Una expedición científica española se adentrará en un terreno inexplorado de Groenlandia
- Recorrerán 5.000 km a bordo de un trineo impulsado por una cometa
- El explorador Ramón Larramendi lidera el equipo, que recogerá datos científicos
- Los datos recopilados permitirán corroborar los modelos de cambio climático
Una expedición liderada por el explorador polar Ramón Larramendi comenzará el próximo 5 de mayo una circunnavegación por el hielo del interior de Groenlandia, ubicada entre el océano Atlántico y el océano Glacial Ártico. Con fines científicos y también técnicos, recorrerán una zona desconocida hasta el momento: el este de la isla.
El equipo, compuesto por cinco personas -al que tal vez se añada una sexta-, recorrerá 5.000 kilómetros durante mes y medio a bordo de un trineo impulsado por una cometa.
Aunque los desafíos son varios -geográficos, técnicos y contra los elementos-, una de las razones más importantes de esta aventura es recopilar datos sobre el terreno de lugares remotos que permitan contrastar los modelos de predicción del cambio climático difundidos por el Grupo Intergubernamental contra el Cambio Climático (IPCC en sus siglas en inglés).
Con un coste total de 60.000 euros -una expedición al uso con vehículos especiales que necesitan combustible podría costar millones según han estimado sus miembros-, esta expedición de iniciativa privada tiene previsto recorrer unos 500 kilómetros diarios a una velocidad que oscilará entre los 25 y los 30 km/h.
El vehículo: un trineo eólico
Una de las características más llamativas de esta aventura es el vehículo de transporte, un trineo arrastrado por una cometa de tipo kite surf adaptada para este uso que mide entre cinco y 80 metros cuadrados (es NPW5).
Larramendi ha indicado que este sistema les ha llevado 14 años de desarrollo y que se enlaza al vehículo por cuatro tipos de líneas. Estas tienen 150, 300 y 500 metros de longitud, dependiendo de la fuerza y dirección del viento, que puede alcanzar unos 150 km/h.
El trineo, que en total pesa 500 kilos, está formado por tres módulos -locomotora, de carga y de habilitabilidad- que en total miden nueve metros de longitud por 2,8 metros de ancho. El vehículo está preparado para arrastrar 1.400 kilos, aunque Larramendi ha indicado que quieren probar a transportar hasta 2,5 toneladas.
La base que los sujeta está formada por 180 travesaños de madera de fresno que se apoyan sobre unas planchas de fibra de vidrio. Los travesaños van anudados -el conjunto tiene 360 nudos- con técnicas esquimales (inuit).
“El trineo eólico es una herramienta ecológica y económica para expediciones científicas“
El propio Larramendi, quien habita entre cuatro y cinco meses al año en Groenlandia y ha explorado la isla en siete ocasiones, ha señalado en una rueda de prensa en Madrid que explorar sobre el terreno es la única manera de probar el vehículo -no hay suficiente espacio de pruebas ni siquiera en países como Finlandia- y demostrar que es la manera más ecólogica, económica y eficiente de realizar este tipo de expediciones.
Asimismo, ha indicado que es la manera más eficiente de circunnavegar un terreno helado como el de Groenlandia, puesto que se pueden enfrentar a terrenos que midan hasta un metro y, aparte, el sistema de nudos es flexible y fácil de recomponer. "Un cazador no puede fallar, si no, muere", ha sentenciado el explorador.
La vida a bordo del trineo
Cinco personas componen el equipo de la expedición. Aparte de Ramón Larramendi, también director de la agencia Tierras Polares y colaborador de Al filo de lo imposible, viajarán a Groenlandia los ingenieros españoles Juan Manuel Olivera y Eusebio Beamonte, la ingeniera danesa Karin Moe Bojsen y el groenlandés Hugo Svensson. Desde España colaborará el geólogo y piloto Juan Manuel Viu.
Los 45 días que dure la aventura serán de trabajo prácticamente constante. Se dividirán en dos equipos que estarán conduciendo el trineo y trabajando durante unas nueve horas y media cada uno.
“Dos equipos se turnan en la conducción cada nueve horas“
Como ha explicado a RTVE.es Eusebio Beamonte, cada persona maneja la cometa durante unas dos horas, una actividad que requiere gran pericie y más que fuera, ayudarse de todo el cuerpo.
De momento, la conducción implica que estén expuestos a los fríos vientos árticos, que llegarán a los 40 grados bajo cero en mayo. Sin embargo, ha indicado Larramendi, están estudiando incorporar un joystick para poder conducir la cometa más resguardados.
Mientras unos conducen, otros pueden descansar o trabajar en el módulo habitable -una tienda transparente que hace efecto invernadero-. Asimismo, llevarán ordenadores en los que irán volcando los datos científicos. Los equipos se alimentarán con energía solar que recogen en placas fotovoltaicas que van en el módulo de carga.
Las cuatro o cinco horas restantes en las que el complejo esté parado las dedicarán a revisar el trineo, ajustar nudos, etc.
Comprobar el cambio climático
La expedición tiene como objetivo principal comprobar el cambio climático, para Larramendi, una situación evidente. Gran conocedor de Groenlandia, ha visto que en Thule, en 1991, los cazadores podían salir y desplazarse con trineo durante diez meses por el mar helado, mientras que ahora solo pueden hacerlo tres.
El ingeniero Juan Manuel Olivera, del CSIC, ha explicado los datos que recopilará la expedición. En primer lugar, datos meteorológicos sobre el terreno; también harán perforaciones para investigar el manto de nieve y su densidad. Por último, medirán la radioactividad del ambiente, para comprobar si hay algún rastro de contaminación.
El equipo tiene previsto compartir los datos que obtengan con la comunidad científica, a través de publicaciones y previsiblemente algún simposio.
La expedición está organizada por la Sociedad Geográfica Española, la agencia de viajes Tierras Polares, Acciona y el Instituto Pirenaico de Ecología perteneciente al CSIC.