Anton Kimpfler, antropósofo: "Necesitamos a la naturaleza más que nunca"
- Kimpfler habla de la necesidad de retornar a la naturaleza
- El bosque, la medicina perfecta para niños hiperactivos
- Debemos traer la naturaleza a las ciudades no abandonarlas
Sus charlas comienzan con juegos y terminan con una recomendación: "jueguen todo el año y no esperen a que regrese". Así saluda y se despide Anton Kimpfler, antropósofo germano cuyas charlas y conversaciones han recorrido todo el mundo, periodista y autor de decenas de libros que hablan de temas que preocupan al ser humano.
Cada primavera viaja a nuestro país y este año, el retorno a la naturaleza, el contacto con el bosque han centrado su charla en su visita a Madrid. Para Kimpfler "necesitamos la naturaleza más que nunca, simplemente porque vivimos en la era de la tecnología".
RTVE.es ha estado en una de sus conversaciones en esta visita: Significado de la naturaleza para nosotros y para nuestros hijos en la Escuela Infantil Grimm de Guadarrama, en la sierra madrileña.
"Vengo muy contento a España", dice, y más por el tema que nos ocupa, añade. Recuerda que Bernard Koofur ha trabajado con autistas. Él, nos dice, ha utilizado estos mismos juegos que hemos hecho antes de la charla -uno de ellos conectando con las cuatro estaciones del año-, y ha experimentado que esos niños se abren más con estos juegos. “Todos somos un poco autistas hoy en día”, señala sonriendo.
¿Qué representa la naturaleza para vosotros y vuestros hijos?, pregunta. Después, recuerda que un día antes en otra charla se quedaron sin luz durante una fuerte tormenta, "para él fue una vivencia muy natural" señala con sencillez.
La naturaleza es la medicina para los niños hiperactivos
Tenemos niños “sobreactivos” (hiperactivos), comenta, y el mundo de los adultos donde se dice: “Esto no puede ser, no puede ser, deben de estar quietos, porque tienen que entrar al colegio cuanto antes mejor" señala.
“No es que haya más superactivos sino que los sentamos demasiado pronto“
"No es que haya más superactivos sino que los sentamos demasiado pronto" añade. Lamentablemente no lo tenemos en cuenta y hemos decidido darles un medicamento. En Suiza se medica hoy en día cuatro veces más que anteriormente y este medicamento es muy fuerte (lo compara con la cocaína) y es que incluso allí los niños con cinco o seis años entran en la escuela.
Kimpfler cita a G.Hüther y narra cómo para él estos niños hiperactivos son muy interesantes, los coje y los lleva a una cabaña al sur del Tirol, sin agua corriente, sin calefacción, sin electricidad y estos niños tienen que hacer todo dentro del mundo elemental, están ahí unas semanas y después ya no necesitan más ese medicamento. La naturaleza es su medicina.
En su charla menciona que hemos perdido la relación que tenemos con la naturaleza y vivimos en una mundo técnico y, en su opinión, ese es el motivo por el que tenemos más problemas, especialmente con los jóvenes, porque el trato de los jóvenes con la tecnología los lleva a más nerviosismo e incluso, a la agresividad. Eso por una parte y, por otra, quedan capturados, cuando miran la pantalla o si solo tratan con un aparato electrónico.
“El trato de los jóvenes con la tecnología los lleva a más nerviosismo e incluso, a la agresividad“
Descubrimos por un lado un estado muy sujeto, a la pantalla, y por otro, después de la inmovilidad, una explosión, explica.
Es por todo ello por lo que insiste en que hoy en día más que nunca necesitan la naturaleza.
Preguntado por los detalles de evitar la tecnología, responde que la tecnología cambiará, se suavizará ya que ha de servir para reducir nuestros tiempos de trabajo, para evitar trabajos demasiado pesados pues hoy en día el hombre no tiene tiempo y mientras, la naturaleza está muy dañada y hay mucha agresividad que proviene de esos juegos de violencia que se viven con esa tecnología.
En la naturaleza todo trabaja conjuntamente
Hoy en día vivimos la vida como una lucha para la supervivencia pero eso no es así en la naturaleza. Ahí todo trabaja conjuntamente, todo se apoya también los seres delicados tienen su lugar.
Es el hombre el que se ha tratado de liberar de la naturaleza desde el siglo XIX y lo cierto es que su vida se ha convertido en una lucha por la supervivencia, añade en su conversación.
"El hombre cada vez lucha más uno contra el otro y el colegio está en esa lucha". hemos llegado al siglo XXI así queriendo "ser mejor que el otro", cada vez luchamos más.
“Sin la naturaleza no podríamos existir ni un solo momento“
"Los seres humanos cada vez enferman más, toda la Tierra esta enfermando. Aquí hay que cambiar algo y realmente tenemos que tener cada vez más sentimientos de veneración hacia la naturaleza, sin ella no podríamos existir ni un solo momento", señala.
Si plantásemos un árbol cada cumpleaños al morir dejaríamos un bosque
Nosostros expulsamos CO2 y las plantas, maravillosas, ingresan CO2 y liberan oxígeno. "Este es un estado de pareja, de estar juntos precioso", señala.
Después, cita a Rudolf Steiner, quien en 1907 dijo que “si solo existieran hombres y animales, tendríamos toda la Tierra apestada (contaminada)”. Y eso que entonces no había coches, ni centrales eléctricas… eso lo tenemos hoy, puntualiza.
Sugiere una imagen: "Si en este aula metiéramos ahora un coche funcionando, al acabar la conferencia estaríamos todos muertos por respirar el monóxido de carbono".
Y explica cómo un amigo suyo Max Thürkanf, científico suizo, le explicó que con un litro de gasolina se gastan 10.000 litros de aire, un gasto que no pagamos. “Esto pesa sobre el mundo”, indica.
Es por ello que tenemos que hacer mucho más ahora por la naturaleza y hace sugerencias: podríamos empezar por celebrar un cumpleaños de forma diferente, eso podría ser un paso.
Anima a plantar un árbol en cada cumpleaños y así, dejaríamos un bosque al marcharnos. "Esta sería una contribución con mucho sentido hacia aquello que hemos utilizados" (la naturaleza), apunta.
"De verdad que el bosque es algo tan preciado..." donde las fuerzas de la naturaleza se condensan. "Hay escuelas infantiles en el boque que son gratuitas en Alemania". “Hay que volver a lo inicial”, una de esas escuelas, explica, está cerca del lago Constanza (Alemania), y relata las buenas experiencias vividas en ellas.
Experiencias con la naturaleza en la enseñanza
Recuerda cómo un profesor de pedagogía Waldorf de cerca de Sturgart (Alemania) ha sido tutor de 1º a 8º de primaria y este maestro preguntó a los padres de sus alumnos: ¿Podemos ir una vez por semana al bosque?, los padres dijeron que sí y en total todos esos niños y el maestro han estado más de un año en el bosque.
Nuestra cabeza necesita dosis pequeñitas y dice sí. Si les hubiera planteado a los padres que iban a ir al bosque más de un año, tal vez no hubiesen contestado tan fácilmente que sí.
"Pensemos lo que estos niños han obtenido por estar un día en la semana en el bosque y lo que allí aprendieron en vez de en clase", dice. "Todo bosque aguanta a cualquier niño hiperactivo" añade.
Obtener una vivencia profunda de las fuerzas de la naturaleza que viven en el bosque... estar allí en silencio, puede ser una de las mejores asignaturas según su experiencia y señala la importancia de que "todos los niños tengan la posibilidad de tener contacto con la naturaleza".
Expone experiencias que conoce como la de otra escuela Waldorf en un pueblecito en Suecia, donde se inventaron "la clase móvil", donde el juego está en el centro, igual que en la escuela infantil y este juego sigue dentro de la escuela porque se ve que la agresividad se puede gestionar mejor de esta manera y los niños aprenden mejor.
Y trae a los oyentes otros ejemplos, como escuelas donde hay cuadras con ovejas y a los niños se les hace limpiar la cuadra antes de aprender matemáticas. Limpiar la mierda de los animales limpia también la mente y evita "la mierda en clase", indica.
“Necesitamos de las fuerzas de la naturaleza para seguir siendo humanos”, eso es lo que quiere señalar.
Los niños más sanos son aquellos que trabajan regularmente en una granja de vacas, explica.
No debemos huir de las ciudades
Pero Kimpfler señala que no hay que dejar las ciudades sino tener gestos que traigan la naturaleza a las ciudades.
“Hay que traer la naturaleza a la ciudad no debemos huir de las ciudades”, eso es lo que tenemos que hacer y hay lugares que ya lo han hecho, en ciudades como Friburgo, Alemania. En Vauban se ha desarrollado un modelo de convivencia donde no se puede entrar con coches y los niños juegan en la la calle. Allí han conseguido una buena atmósfera y las casas alcanzan tal punto energético que no se necesita traer energía para calentar o enfriar las viviendas.
Así pues, señala, no tenemos que retirarnos de las ciudades sino atraer hacia nosotros a la naturaleza.
Y pone en su recuerdo ejemplos que conoce en Finlandia, Suiza, Alemania, España... Podemos decir “que en la naturaleza hay algo que nos percibe a nosotros”, y cuenta cómo en Suiza dos grupos de personas cuidaron dos conjuntos de plantas y aquellos que intercambiaron sentimientos y algo anímico encontraron que las plantas crecieron mejor.
“"Podremos trabajar bien con los niños, si tienen una buena relación con la naturaleza"“
"Necesitamos a la naturaleza más que nunca simplemente por vivir en una era tecnológica”, repite. Y sólo cuando los niños tienen una buena relación con la naturaleza, podremos trabajar bien con ellos, añade.
Estamos en una época en la que podemos vivir muy intensamente esta relación.
Anton Kimpfler tiene publicado un libro en español: El ser del hombre y su desarrollo por la cultura