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La expedición española del trineo de viento por Groenlandia llega a tierras inexploradas

  • Tras recorrer 1.200 km atraviesan el noroeste de la isla ártica
  • Están recogiendo datos para comprobar los efectos del cambio climático
  • Circunnavegan a bordo de un trineo impulsado por cometas

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Los expedicionarios en el terreno helado de Groenlandia.
Los expedicionarios en el terreno helado de Groenlandia.

Los expedicionarios que están circunnavegando Groenlandia impulsados por un trineo de viento,  ya han recorrido 1.200 kilómetros del total de 5.000 que piensan completar por su desierto interior de hielo.

Estos días atraviesan uno de los territorios más inexplorados del planeta, el noroeste de la isla ártica, en las proximidades de la remota región de Thule.

“Ya hemos pasado el punto en el que podríamos haber salido del desierto polar (indlandsis) por nuestros medios. Pronto entraremos en la región menos conocida, donde se desconoce el comportamiento del viento, pero todo indica que el trineo de viento responde y el equipo también”, asegura Larramendi.

Las cinco personas que componen la expedición, con el explorador polar Ramón Larramendi al frente, se desplazan con un vehículo movido por cometas con el que iniciaron la ruta hace 15 días en el oeste de Groenlandia.

Su principal objetivo es recopilar datos sobre el terreno de lugares remotos que permitan contrastar los modelos de predicción del cambio climático difundidos por el Grupo Intergubernamental contra el Cambio Climático (IPCC en sus siglas en inglés).

El viento da una tregua a la expedición

Como ha informado Tierras Polares, la agencia que patrocina la aventura, el grupo tuvo problemas con el viento los primeros días, aunque en las últimas jornadas han establecido una velocidad media de 15 km/h que les permite avanzar y a la vez disponer de tiempo para realizar las pruebas científicas que llevan a bordo en esta expedición.

Los cinco miembros del grupo llegaron al desierto polar de Groenlandia el pasado 3 de mayo. Los tres primeros días los dedicaron a preparar el trineo de viento para el largo viaje que tenían por delante y también a practicar el pilotaje con las cometas.

“Esos primeros días el viento no era favorable. O estaba en calma o era demasiado fuerte y lateral, pero aun así logramos avanzar varios cientos de kilómetros hasta situarnos en la parte más elevada del interior, a 2.700 metros de altura, y ahora todo es más fácil”, ha señalado Larramendi.

Pilotaje del trineo de viento

El equipo ha organizado dos turnos de pilotaje para aprovechar el tiempo al máximo: la danesa Karin Moe Bojsen con el groenlandés Hugo Svenson y los españoles Manuel Olivera y Eusebio Beamonte, mientras que el líder, Ramón Larramendi, con más experiencia en el manejo de un vehículo que es diseño suyo, se reparte entre ambos.

Soportamos bien el frío de -25ºC con cuatro capas de ropa

“Como el sol nos acompaña las 24 horas del día, tenemos un poco lío con las comidas, pero el frío (25ºC bajo cero) lo soportamos bien, eso sí, con cuatro capas de ropa, y estamos cumpliendo con nuestros objetivos. Ahora, todo el grupo maneja perfectamente las cometas y cuando no pilotamos dormimos muy bien en marcha, en etapas que duran entre 10 y 16 horas sin parar”, afirma el explorador.

Pero en la expedición no todo está siendo fácil. Los primeros días tuvieron varias roturas en el trineo debido a las dificultades para navegar con una tonelada y media de peso y viento en contra.

Además, en algunas jornadas la niebla y tormentas de nieve les han dejado sin visibilidad. “A veces no vemos ni la cometa, que va a 300 metros de distancia, y si nos alejamos del trineo unas decenas de metros, debemos llevar encima el GPS para saber regresar sin perdernos”, relata el ingeniero Manuel Olivera.

Misión científica e 'histórica'

Olivera es el responsable de la recogida de datos para la caracterización de la nieve que permitirán conocer las precipitaciones caídas desde hace 12 meses en esta remota zona del planeta, así como la temperaturas que se han registrado.

“Cada vez que paramos mido la densidad, la humedad o la temperatura y cada 400 kilómetros hacemos un agujero para realizar otras mediciones más detalladas”, explica vía satélite. Estos datos formarán parte de un proyecto científico dirigido por Ignacio López Moreno, del Instituto Pirenaico de Ecología (IPE-CSIC)

En estas dos semanas, el trineo de viento ha pasado por el lugar donde se encuentra la tumba del famoso científico alemán Alfred Wegener, el ‘padre’ de la teoría de la deriva continental (desplazamiento de las plataformas continentales), que más adelante se probó. Wagener murió en 1930 en una fallida expedición a Groenlandia y su cuerpo se cree que está ya enterrado bajo 100 metros de nieve.

El investigador alemán, pionero en la investigación del clima ártico,  también viajó con cometas a esta zona del planeta, pero las usaba para analizar las corrientes de viento en sus estudios meteorológicos.

También han pasado a menos de 30 kilómetros del Campamento Neem, una base científica danesa que funcionó entre 2009 y 2012 recogiendo cortes de hielo a gran profundidad para estudiar el clima del pasado y que fue cerrada a la espera de nuevos proyectos.