Obama defiende su liderazgo: "No todos los problemas tienen una solución militar"
- El presidente de EE.UU. ha desgranado sus intereses en política exterior
- Dice que EE.UU. debe guiarse por la contención y un liderazgo multilateral
- "EE.UU. usará la fuerza militar sólo cuando sus intereses estén en peligro"
- Se defiende de las críticas de tibieza y debilidad en las crisis de Ucrania y Siria
El presidente Barack Obama quiere pasar página "de manera responsable" a más de una década de guerras en el mundo y cumplir su promesa de un liderazgo multilateral basado en la diplomacia y en el consenso.
“EE.UU. sólo usará la fuerza de forma unilateral cuando nuestros intereses estén en peligro”, ha dicho Obama en un esperado y poco sorprendente discurso sobre su política exterior en la academia militar de West Point.
“Sólo porque tenemos el mejor martillo, no significa que todos los problemas son un clavo. Hay que saber cómo usar el poder militar”, ha subrayado en el mismo lugar donde hace justo 12 años su predecesor George Bush definió la guerra contra el terror tras el 11S.
"EE.UU. es la única nación indispensable"
Las amenazas ahora, entiende Obama, son diferentes y merecen una respuesta diferente. “Ya no somos el policía del mundo”, le gusta repetir. Pero sus críticos ven detrás de estas palabras un síntoma de debilidad y llevan meses reprochándole su falta de firmeza ante Rusia, el histórico rival, en la crisis de Ucrania y su tibieza en las crisis de Libia, Irán y Siria.
“La influencia de Estados Unidos es más fuerte cuando lideramos con el ejempl“
"EE.UU. debe siempre liderar en el mundo. Si no, nadie lo hará. Pero la acción militar no puede ser el único componente del liderazgo”, ha explicado el líder norteamericano. "La influencia de Estados Unidos es más fuerte cuando lideramos con el ejemplo. No podemos evitar las reglas que sirven para todos", ha añadido.
"Estados Unidos es la única nación indispensable. Eso ha sido cierto durante el pasado siglo y seguramente lo seguirá siendo el próximo siglo", ha agregado, argumentando que "cuando un tifón golpea Filipinas, o secuestran a niñas en Nigeria u hombres enmascarados ocupan un edificio en Ucrania, es a EE.UU. a quien el mundo mira para pedir ayuda".
Y así ha desgranado las líneas maestras de su política exterior hasta el final de su mandato:
Ucrania, el tablero de la posguerra fría
Desde que empezó la crisis en Ucrania hace ya seis meses con las primeras protestas antigubernamentales en Kiev, y Moscú se anexionó de facto Crimea, Obama se ha movido sólo en el terreno diplomático: sanciones y refuerzo militar en Polonia y las repúblicas bálticas.
El presidente estadounidense ha defendido que su papel en esta crisis ha sido liderar el aislamiento internacional de Rusia. Esta tensión no supone un regreso a la Guerra Fría, ha dicho, pese a que las acciones de Moscú "recuerdan a los días en los que los tanques soviéticos entraron en el este de Europa".
Siria e Irán, lejos del conflicto militar
En Siria, Obama se topó el pasado año con su peor enemigo: él mismo. Preso de una línea roja que se cruzó con un ataque químico brutal en la periferia de Damasco, el presidente estadounidense promovió una intervención militar que nadie más, a excepción de François Hollande, quiso apoyar. Reconocido el error de cálculo, las negociaciones para el desarme químico del régimen de Bachar al Asad encumbraron a un presidente ruso venido a más.
El presidente estadounidense ha descartado la opción militar para frenar una sangría que se ha cobrado más de 125.000 vidas y ha obligado a huir a nueve millones de personas de sus hogares. "Esa guerra civil es cada vez más sectaria", ha justificado. Pero eso "no significa que no debamos ayudar a la población de Siria a levantarse contra un dictador que bombardea y mata de hambre a su gente", ha dicho, al tiempo que ha prometido ayuda a una oposición cada vez más fragmentada y debilitada aunque sin explicar cómo.
También ha dicho que la intervención militar en Irán está más lejos que nunca gracias al acuerdo sobre el programa nuclear alcanzado el pasado noviembre.
Un fondo antiterrorista de 5.000 millones de dólares
Obama ha pasado de puntillas por la crisis en Libia, sumida en el caos y en la violencia, pero ha anunciado la creación de un fondo de 5.000 millones de dólares para luchar contra el terrorismo que, ha asegurado, "continúa siendo la mayor amenaza" para EE.UU.
Este fondo, ha explicado, permitirá entrenar, crear capacidad y facilitar a los países socios la lucha contra el terrorismo, un enemigo cada vez más difuso, según ha señalado.
Según Obama, la principal amenaza "no viene ya de un liderazgo centralizado de Al Qaeda", sino de grupos extremistas y afiliados a esta organización terrorista que actúan en el país en el que están establecidos y atacan objetivos más difíciles de defender. Y ha recordado, por ejemplo, el ataque al centro comercial Westgate de Nairobi, en Kenia, y el asalto al consulado estadounidense de la ciudad libia de Bengasi.
Al presidente de EE.UU. le quedan dos años para abandonar la Casa Blanca y la lista de promesas y expectativas que carga sobre sus hombros es larga. Este miércoles ha vuelto a decir que cerrará la cárcel Guantánamo. Y quiere mantener todavía un contingente de casi 10.000 soldados en Afganistán pese a que la retirada de las tropas estaba prevista para este año. La arena internacional se le resiste y, con la popularidad por los suelos y la amenaza de perder la mayoría demócrata del Senado en noviembre, el tiempo juega en su contra.