Así funciona el exoesqueleto que permitirá a un discapacitado hacer el saque de honor del Mundial
- El exoesqueleto robot se mueve siguiendo patrones de actividad cerebral
- A pesar de su discapacidad el usuario podrá 'sentir' que golpea la pelota
- Sin embargo todavía los exoesqueletos médicos están lejos de ser comunes
Está previsto que el saque de honor que inaugure este Mundial de Fútbol lo realice un joven paralizado de cintura para abajo utilizando un exoesqueleto mecánico desarrollado por la organización internacional Walk Again Project.
Los exoesqueletos mecánicos son parecidos a un traje articulado, como una antigua armadura de combate -que sería un exoesqueleto de protección-, provistos de motores y actuadores que realizan mecánicamente los movimientos equivalentes o sustitutivos de los que haría la persona que los viste dependiendo de la tarea o acción que desee realizar, como caminar, levantar un brazo o dar una patada.
Un exoesqueleto industrial se puede manejar manualmente o puede detectar los gestos del usuario siguiendo el movimiento inicial para reproducirlo mecánicamente en tiempo real, pero proporcionando mayor fuerza y resistencia.
Exoesqueletos médicos
Sin embargo en el caso de los exoesqueletos médicos destinados a personas con discapacidad o problemas de movilidad solo la parte mecánica realiza los movimientos que el usuario no puede hacer por sí mismo.
Para que esto sea posible y el exoesqueleto se mueva, el usuario envía las órdenes necesarias a través de otras partes del cuerpo que mantienen sus funciones o aprovechando los impulsos neuronales, la actividad eléctrica que se produce en el cerebro.
Salvando las distancias, un exoesqueleto médico se puede considerar una versión muy sofisticada y mucho más versátil de la silla de ruedas, a las que pueden llegar a sustiruir en el futuro.
Pero por ahora el estado temprano en el desarrollo de los exoesqueletos médicos, aunque esperanzadores para el futuro, está lejos de resultar de aplicación común y su uso prácticamente se limita a la investigación debido entre otros desafíos pendientes de resolver a su coste, su aparatosidad y complejidad y por tener una autonomía casi nula.
Interacción entre el cerebro y la máquina
De este modo, durante la ceremonia inaugural el joven debería ser capaz de sostenerse sobre sus piernas, caminar y golpear el balón. Para lograrlo el traje robot se moverá siguiendo las órdenes recibidas a través de las señales neurológicas del cerebro captadas por una especie de casco provisto de electrodos sensibles a la tenue activiad eléctrica que se produce en el cerebro, al pensar o al enviar órdenes a distintas partes del cuerpo.
Un ordenador recibe esas señales y las convierte en las comandos informáticos que hacen que el exoesqueleto se mueva.
La relación entre las señales y los movimientos está configurada previamente, ya que no existe un protocolo de comunicación directo que relacione la actividad cerebral con los movimientos del robot; de hecho, por ahora no todos los pacientes potenciales son aptos para utilizar este tipo de ayuda de forma efectiva y satisfactoria.
Una particularidad del exoesqueleto BRA-Santos Dumont desarrollado por el Walk Again Project, es que además de responder a las señales del usuario este devuelve algún tipo de respuesta a sus acciones.
De forma parecida a cuando un teléfono móvil vibra ligeramente con cada pulsación en el teclado de la pantalla táctil, para que el usuario sepa que su pulsación ha sido recibida por el teléfono, en este caso el usuario recibe una vibración -en una parte del cuerpo en la que se mantenga la sensibilidad, como un brazo- cuando el pie del exoesqueleto toca el suelo o cuando golpea la pelota.
Adicionalmente, el exoesqueleto puede complementarse con piel artificial, un recubrimiento provisto con diversos tipos de sensores electrónicos que puede percibir y comunicar la ocurrencia de diversos factores externos, como el contacto físico o la temperatura.