellas de Hollywood, los retiros vacacionales como Biarritz y Deauville o el esquí en los Alpes.
Todos estos temas están representados en la exposición de forma cronológica y temática. La muestra arranca con las imágenes del primer encargo a color que le hicieron a Capa en 1941, en el marco de la Segunda Guerra Mundial, una historia sobre un convoy militar que cruzaba el Atlántico y que le permitió captar unas imágenes espectaculares de la tripulación, aunque pudo comprobar que la película a color no era ideal para las noticias diarias porque había que enviarla a un laboratorio especial de Kodak para revelarlas. Aunque los diarios solo publicaron de la contienda unas pocas imágenes a color de Capa, este persistió en su uso en 1943 en los frentes del Norte de África y las últimas las tomaría ese mismo año en un barco que viajaba de Túnez a Sicilia con soldados americanos.
El fotógrafo también utilizó su cámara a color para inmortalizar a algunos de los amigos que conoció en la Guerra Civil Española, como los escritores Ernest Hemingway y Martha Gellhorn para Life; o a sus numerosas amistades del mundo del cine, como a John Huston en los sets de La burla del diablo y Moulin Rouge, a Ingrid Bergman -con la que mantuvo un romance- en París en 1945 y a Orson Welles como protagonista de La rosa negra en Marruecos, entre otros encargos cinematográficos.
En 1947, el año que fundó la agencia Magnum, Robert Capa consiguió por fin viajar a Rusia después de haberlo intentado en 1937 y en 1941 sin éxito por no haber obtenido el visado o el apoyo de alguna revista. Junto al escritor John Steinbeck, centró el reportaje en el modo de vida ordinario de los rusos en plena Guerra Fría y, aunque no tiró mucha película a color, sus imágenes de la Plaza Roja son espectaculares.
La vida familiar de Picasso, ¿mejor en blanco y negro?
Robert Capa, que había conocido a Picasso durante la Segunda Guerra Mundial, le vendió a Look un reportaje sobre el nuevo taller de cerámica del malagueño en el sur de Francia -dio instrucciones precisas a Magnum para vender la página en blanco y negro a 200$ y a 300$ la de color, más 250$ para gastos-, aunque finalmente se convirtió en una historia sobre el artista y su familia.
Pero tanto el editor de Look como el de Illustrated, que también estaba interesada, quedaron decepcionados con las instantáneas a color, si bien no con la historia, con lo que las fotos que finalmente se publicaron del reportaje fueron las tomadas en blanco y negro, entre ellas la famosa imagen de Picasso sosteniendo una sombrilla a su joven esposa Françoise Gilot en la playa. Entre las imágenes a color desechadas, y que pueden verse ahora en Nueva York, hay unas bellas instantáneas de Picasso jugando en el mar con su pequeño hijo Claude.
De Biarritz a Indochina
Otra de las secciones de 'Robert Capa in color' está dedicada a su país natal, Hungría, a donde le envío en 1948 la revista Holiday -en uno de sus numerosos colaboraciones- para hacer un reportaje que él mismo escribiría lleno de sentimiento. Para esta revista también fotografió en color los Juegos Olímpicos de Invierno de Noruega en 1951, los retiros vacacionales de Biarritz y Deauville en 1950 y 1951 y el glamour de la Roma llena de gente guapa de La dolce vita.
Pero el inquieto fotoperiodista se empezó a cansar de temas banales y en 1953 expresaba su deseo de "volver al mundo real, y pronto", sugiriendo como ejemplo Indochina para retornar a su "propio territorio periodístico". Un año después, la revista Life hacía realidad su deseo y enviaba a Robert Capa por unas pocas semanas, en sustitución de otro fotógrafo, al frente de la Guerra de Indochina. Trágicamente este se convertiría en su último trabajo, al que está dedicado la última parte de la muestra.
El fotoperiodista llegaría a Hanoi el 9 de mayo de 1954 y el día 25, con una Contax con película en blanco y negro y una Nikon con película a color colgadas al hombro, viajaban en un convoy por un camino de tierra hacia Thaibinh. Capa se bajó del convoy y siguió a pie para fotografiar a los soldados franceses que avanzaban a través de los campos de arroz, pero, desafortunadamente, pisó una mina que acabó con su vida. Pese a que las imágenes a color que tomó son algunas de las más impactantes y fuertes de guerra que jamás hizo, ninguna fue publicada entonces por la prensa, probablemente de nuevo por el tiempo extra que requería el tratamiento de la película a color.
Robert Capa moría en uno de los campos de batalla que tanta vida le habían dado y haciendo cierta una de sus frases más famosas: "Si tus fotos no son suficientemente buenas, es que no te has acercado lo suficiente".