'Playgrounds': El arte toma las plazas
- El Reina Sofia presenta la exposición "Playgrounds. Reinventar la plaza"
- La muestra acoge más de 300 obras en diferentes formatos
- Podrán contemplarse obras de Goya, Giacometti, Pasolini y otros autores
Defendía Aristóteles el trabajo como medio de obtener tiempo de ocio y así dedicarse a aprender. El ocio, la supresión de la prisa, abre la pausa que necesita el tiempo para pensar. En ese espacio el ser humano reflexiona sin la premura de la supervivencia y puede construir su intelecto por el puro placer del conocimiento. Así nacen la filosofía, las matemáticas, la conciencia de ser uno mismo.
El Museo Nacional Reina Sofía rescata esta idea y desde el 30 de abril al 22 de septiembre será posible disfrutar en sus instalaciones de la exposición "Playgrounds. Reinventar la plaza", una muestra que aborda el potencial socializador, transgresor y político del juego en su conjunción con el espacio público.
La propuesta reúne casi 300 trabajos en diversos formatos (pintura, escultura, instalaciones, vídeo, fotografía, artes gráficas, cine y documentos) de artistas como Goya, Giacometti, Cartier-Bresson, Helen Levitt, Jean Vigo, y Aldo Van Eyck, entre otros muchos.
En estas obras, los autores han atrapado el momento mágico en el que un rato de ocio libera a la gente corriente de la camisa de fuerza de las obligaciones diarias, convirtiéndolas en personas que socializan, que aprenden, o que, simplemente, son felices por unas horas.
Un recorrido temático estructura la exposición y desarrolla la relación entre la noción del juego como instrumento de aprendizaje y el espacio público como lugar en el que aprender.
Desde el carnaval y la pereza...
Con obras de Goya o de Maruja Mallo, las primeras salas de la muestra reivindican el carnaval como fórmula ideal para eliminar ataduras y dar rienda suelta a la dinámica del juego. La vida social ordinaria queda suspendida y todo es posible.
Esta sección se hace eco del resurgir desde los años 90 de un espíritu carnavalesco, aún vigente, vinculado a actos de denuncia, resistencia y nuevos modos de hacer política, como en los ejemplos de las acciones festivas del colectivo Reclaim the Streets (RTS) creado en Londres.
En el siguiente apartado, "Derecho a la pereza", se justifica el valor del descanso por puro placer. A comienzos del siglo XX quedó claro que la voluntad de organizar y respetar el derecho al tiempo libre de los trabajadores tenía una repercusión directa en la paz social. El pensador Paul Lafargue lo defiende en su ensayo del mismo nombre "El derecho a la pereza" (1880). Obras de Cartier-Bresson, Vigo, Weegee, etc., muestran como el trabajador toma conciencia de que la diversión ha dejado de ser exclusiva de las élites.
De la periferia abandonada al centro de la ciudad
“En los desechos del mundo, un nuevo mundo”. Bajo este lema se agrupan las salas a continuación. Los lugares de juegos por excelencia en las sociedades urbanas son las calles, los solares vacíos, y los espacios abandonados de las periferias de la ciudad. Ahí es donde los niños escapan y ponen en práctica el remedo de sus vidas de adulto.
Esta idea se sistematizó en Dinamarca, y en 1943 se construyó ex-profeso un lugar que ofreciera este atractivo en Copenhague. La exposición lo relata y añade el sello estético de Pasolini o Rosellini en fragmentos de sus películas para evocar ese universo.
Pero también, la ciudad puede ser un tablero de juego. A través de proyectos de artistas como Giacometti e Isamu Noguchi, se presenta a la urbe como un laberinto de tintes surrealistas que inmediatamente se convierte en candidato a espacio donde jugar.
En el apartado "Modelo playground" cobran protagonismo los lugares específicamente dedicados al juego, diseñados con ese fin y separados de la calle. El espacio lúdico se sistematiza en descripciones formales, como la de Constant, o se resuelve en soluciones arquitectónicas como las propuestas por Le Corbusier.
Desde estas y el resto de las secciones de la exposición, el Reina Sofía ofrece al visitante el extraño y familiar dibujo que une elementos aparentemente dispares como el ocio, la educación, la pereza, el aprendizaje.
La última parada recoge cómo la onda global de movimientos del 2011 devolvió con sus asambleas, acampadas y manifestaciones, la dimensión pública a esos espacios y permitieron experimentar nuevas formas de organización y vida en común. Por unos meses, Puerta del Sol en Madrid, Tahrir en El Cairo y Syntagma en Atenas, quisieron ser el crisol de un mundo nuevo.