Bajo el influjo de El Greco
- El Prado analiza la influencia de El Greco en la pintura moderna
- Manet, Cézanne, Picasso, Chagall o Bacon recibieron influencia del cretense
- El Greco y la pintura moderna reúne 106 obras del 24 de junio al 5 de octubre
De Manet a Cézanne, pasando por Chagall, Modigliani, Delanuy y Kokoscha, hasta Jason Pollock y Francis Bacon y, sobre todo, Picasso, todos estos grandes artistas de la pintura moderna bebieron de la maestría de El Greco (1541-1614) y se inspiraron en su obra para alumbrar los movimientos de vanguardia que revolucionaron el arte del siglo XX. En este IV Centenario de la muerte del pintor cretense, el Museo del Prado realiza la primera aproximación total a su influencia sobre la pintura moderna, desde Manet a los pintores posteriores a la II Guerra Mundial.
El Greco y la pintura moderna reúne, desde este martes 24 de junio al 5 de octubre, 106 obras que rastrean esta huella en la pintura de finales del XIX y el siglo XX, con 26 grecos y otras 80 obras de la modernidad, procedentes de instituciones como el Metropolitan de Nueva York, la National Gallery de Washington o el Museo de Orsay, además de otras de colecciones privadas, que se suman a la colección de obras del cretense del Prado, la mejor y más amplia del mundo.
Entre los alicientes, que solo siete de esos grecos se vieron en la gran exposición El Greco en Toledo y que, entre las pinturas prestadas al Prado, se pueden admirar La visión de San Juan, del Metropolitan, obra considerada precedente del cubismo, y el Laocoonte (1610-1614) de la National Gallery de Washington, influencia básica en el expresionismo alemán.
Fascinando a artistas
Pero, ¿qué tiene El Greco para haber influido en tal pluralidad de artistas hasta tres siglos después de muerto?: "Primero, una pintura de gran calidad, y, segundo, una personalidad artística muy marcada, muy elocuente en sus distintas etapas pero, sobre todo, en sus etapas finales que fascina curiosamente a diferentes artistas", explica a RTVE.es el comisario de la exposición y jefe de conservación de pintura del siglo XIX en el Museo del Prado, Javier Barón.
También el hecho de que Doménikos Theotokópoulos pasase un periodo de "penumbra" tras su muerte, pese a esa calidad extraordinaria de su pintura, contribuyó a que ejerciese esa gran fascinación entre los artistas modernos, indica Barón, que apostilla que los "redescubridores del Greco fueron los críticos e historiadores, pero fundamentalmente los pintores, que con su ojo de pintor vieron la gran calidad que tenía".
La obra del "más moderno maestro de la pintura", como define el comisario al artista cretense establecido en Toledo, influyó de distinta forma en cada uno de estos artistas, lo que en la muestra puede comprobarse a través de un diálogo entre cuadros que arranca con el interés de los pintores españoles decimonónicos como Mariano Fortuny y Ricardo de Madrazo.
A Manet, el primer gran artista moderno del que se conoce fehacientemente esta influencia, le interesó el uso del color, especialmente de los grises, negros y blancos, del maestro griego, cuya obra pudo contemplar en España en 1865, y que se hizo notar en sus retratos, explica Barón.
Para Cézanne fue fundamental el sentido de construcción de los cuerpos y los desnudos de Bañistas (1890) se comparan con los de Laocoonte y La visión de San Juan. Además, la exposición permite contemplar por primera vez en España la Dama del armiño del Greco -cuya autoría está en discusión- y la copia que hizo Cézanne.
Picasso, alumno aventajado
El artista moderno sin duda más influido por El Greco es Pablo Picasso, que bebió del pintor griego en distintas etapas de su trayectoria, en su juventud y en su periodo azul, primordial en los orígenes del cubismo, y al que volvió en su etapa final. Por ello, la muestra del Prado reúne una amplísima selección de obras del genio malagueño correspondientes a esos distintos periodos.
"En Picasso influye el factor constructivo, no solo de la figura, sino del espacio. La compresión espacial que El Greco hace en esos últimos cuadros sobre las figuras influye en Las señoritas de Aviñón, también la monumentalidad de las propias figuras y el sentido de subdivisión del espacio en alveolos, pequeños espacios independientes que en el cubismo construyen el espacio", explica Barón.
Una de las obras cumbres Doménikos Theotokópoulos, El entierro del señor de Orgaz, fue motivo recurrente para el artista andaluz y su rastro se encuentra en cuadros de su etapa azul como Evocación. El entierro de Casagemas (1901), y también en las últimas obras picassianas, como en el homenaje burlesco que le hace en Retrato-bufo de uno de los personajes del Entierro del conde de Orgaz que llora (Suite 347), junto con las referencias explícitas a El caballero de la mano en el pecho en su serie de los mosqueteros.
A su vez, el propio Picasso influirá en la obra cubista de Derain y Modigliani, también influenciados por el griego -pueden contemplarse juntos El caballero de la mano en el pecho, de El Greco, y Paul Alexandre ante una vidriera, del italiano-; y en artistas expresionistas como Chagall y Soutine, con lo que el legado del maestro cretense llega en un segundo grado.
De Delanauy a Francis Bacon
En las siguientes secciones de la muestra, se ve la influencia de El Greco en el color como constructor de las figuras en el orfismo -Gitano, de Delanuy, se inspira en el San Sebastián- o cómo los españoles Zuloaga -gran coleccionista de grecos, uno de ellos La visión de San Juan que luego compraría el Met- y Sorolla valoraron al pintor y homenajearon a los historiadores que redescubrieron su figura.
El expolio, primera obra del griego que llegó a un museo alemán, y el Laooconte son básicos en el nacimiento del expresionismo alemán. "La luz y el sentido de irrealidad de El Greco lo hace muy apto para ser el cauce de esa necesidad de expresión de una visión interior que tenían esos artistas", explica el comisario sobre la obra de Macke, Beckmann, Hofer, Steinhardt o Korteweg.
Surrealistas como Óscar Domínguez y Masson también copiaron la idea de belleza convulsa de la obra tardía de El Greco, mientras que artistas como Diego Rivera y Bomberg pintaron paisajes de Toledo.
El gran artista americano por antonomasia, Jason Pollock, copia directamente a El Greco, un pintor transterrado que resulta muy interesante en América como ejemplo estimulante por haberse formado en distintas culturas. Gótico, "umbral de la pintura de acción", recibe una clara influencia del cretense y de Picasso.
Por último, las corrientes neofigurativas surgidas tras la II Guerra Mundial heredan la tensión expresiva de El Greco para evidenciar la angustia de la época, como es el caso de Francis Bacon, Giacometti y Bomberg.
La exposición se complementa con una selección de trece libros impresos de estudios sobre el artista cretense que empezaron a publicarse en el siglo XIX.
El papel del Prado
En toda esta influencia de El Greco en la pintura moderna es imprescindible el papel del Museo del Prado, que desde su fundación se convierte en "núcleo fundamental" donde contemplar la obra del cretense por parte de todos estos artistas, como hicieron Manet, el mexicano Diego Rivera o Francis Bacon. Incluso el artista sobre el que más influyó, Pablo Picasso, fue entre 1936 y 1939, durante la Guerra Civil, director de este museo, que vio en su juventud "y nunca olvidó", recuerda Barón.
Fue también el museo madrileño el primero del mundo en realizar una exposición monográfica de El Greco en 1902. Más de 110 años después, el cretense vuelve en todo su esplendor y cómo nunca se había visto.