El Parlamento francés respalda el plan de recortes del primer ministro, Manuel Valls
- Por 265 votos a favor, 232 en contra y 67 abstenciones
- No todos los diputados del Partido Socialista de Valls apoyan el plan
- Valls: "El plan que les presento garantiza nuestra recuperación colectiva"
La Asamblea Nacional de Francia ha respaldado el plan de recortes del primer ministro, Manuel Valls, por 265 votos a favor, 232 en contra y 67 abstenciones.
La votación ha dejado patente que no todos los diputados del Partido Socialista (PS) de Valls han apoyado el plan, tal y como habían advertido, al considerar que el proyecto va contra los más desfavorecidos y puede entorpecer la recuperación económica que comienza. Así, 41 diputados socialistas han preferido abstenerse.
Valls ha defendido como "imprescindible" y "bien repartido" su programa de recortes de 50.000 millones de euros para los próximos tres años, con congelación de pensiones y salarios de funcionarios.
"El plan de ahorro que les presento garantiza nuestra recuperación colectiva. Unos dicen que es demasiado tímido, insuficiente, otros, al contrario, que es demasiado duro. Yo estoy convencido de que está calibrado y bien repartido, que es justo", ha dicho el jefe del Gobierno.
En los últimos días, el primer ministro había hecho concesiones para garantizarse el voto de los sectores más moderados de su partido, pero las abstenciones socialistas registradas muestran que hay una fractura dentro de la formación.
Esos diputados han manifestado que el recorte va demasiado lejos y demasiado rápido y pedían rebajarlo a 35.000 millones y solicitar un plazo suplementario a Bruselas para cumplir con los compromisos de déficit.
"Millones de franceses esperan de la izquierda otro tipo de política", ha dicho el diputado socialista Christian Paul, que se ha abstenido en la votación.
Bajada de impuestos a empresas por 30.000 millones
El plan de Valls plantea una bajada de impuestos para las empresas, valorada en 30.000 millones, con el compromiso de que usen ese dinero para mejorar su competitividad, con nuevas inversiones y, sobre todo, con contrataciones.
En ningún caso, ha advertido Valls, como sospechan los sindicatos y los neocomunistas, para "aumentar los dividendos de los accionistas o las remuneraciones de los directivos".
El objetivo es relanzar la economía pero, sobre todo, estimular el mercado laboral, que hasta ahora ha logrado frenar el crecimiento del paro solo con contratos subvencionados.
Para financiarlo sin erosionar el poder adquisitivo de los franceses con una nueva subida de impuestos el plan Valls prevé recortar 50.000 millones del gasto público, esencialmente congelando las pensiones, los salarios públicos y algunos servicios.
La administración central ahorrará 18.000 millones, los entes locales 11.000 millones, la seguridad social 10.000 millones y los servicios públicos otros 11.000 millones.
Valls ha defendido esos recortes y ha negado que se trate de un plan de austeridad, porque, tal como ha señalado, mantiene los servicios públicos en su nivel actual y propone avances en algunos, como la educación, donde se contratarán 60.000 profesores en cinco años, las seguridad y la justicia.
Críticas de la oposición
Frente a su programa, el primer ministro ha escuchado las críticas de la oposición, en particular de los conservadores de la UMP, cuyo presidente, Jean-François Copé, ha sentenciado que el plan Valls "no tendrá ningún efecto positivo".
En contraposición, ha animado al Gobierno a fijarse en los ejemplos de otros países, como Reino Unido, que ha estabilizado el paro, Alemania, que aumenta sus exportaciones, o España, "que hace un esfuerzo considerable en la reducción del déficit".
Su colega conservador Hervé Mariton ha dicho no creerse las cifras presentadas por el Gobierno y ha pedido a Valls el compromiso de dimitir en el caso de que Francia no reduzca hasta el 3% su déficit en 2015.
La derecha considera que el plan es poco ambicioso y pide unos recortes de 130.000 millones, aunque, como ha criticado Valls, "no explican de donde sacarán ese dinero".