'Manos Kelly' y 'Los gringos', dos clásicos del western de Hernández Palacios y De la Fuente
- Dos obras imprescindibles de dos genios del cómic español
- Dos obras que se publican al completo por primera vez
Antonio Hernández Palacios y Víctor de la Fuente son dos de los mejores dibujantes españoles de todos los tiempos, como demuestra que desarrollasen la mayor parte de su carrera para el extranjero, sobre todo para Francia. Y ambos destacaron especialmente en el western, un género en el que nos dejaron obras maestras como Manos Kelly y Los Gringos, que ahora reedita Ponent Mon en dos volúmenes integrales e imprescindibles.
'Manos Kelly', de Hernández Palacios
El madrileño Antonio Hernández Palacios (1921-2000) empezó trabajando como publicista pero enseguida fue reclamado por las mejores editoriales de cómic para que se ocupara de una adaptación de Doc Savage (1961) sin embargo, sus frecuentes viajes por américa del Norte y el descubrimiento de sus paisajes, despertaron en él una pasión por el cómic histórico en general y por el western en particular, que le acompañaría toda su vida profesional.
Así nació Manos Kelly (Ponent Mon) un tebeo dedicado a la presencia española en la colonización de América del Norte. En una primera aventura de 16 páginas que sólo se publicaron anteriormente en la revista francesa Metal Hurlant y en la española Saloon y que ahora sirven de aperitivo a este magnifico tomo integral que recoge todas las aventuras del personaje.
Además de esa primera aventura, el tomo contiene los otros cuatro álbumes que Palacios firmó de Manos Kelly antes de que los franceses le fichasen para que dibujase otro clásico del western europeo, La serie Mc Coy, con guiones de Jean-Pierre Gourmelen, que dibujaría hasta su muerte, alternándola con otras de temática histórica como El Cid, su tetralogía sobre La Guerra Civil Española o sus tres entregas de Relatos del Nuevo Mundo, dedicadas al descubrimiento de América.
Destacar el esfuerzo del editor, Amiram Reuveni y de la viuda de Palacios, Carmen Ochoa Arambillet, para rescatar los originales del dibujante. Aunque las capas de color de uno de los álbumes que contiene el libro La montaña de oro, se hayan perdido, por lo que sólo se reproducen en el libro las páginas en blanco y negro. Una desgracia con su parte buena, puesto que nos permite apreciar mejor los lápices del dibujante, su particular e inimitable estilo, y su obsesión por los detalles que le hicieron firmar algunas de las páginas más bellas de la historia del cómic.
Palacios ha pasado a la historia del cómic por ese dibujo preciosista, por sus espectaculares paisajes (comparados con los de Hal Foster para El Príncipe Valiente) y por su precisión histórica. Y es que se tomaba muy en serio la documentación, como se puede apreciar en sus detallados dibujos y en sus guiones, que a veces son incluso demasiado históricos.
Una preocupación por la historia que, junto a sus espectaculares dibujos, hacían volar nuestra imaginación hasta esas tierras habitadas por indios, vaqueros y bisontes. Y a todo eso hay que añadir el color, ese color inigualable de Palacios que era una de sus señas de identidad y que con el que terminó de completar esas páginas inolvidables que merecen un lugar entre los mejores westerns de la historia, a la altura de los clásicos de John Ford. No olvidemos que, además de dibujante, Palacios fue pintor.
'Los Gringos', de Víctor de la Fuente
Pocos dibujantes pueden compararse a Palacios, pero Víctor de la Fuente (1927-2010) es uno de ellos (Por cierto que ambos ganaron el prestigioso premio Yellow Kid, el galardón más importante del cómic que se concede en Italia). Víctor también fue un experto en el western (Sunday, Tex) y en la fantasía heróica, con títulos inolvidables como Haggart, Mathai-Dor o Haxtur (que da nombre a los premios del Salón del cómic del Principado de Asturias).
Y Los Gringos (Ponent Mon) es uno de esos westerns históricos que han pasado a la historia por la belleza de los dibujos de este gran artista. Sin olvidar los guiones de Jean-Michel Charlier, también autor del que posiblemente sea el mejor western de la historia del cómic, Blueberry, con los dibujos de Jean Giroud (Moebius). Un western (Los Gringos) que, inexplicablemente, estaba inédito en España, a pesar de su calidad.
Cualquiera que haya leído Blueberry se habrá dado cuenta del intéres de Charlier por la historia y los paisajes de México. Y esta serie trata sobre dos Gringos atrapados en ese país en medio de la Revolución mexicana, concretamente entre los años 1910 y 1917, que vieron el surgimiento de figuras legendarias como Pancho Villa o Emiliano Zapata, que son secundarios de lujo de esta historia y que combaten a Francisco I. Madero y al cruel Victoriano Huerta.
Charlier escogió como protagonistas a un pistolero de fortuna y a un pionero piloto de aeroplanos. Dos testigos excepcionales de una sangrienta revolución (casi tres millones de muertos) que intentan escapar sin conseguirlo. Y que a veces nos recuerdan a Robert Redford y Paul Newman en Dos hombres y un destino (1969). Una visión idealizada sobre la revolución mexicana.
Sin embargo, tras dos álbumes (1979 y 1980), la serie se interrumpió.
Doce años después, el hijo de Charlier quiso continuar la serie como homenaje a su padre (fallecido en 1989), con otras dos aventuras (1992 y 1996) en las que el guión, de Guy Vidal, fue menos didáctico y mas trepidante. A lo que contribuyó la madurez de Víctor de la Fuente que ya era uno de los mejores narradores del mundo y que cambia de estilo para dar más dinamismo y acción a las historias, más ligeras pero, sin duda, más espectaculares (espectacualres sus paisajes desérticos, las escenas de batallas y las cargas de caballería).
Por cierto que los tres homenajeraon a Charlier con la inclusión, en una aventura, del mismísimo Blueberry, ya septuagenario, pero que conserva ese espríritu aventurero, esa grandeza y ese aire meláncolico que le han convertido en uno de los mitos imperecederos del cómic. Por eso el álbum se titula Viva Blueberry.
Simple y llanamente dos obras imprescindibles de dos de los mejores dibujantes de todos los tiempos.