Cartier Bresson, el pintor que fotografió el siglo XX
- Es la mayor retrospectiva del fotógrafo y la primera en Europa tras su muerte
- Se han hecho tirajes con los tamaños y técnicas originales de cada época
- Se podrá visitar entre el 28 de junio y el 7 de septiembre
“Mientras caminaba por la calle, Cartier-Bresson tenía la capacidad de identificar momentos en los que las combinaciones de formas producían alguna clase de magia”. Así explica Clémence Chéroux a RTVE.es la misteriosa cualidad que hace únicas las fotografías de este francés universal.
Chéroux habla con propiedad. Es el comisario de la mayor retrospectiva que se ha hecho sobre el fotógrafo Henri Cartier-Bresson, y la primera desde su muerte en 2004. Durante cuatro años ha indagado en archivos de más de veinte colecciones para armar una exposición que ofrece la Fundación Mapfre en Madrid y que puede visitarse entre los días 28 de junio y 7 de septiembre.
Más allá de un visionado de imágenes, la muestra construye un punto de vista total sobre el el autor. Contiene más de 500 fotografías, dibujos, cuadros, películas y documentos ordenados particularmente para descifrar las claves de un maestro ya conocido como "el ojo del siglo". La exposición se ha exhibido en París y tras su paso por Madrid viajará a Roma y México.
Un recorrido total para explicar la obra y su autor
“Hasta ahora la mayor parte de las exposiciones se organizaban en función de una visión geográfica, sus viajes, pero nosotros proponemos una visión histórica, un desarrollo cronológico.Y eso es algo que no se había hecho nunca”, ha comentado Cheroux este jueves en la presentación.
De esta manera, la muestra Henri Cartier-Bresson permite observar articulada en tres ejes: Primero, la formación de un artista marcado por el surrealismo, que aprende una forma de contar con imágenes y la practica en sus viajes. Luego, el fotógrafo que desarrolla un camino ligado al compromiso político. Y finalmente, se expone su trayectoria hasta el reporterismo puro con la creación de la agencia Magnum.
La cámara de Cartier-Bresson plasma el siglo XX con imágenes icónicas en las que siempre ha perdurado el ojo del pintor surrealista “deambulando por la ciudad, al socaire de lo imprevisto, como diría André Breton. (…) pasea y espera que ocurra el pequeño milagro instantáneo, las pequeñas epifanías milagrosas de la vida cotidiana. Esta es la auténtica lección que Cartier Bresson ha conservado del surrealismo”, detalla a RTVE.es Clémence Chéroux.
Pero es una vocación artística que ha convertido en magistral la función del reportero “acercando la realidad, acercando los dramas, contribuyendo a lo que hoy llamamos un mundo globalizado (…) aportando una idea muy importante para lo que será la fotografía en la segunda mitad del siglo XX, una fotografía al servicio de la verdad”, ha destacado en la presentación Pablo Jiménez Burillo, director del área de cultura de la Fundación Mapfre.
De los pinceles a la cámara, una vocación temprana
En sus inicios, a finales de los años veinte, el joven Henri se busca a sí mismo y hace fotos siguiendo el sentido de la época. Además, desde muy niño empezó a pintar cuadros en los que se evidencia la influencia de Paul Cézanne. Él mismo se confiesa cuando escribe: "Siempre he sentido pasión por la pintura. cuando era niño, pintaba los jueves y los domingos, y el resto de los días soñaba con pintar".
"Luego conoció al grupo de los surrealistas y absorbió su estética y este es el primer momento importante de la exposición", ha comentado el comisario de la exposición, que en este primer bloque ha incluido también testimonios de sus primeros viajes.
Al final de sus días, Cartier-Bresson volvería al trazo manual. Acude a museos y exposiciones y, aunque no abandona la cámara, pasa la mayor parte del tiempo dibujando.
Copias vintage fieles al formato y técnica originales
Un aspecto importante de las copias expuestas es que se han obtenido en tirajes realizados según las técnicas, el papel y los formatos originales de la época de cada toma. Algunos positivos son de proporciones diminutas según los estándares actuales, pero comunes en las primeras décadas del siglo XX.
“Así se pensaron las fotos" aclara a RTVE.es Pablo Jiménez, y argumenta que "en cada momento estas fueron las decisiones que el fotógrafo tomó respecto a los formatos y otras características (...) esto da un ambiente muy concreto de cada época, pues cada época tiene su manera de hacer fotos. De esta forma se refuerza el planteamiento de hacer un discurso claramente cronológico".
Cartier-Bresson recorrió el mundo con su cámara respetando la verdad a través del respeto a si mismo. El "punctum" que Roland Barthes describía en su libro La cámara lúcida (1980), trasciende de ser un elemento visual en las tomas de Cartier-Bresson para convertirse en ese "pequeño milagro" que menciona Chéroux. Un milagro escondido en un instante entre horas de normalidad, que el olfato del joven pintor surrealista detecta como un francotirador y su lente caza sin dilación, convirtiendo lo cotidiano en eterno.