El Festival de Mérida, en bandeja de plata
- Salomé, de Richard Strauss, inaugura el festival en su 60 edición
- Hubo una sólida conjunción entre dirección, orquesta y bailarines
60 ediciones, 81 años de festival y una Margarita Xirgu que bien podría pensar que, en Mérida, brilla el teatro, sí, pero también todo hecho escénico.
Prueba de ello reside en la Salomé, de Richard Strauss, regalada al público emeritense y al propio compositor en el 150 aniversario de su nacimiento: suele ser habitual que en una jornada inaugural, ávidos de buenos montajes y del inicio del certamen, resuenen los aplausos y los vítores, pero se produjo una sólida conjunción entre Paco Azorín, en la dirección (ya el año pasado dirigió Julio César), Álvaro Albiach y la Orquesta de Extremadura, y los movimientos coreografiados por Víctor Ullate, con intérpretes encarnando a la cohorte y la corte de Herodías, a la caprichosa princesa y a un, a veces altivo, otrora decapitado, Juan el Bautista.
Fin de semana por delante y primer acercamiento a la ópera, ya que Dido y Eneas, de Henry Purcell, tomará, en apenas dos semanas, el único ‘marco incomparable’ que estamos dispuestos a aceptar a la hora de hablar de recintos teatrales: dos milenios han cargado de energía las piedras sobre las que hay que ver cualquier cosa al menos una vez en la vida.
No es plan tampoco de que pongamos el listón demasiado bajo para ensimismarnos solo con la escena arqueológica y mucho menos en una edición que contempla un abanico de manifestaciones artísticas: circo a través de pasacalles, el ballet flamenco de Medusa, la guardiana, a cargo de Sara Baras; La Ilíada, de Homero, con sello heleno; fotografías captadas por la Agencia Efe; el documental Mérida, el gran teatro del mundo, de Manuel Palacios; un par de Aristófanes, Las ranas y El eunuco, programadas ya en teatros como el Cervantes de Málaga…y así hasta Edipo Rey, de Sófocles, dirigido por Denis Rafter y con un reparto casi en su totalidad extremeño que precederá la tercera edición de los Premios Ceres, el 28 de agosto.
Corredor escénico
El festival, con Jesús Cimarro en su tercer año como director, pretende superar los 75.000 espectadores de 2013: a gala lleva haber elevado la cifra de los 42.000 que asumió a su llegada y establecer un corredor escénico entre Madrid y Barcelona y el corazón extremeño, con plusmarquistas que sonríen en cada esquina, banderolas con los rostros de Ana Labordeta, Jorge Roelas, Pepón Nieto, Javier Gurruchaga, Anabel Alonso, Pepe Viyuela, Marisol Ayuso…
Aunque es unánime la petición de que nunca se olvide de la ciudad y del entramado escénico que alberga. Y parece que cumple, ya que hay mucha actividad fuera de un teatro romano que actúa como imán y, de la misma forma que en la edición de Blanca Portillo y Chusa Martín estuvo el intento de recuperar la Alcazaba, el programa ‘Agusto en Mérida’ propone representaciones, muchas de ellas surgidas de los talleres de TAPTC Teatro, en el Templo de Diana, el Pórtico del Foro y las Termas, para que lo cotidiano entronque con lo artístico sin olvidar los recibimientos a los teatros de Medellín y Regina en el circuito extremeño que pretende ser el Festival Internacional de Teatro Clásico de Mérida.