El primer ministro Orbán, reelegido para un segundo mandato en las elecciones de Hungría
- El Fidesz logra 133 escaños, 38 la izquierda, 23 Jobbik y cinco el LMP
- La ventaja de Fidesz es inferior a la lograda hace cuatro años
- Ultraderecha e izquierda pugnarán por ser la segunda fuerza política
Enlaces relacionados
Los húngaros, que han acudido este domingo a las urnas, ha garantizado otros cuatro años en el poder para el primer ministro Viktor Orbán. Con el 97% de los votos escrutados, el partido de Orbán, Fidesz, tiene una ventaja de casi 20 puntos porcentuales sobre el bloque opositor de izquierdas, que obtiene un 25,9%, delante del extremista de derechas Jobbik, con el 20,7%.
Jobbik, partido de extrema derecha xenófoba y antisemita, pugnará así con el bloque de izquierdas como la fuerza política mayoritaria en Hungría.
Los ecologistas del LMP obtiene el 5,2% de los votos, con lo que entrarían en el Parlamento de Budapest al superar el umbral mínimo del 5% de acuerdo a una nueva ley electoral que modifica el número de escaños en el Parlamento de Budapest, baja de 386 hasta 199, y establece que las elecciones se realizan en una sola vuelta.
Participación del 60%
Según datos oficiales de la Oficina Nacional Electoral (NVI) la participación en las elecciones ha sido del 60,3%, unos cuatro puntos porcentuales menos que en los comicios de hace cuatro años. En los próximos días se contarán también los votos de cientos de miles de húngaros étnicos de los países vecinos, que recibieron derecho a votar en Hungría gracias a Fidesz y que podrían darle otro escaño a Orbán, aseguran los analistas locales.
Estos resultados se traducen en 133 escaños para el Fidesz, 38 para la izquierda, 23 para el Jobbik y 5 para el LMP. Con 133 o 134 escaños, el Fidesz retendría su mayoría cualificada de dos tercios entre los 199 escaños de la Cámara, con lo que podría seguir adoptando leyes de rango constitucional sin tener que negociar con la oposición.
Hacia 8 años de gobierno conservador
"Todas las dudas se desvanecieron: ganamos", ha manifestado Orban en una primera reacción, en la que ha agregado que la victoria ha sido "contundente".
Se trata sin duda de una victoria arrolladora del Fidesz, aunque con ocho puntos porcentuales menos que hace cuatro años, cuando logró el 52,7% de los votos. El nuevo mandato de cuatro años será el tercero del primer ministro conservador, de 50 años de edad, tras la legislatura pasada y la del período de 1998-2002.
Orbán ha protagonizado múltiples disputas con la Unión Europea e inversores extranjeros centradas, especialmente, en las medidas que han recortado los ingresos para los bancos del país, mayoritariamente administrados por entidades extranjeras, empresas de telecomunicaciones y eléctricas.
Sin embargo, muchos húngaros ven en él a un defensor del interés nacional que ha prometido seguir su línea política con la reelección y a otros les congratula el hecho de que bajo su Gobierno de centro derecha los impuestos y las facturas de la luz han bajado.
En los últimos cuatro años, las políticas de Orbán han estado marcadas por la nacionalización del sistema privado de pensiones, la imposición de durísimos “impuestos de crisis” a las grandes empresas y una refinanciación de las hipotecas según la cual la mayoría de los bancos, de origen extranjero, tenían que pagar.
Ante este precedente, la comunidad empresarial espera que Orbán siga adelante con un plan para transferir grandes partes de la banca a manos húngaras e imponer más gravámenes a las empresas de energía extranjeras.
Más impredecibles son las políticas que se podrían aplicar sobre el florín húngaro, sobre todo si el banco central, dirigido por un estrecho aliado de Orbán, se decide por recortar los tipos de interés sobrepasando mínimos históricos, lo que mantiene el nerviosismo en los mercados globales.
Ascenso de la ultraderecha
En los resultados, también destaca el ascenso del partido ultraconservador Jobbik, acusado de racismo contra la población romaní y judía. En algunas circunscripciones de provincias del este del país, el Jobbik se ha colocado incluso por delante del bloque de izquierdas, que a su vez parece conquistar más de la mitad de las circunscripciones en la capital.
De este modo, Jobbik se pone codo con codo con la izquierda para convertirse en la segunda fuerza política del país, un avance muy sorprendene para un partido que logró sus primeros escaños hace solo cuatro años.
“Estoy seguro de que daremos una sorpresa”, dijo el líder del partido, Gabor Vona, al depositar el voto en su ciudad natal acompañado de su mujer y su hijo. Tras conocer los resultados, Vona ha señalado que su partido es la formación nacionalista más fuerte en la Unión Europea.
El partido ha prometido crear empleo, ser inflexible con el crimen, renegociar la deuda del estado y celebrar un referéndum sobre la pertenencia a la UE.
El repunte de Jobbik en estos comicios será observado por lupa para encontrar pistas sobre el papel que jugarán los partidos de ultraderecha nacionalista en las elecciones europeas del mes que viene.