Eli Wallach, secundario estrella, 'feo' y 'magnífico'
- El éxito del paguetti-western de Leone marcó su carrera
- Recibió el Oscar honorífico en 2010
Enlaces relacionados
Ha muerto El feo. Así quería el propio Eli Wallach, fallecido ayer a los 98 años, que se le recordase en su epitafio, en honor a su personaje en El bueno, el feo y el malo, uno de los míticos westerns en los que trabajó, como Los siete magníficos o La conquista del Oeste.
El bueno, el feo y el malo, dirigida por Sergio Leone en 1966, deparó a Wallach su papel más recordado, el de Tuco, el perspicaz bandolero mexicano que lucha junto a los personajes de Clint Eastwood y Lee Van Cleef por hacerse con un cargamento de oro en plena Guerra de Secesión.
Wallach decidió presentarse al casting de la cinta al enterarse de que Leone estaba buscando a alguien feísimo. Logró el papel y cuando el realizador italiano le dijo que iba a hacer un spaguetti-western en Almería, le respondió que eso le sonaba a pizza margarita.
Aquella era la tercera parte de la trilogía de Leone, que había rodado previamente Por un puñado de dólares y La muerte tenía un precio. Además de ese filme, Wallach, con más de medio siglo de profesión a sus espaldas, rodó en el desierto almeriense otras tres películas de ese estilo: Los cuatro truhanes (1968), Viva la muerte...tuya (1972) y El blanco, el amarillo y el negro (1975).
Actor del método
Nacido el 7 de diciembre de 1915 en Nueva York, de padres judíos emigrados desde Polonia, fue uno de los rostros más reconocibles del Actor's Studio, la escuela de interpretación donde se inculcaba la capacidad introspectiva y la creación interna del personaje.
Tras debutar en Broadway en 1945 y ganar el premio Tony en 1951 por The Rose Tattoo, Wallach impresionó en su primer papel en el cine. Elia Kazan le dio la oportunidad en Baby Doll (1956), la versión para la gran pantalla de la obra de Tennessee Williams, donde compartía escenas con Karl Malden.
Ese papel le granjeó su única candidatura a los premios Globos de Oro, en la categoría de mejor actor de reparto. Sin embargo, él siempre huyó de los reconocimientos.
"Que los críticos elogien tu trabajo es como que el verdugo en la horca te diga que tienes un cuello bonito", dijo al respecto. Poco después le llegaron dos de sus trabajos más conocidos, el del malvado Calavera a las órdenes de John Sturges en Los siete magníficos (1960), y La conquista del Oeste (1962), junto a Henry Fonda, Gregory Peck y James Stewart.
Wallach se mantuvo muy activo en la década de los 60, donde firmó títulos como How to Steal a Million (1966), de William Wyler, o Mackenna's Gold (1969), de J. Lee Thompson, e incluso apareció en la famosa serie de televisión de Batman, donde encarnó con gran acogida a Mr. Freeze.
"Aún recibo muchos más correos electrónicos por aquel papel que por casi todo el resto de mi carrera", reveló hace unos años el propio intérprete. A raíz de los 70 le resultó más complicado encontrar trabajos de prestigio, pero se mantuvo a flote a pesar de la escasa calidad de los títulos que rodó en los 80, cuando se volcó más en papeles para la televisión.
Secudario de lujo en su madurez
Fue la época en la que poco a poco terminó por convertirse en uno de esos secundarios de lujo de Hollywood, en producciones como The Two Jakes (1990), de Jack Nicholson, o la tercera parte de El Padrino (1990), en la que dio vida a Don Altobello, aquel mafioso tan aficionado al dulce.
El cine español también contó con su presencia en Two Much (1995), de Fernando Trueba, en la que encarnaba al padre de Antonio Banderas, y 37 años después de El bueno, el feo y el malo se reencontró con Clint Eastwood en Mystic River (2003), donde dio vida al propietario de una licorería.
En la pasada década también destacan sus apariciones en filmes como Keeping the Faith (2000), de Edward Norton, The Hoax (2006), de Lasse Hallstrom, y The Holiday (2006), junto a Cameron Díaz, Jude Law y Kate Winslet.
Además, en 2005 lanzó su autobiografía, The Good, The Bad And Me: In My Anecdotage. Wallach, cuya último aparición en la gran pantalla se pudo ver en The Ghost y Wall Street: El dinero nunca duerme, ambas de 2010, deja mujer (Anne Jackson, con quien se casó en 1948) y tres hijos.
A pesar de ser refractario a los premios y los halagos, Wallach tuvo la satisfacción de recibir aquel mismo año el Oscar honorífico de la Academia de Cine junto a otros feos como Francis Ford Coppola y Jean-Luc Godard.