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'Come Prima', el mejor cómic francés de 2013

  • Consiguió el Premio a la Mejor Obra en el Festival de Angoulême 2014
  • Alfred narra el reencuentro de dos hermanos para despedir a su padre

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Fragmento de la portada de 'Come Prima', de Alfred
Fragmento de la portada de 'Come Prima', de Alfred

Come Prima (Salamandra Graphic) llega a España con inmejorables críticas y la garantía de haber recibido el premio Fauve Dor (a la Mejor Obra de 2013) en el Festival de Angoulême de 2014. Una historia que narra el viaje de dos hermanos italianos desde Francia a Italia (en los años 60) para honrar la memoria de su padre. Y que les permitirá limar asperezas y madurar como personas.

Un perfecto ejemplo de road movie, en el que el viaje por tierras italianas y francesas no es más que la excusa para el viaje interior de los personajes y para el viaje artístico de su creador, Alfred (Lionel Papagalli), que también madura como artista con esta obra sorprendente en la que cada página es un experimento gráfico, pero sin olvidar lo más importante en un cómic, una narración fluida y emocionante.

Porque Alfred consigue que nos identifiquemos con esos dos hermanos y su viaje en busca de sus raíces, de las cosas realmente importantes de la vida. En un contexto histórico, los años 60, que son el perfecto escenario para esa búsqueda interior.

Un viaje en Fiat 500

La historia comienza a principios de los años 60 cuando Giovanni va a buscar a su hermano Fabio a Francia para llevar juntos a Italia las cenizas de su padre, recién fallecido. Fabio se gana la vida encima de un ring de boxeo, sin ninguna esperanza de futuro, como si lo único que supiera hacer en la vida es recibir golpes.

Un viaje en un Fiat 500 (como no podía ser de otra forma), marcado por los conflictos, arrepentimientos, recuerdos y esa sensación que tienen ambos de no saber a donde se dirigen. Aunque lo que buscan realmente es el perdón. También es un homenaje al cine italiano más intimista.

Un conflicto en el que pesan mucho los acontecimientos históricos, como las heridas abiertas por la derrota de Italia en la Segunda Guerra Mundial, el fascismo, los camisas negras o la represión de la clase obrera en la Italia de Mussolini que obligó a muchos italianos a dejar su país.

Un escenario tan descarnado como interesante en el que Alfred saca lo mejor y lo peor de sus personajes, ya que cuanto más avanza el viaje más peso va ganando el fantasma del padre ausente y su importancia en la relación entre los hermanos, que en su infancia y juventud renegaron de esa figura paterna, quizá sin razón.

Una obra de arte

Una historia embellecida por el arte de uno de los dibujantes más experimentales del cómic actual, que en cada página busca nuevos hallazgos narrativos y visuales pero siempre manteniendo la fuerza del relato.

Destaca su excepcional uso del color y su capacidad para retratar la luz y el contraste entre los grisaceos tonos de Francia con los luminosos campos italianos. También se podría interpretar como un viaje hacia la luz, desde la oscuridad narrativa y ambiental de las primeras páginas hasta las últimas, coloristas y luminosas, cuando los protagonistas llegan a Italia, al pueblo donde pasaron su niñez. Y donde renacerá la esperanza.

Como esos flashback que nos recuerdan al cine neorrealista italiano y en los que Alfred solo usa tres colores, el amarillo, el gris y el naranja.

Una obra sorprendente, en todos los aspectos, que es un perfecto regalo para el Día del Libro.

El autor

Lionel Papagalli, conocido en el universo del cómic como Alfred, nace en 1976 en Grenoble (Francia). Proveniente de una familia de artistas, descubre rápidamente el placer de crear. A los dieciocho años, funda una pequeña editorial donde publica algunos cómics. Debuta en el medio de la mano de la editorial francesa Delcourt en 1997. En España ha publicado Por qué he matado a Pierre (Ponent Mon, 2007), que obtuvo un Premio Esencial y el Premio del Público en el Festival Internacional de Cómic de Angoulême, y No moriré cazado (Astiberri, 2010).