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Jorge Franco: "Que te elogien 'Gabo' y Vargas Llosa es algo para gozar y luego olvidar"

  • El escritor colombiano presenta El mundo de afuera, Premio Alfaguara
  • Con un final "a lo Coen", se basa en un secuestro real de 1971 en Medellín
  • "Tengo libros muy del mundo femenino que gustaría que dirigiera Almodóvar"

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El escritor Jorge Franco en Madrid.
El escritor Jorge Franco en Madrid.

Colombiano de Medellín, su paisano recientemente fallecido Gabriel García Márquez, Gabo, dijo de él que era uno de los autores al que le gustaría pasarle su "antorcha" y Mario Vargas Llosa no duda en recomendar sus novelas. Pero Jorge Franco (1962), Premio Alfaguara de Novela 2014 con El mundo de afuera, prefiere mantener los pies en el suelo.

"Cuando alguien que domina el oficio te dice que lo estás haciendo de buena manera, te llena de seguridad y confianza. Pero, al mismo tiempo, creo que son frases y comentarios para gozar y luego olvidar porque no pueden convertirse en un elemento de estrés y de presión para escribir", confiesa en una entrevista con RTVE.es Franco, que recuerda que esos elogios "no garantizan que tu trabajo siguiente va a ser un éxito, ni un éxito te garantiza el siguiente".

"Tienes que pasar esa página y encontrarte a ti mismo en la situación del día a día frente al computador, en el que tratas de reinventarte y sacar adelante una historia", reflexiona el escritor, al borde de la afonía tras el largo viaje desde Colombia y la maratón de actos y entrevistas que conlleva recibir este premio literario, uno de los mejores dotados económicamente (130.000€) y que ya poseen plumas como la de Elena Poniatowska, Laura Restrepo y Juan Gabriel Vásquez.

Una historia basada en un secuestro real

Autor de novelas exitosas como Rosario Tijeras (1999) y Paraíso Travel (2002), ambas llevadas al cine, en El mundo de afuera Franco se basa en la historia real de Diego Echavarría, un rico empresario de Medellín que fue secuestrado y asesinado en 1971 y que supuso un "anuncio de que algo se iba a complicar" en la ciudad colombiana, luego tristemente famosa por la violencia y el narcotráfico. Don Diego construye un castillo de inspiración francesa en el que mantiene aislada del mundo de afuera a su hija Isolda, que se crea en el bosque que lo rodea su propio mundo imaginario.

Jorge Franco pasó su infancia como vecino de ese castillo, algo que lo llenaba "de curiosidad", y, como al resto de medellinenses, le marcó ese secuestro que dio un giro al lugar en el que vivía "de una ciudad paradisíaca y tranquila en la que los niños jugábamos hasta altas horas de la noche, hacia ese Medellín de situación tan lamentable que se conoció después".

Con El mundo de afuera, Franco recupera "esos recuerdos de la infancia" décadas después gracias a que su paternidad ha actuado como un resorte: "Soy padre desde hace ocho años y me los he pasado inmersos en la literatura infantil, con princesas y castillos".

Además, para introducirse en ese mundo imaginario de Isolda, el autor tuvo que explorar la vía de la literatura fantástica, un campo inédito para él, que ha disfrutado y le ha divertido tratar y que ha sido otra de las formas en las que recuperar su infancia. No obstante, esa falta de dominio de la materia, le ha llevado a introducirse con cautela "porque la línea fantástica tiene unos linderos peligrosos en los que si te pasas, te desbordas y la historia podía descontrolarse".

Un final a lo Coen

El autor, siguiendo los consejos de la presidenta del jurado del premio Alfaguara, Laura Restrepo, ha modificado ligeramente el final de la novela, para pasar de "lo Tarantino" a quedarse "más en los Coen". "Era un párrafo en el que narraba la muerte de él de forma muy violenta, porque en realidad fue así, y se me salió el Tarantino, pero creo que salpicaba demasiada sangre",  explica Franco, que lo varió para mantiene más el tono del libro, "más de insinuar que de mostrar cosas violentas".

Para el escritor, el eje central de la historia lo constituyen los diálogos entre secuestrado -Don Diego- y secuestrador -el personaje de El Mono-, un "encuentro de dos hombres de mundos opuestos que van asumiendo sus papeles de víctima y victimario",  pero a quienes no quiso dibujar como el bueno y el malo, "sino mostrar la gama de grises en la que se mueven" y en la que, como en la tragedia griega, "cada uno asume su papel y su destino".

Ese dibujo detallado de los personajes, que además se van mostrando poco a poco en lo que dicen y en lo que hacen, hasta hacerlo cercano y familiar al lector es fundamental para Jorge Franco: "Si uno no siente un personaje familiar, que le respira a su lado, que es verosímil, el lector no va a entrar bien en la historia", sostiene.

Un fan de Almodóvar

Apasionado del cine -estudió el séptimo arte en la London Film School y lo considera "el arte por excelencia de nuestra época contemporánea"-, el toque cinematográfico está presente su literatura, no solo en el estilo de sus finales, sino en los giros, las situaciones y en la forma de manejar el tiempo

Y pese a que sus obras más conocidas ya se han adaptado para la gran pantalla, Franco no ve su última obra convertida en película: "Yo todavía no logró verla para el cine, pero esa no es mi labor. Tendrá que venir alguien y mostrármela, un productor o un guionista que diga 'claro que se puede' y me lo muestre", opina el escritor, que cree que la historia necesitaría de un director que supiese también "reflejar muy bien la dosis de humor negro" que contiene respecto a la "inexperiencia y la torpeza de esos bandidos", algo ya retratado por los hermanos Coen.

Y aunque El mundo de afuera no la ve aún desde el prisma cinematográfico y no le encuentra director, Jorge Franco sí que tiene trabajo para uno de nuestros directores más internacionales: "Tengo otros libros que son muy del mundo femenino y al terminar de escribirlos siempre ha sido como un sueño decir 'algún día me gustaría que Almodóvar dirigiera alguna de estas películas' porque a veces siento como que son muy para él porque si a mi me gusta Almodóvar es precisamente por el manejo de lo femenino y siento que son historias en las que seguramente él se deleitaría mucho". El guante está lanzado.