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Las historias de inmigración y exilio de Botto vuelven "más actuales que nunca"

  • Un trozo invisible de este mundo vuelve a Matadero Madrid dos años después
  • Es favorita para los Premios Max de teatro, con seis nominaciones
  • "Los juicios por los desaparecidos en Argentina son una reparación muy grande", dice
  • Botto espera del público que "empatice" con unas personas que ve como cifras

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'Un trozo invisible de este mundo', uno de los fenómenos teatrales de la temporada

Tras casi dos años de exitosa gira por toda España llenando teatros y con el cartel de favorita para los Premios Max, con seis nominaciones, la obra teatral Un trozo invisible de este mundo, cinco monólogos sobre la inmigración y el exilio, vuelve al lugar que la vio nacer, las tablas de las Naves del Español del Matadero de Madrid, y, "paradójicamente, más actual hoy que cuando se estrenó".

Así lo ve, según explica a RTVE.es, Juan Diego Bottoautor del texto y protagonista de la obra que se representa en Madrid desde este viernes hasta el 8 de junio, bajo la dirección de Sergio Peris-Mencheta. En esas tres categorías -autor revelación, actor y dirección- está nominada la obra para los premios del teatro español, además de como mejor espectáculo, mejor escenografía y mejor iluminación.

Un trozo invisible de este mundo nos presenta cinco historias, interpretadas por Botto y Astrid Jones, inspiradas en hechos reales: la de un policía de aduanas que explica a un inmigrante porqué no le deja pasar con un argumentario xenófobo; un inmigrante que intenta desesperadamente llamar a su mujer desde un locutorio y padece todo tipo de inconvenientes; la historia de una inmigrante que cuenta a su hijo todo su periplo para llegar a España de forma ilegal y cómo acaba en un CIE (Centro de Internamiento de Extranjeros) - inspirada en el caso real de Samba Martínez-; la historia de Turquito, un hombre encerrado en los 70 en la Escuela de Mecánica de la Armada, un centro de torturas de la dictadura argentina de Videla donde estuvo recluido el padre de Botto; y una reflexión de un exiliado político en España sobre el desarraigo y la búsqueda de Justicia.

Un texto vivo que ha madurado

El actor y dramaturgo recuerda que uno de los inputs que le impulsó a escribir este texto fue la reapertura en Argentina del caso de la Escuela Mecánica de la Armada, que iba a permitir juzgar 35 años después a los responsables del asesinato de su padre. "Hoy ya hemos declarado mi madre [la profesora de arte dramático Cristina Rota] y yo y el juicio sigue adelante; y, por pequeña que parezca, para nosotros es una reparación muy grande porque es la constación de que llega la Justicia y de que se produce ese hecho improbable de que un país juzgue a los responsables de sus dictaduras", cuenta reconfortado sobre uno de los factores que contribuye a que la obra siga viva.

A ello une la situación actual de la inmigración en España, que Botto califica de "extraña" porque "hay un repunte de las medidas represivas y violentas contra los inmigrantes en un momento en el que las cifras dicen que hay menos inmigrantes que nunca". En este sentido, pone como ejemplos las "aberrantes" cuchillas en la valla de Melilla, la "inaudita muerte de 15 personas ahogadas mientras la Guardia Civil les disparaba pelotas de goma" en Ceuta o el "acto de simple y llana crueldad" que supone la medida incluida en el anteproyecto de ley de seguridad ciudadana que impide a los inmigrantes sin papeles utilizar los locutorios para hablar con sus familias.

"Todo esto incide en la función y, paradójicamente, yo creo que es más actual hoy que cuando la estrenamos", considera el autor del libreto, que recuerda que la obra "se nutre de la realidad" y todo lo que ocurre "alimenta también la indignación que subyace bajo el texto".

Astrid Jones asegura a RTVE.es que en estos dos años Un trozo invisible de este mundo "ha madurado, cogido muchísimo cuerpo y se ha alimentado también de lo que hemos recibido de la gente", además de de esa actualidad de la que habla su compañero sobre las tablas. También, en estos dos años, cuenta con alegría, han podido ver la evolución del caso real que ella interpreta en su monólogo, pues se ha reabierto la investigación sobre su fallecimiento en el CIE de Aluche (Madrid).

"Imposible" separar personaje y persona

Sobre cómo se aproximaron ambos a unos personajes con los que tienen mucho en común, la joven cantante y actriz, hija de inmigrantes de Guinea Ecuatorial, asegura que realmente es "imposible" separar ambas cosas que forman parte de uno: "Ha sido remover muchas cosas y situarte también ante ello, resituarte, confirmar csoas que forman parte ti y que también forman parte toras personas y poder transmitirlo así", explica Jones, que cree que los "matices" que tiene el texto ayudan a transmitirlo fácilmente y a que el espectador "empatice".

Botto coincide que es imposible "desprenderse de uno", pero cree que el hecho de haber podido escribir el texto sobre una cuestión que le ha acompañado "toda la vida" -"yo soy producto del exilio de mi madre y del golpe de estado en Argentina y de la sensación de impunidad con la que he crecido-, le ha ayudado a tomar distancia. "El hecho de escribirlo significa que había elaborado todo este proceso lo suficiente para poder hincarle el diente y poder hablar de ello sin que me paralice. Lo puedo manejar e incluso puedo darle forma expresiva y artística a estas emociones (...). Eso es el arte, la capacidad de poder sublimar la realidad y transformarla en algo artístico y bello que pueda conmover al espectador".

Además, en su texto Botto le añade su "humor oscuro, pero constante" a estas historias tan duras, ya que "ningún mensaje, por importante y necesario que sea, va a llegar si la pieza es aburrida".

Regalos inesperados

Ni Botto ni Jones están nerviosos de cara a los Premios Max porque creen, y se nota que lo dicen modestamente, que con esta obra ya están recibiendo más regalos de los que esperaban. "Para mí ya hemos ganado, por la obra en sí, por el público y por las críticas, y seis nominaciones es mucho más de lo que me imaginaba", asegura Botto, que revela que le hace mucha más ilusión su nominación como autor teatral -"por inesperado y porque no es mi oficio"-, que la de actor, "porque soy un tipo que está acostumbrado a estar nominado y no ganar", bromea.

"Todo desde el principio está siendo sorpresa, alegría, aprendizaje. Estamos recibiendo tantas cosas que no esperábamos, que encima lo de los Max es un añadido", cuenta la actriz.

Hasta que se conozcan los ganadores de los Max, que se entregan el 26 de mayo, quedan muchas representaciones de Un trozo invisible de este mundo en el Matadero y pasarán por allí muchos espectadores que Botto confía en que salgan de allí habiéndose "emocionado" y llevándose una reflexión "y una nueva forma de mirar a los migrantes, a los exiliados, y empatizando con unos seres humanos a los que hasta ahora veía como cifras y titulares de prensa".