Hallan dos especies de escarabajo que convivieron con los dinosaurios en Teruel
- Los han hallado investigadores de la UB en yacimiento de San Just
- Son los representantes más antiguos de sus respectivas familias
- Se cree que una de las especies produjo una parte del ámbar Cretácico
Investigadores de la Universidad de Barcelona (UB) han descrito dos nuevas especies de escarabajo que hallaron en el yacimiento de San Just, en la localidad de Utrillas (Teruel). Pertenecen a los curculiónidos -conocidos como gorgojos- y a los ptínidos, unos escarabajos barrenadores de la madera.
El hallazgo, llevado a cabo por David Peris y Xavier Delclòs, de la UB, en colaboración con científicos de Kansas y Kentucky (EE. UU.), se ha publicado en dos revistas científicas de Estados Unidos, según ha informado Sinc.
El ejemplar de los gorgojos
El ejemplar de curculiónido, bautizado Arra legalovi, pertenece a la familia más antigua descrita dentro del grupo de los gorgojos (Nemonychidae), que se conocen desde el Jurásico.
Este ejemplar, descrito recientemente en la revista Zoological Journal of the Linnean Society, exhibe numerosas características ancestrales en su morfología y en su biología, según los datos conocidos de especies actuales.
Algunos miembros de esta familia se alimentan actualmente sobre un tipo de plantas gimnospermas (araucariáceas, cuya distribución actual es el hemisferio sur) que se cree fue una productora de al menos una parte del ámbar Cretácico español.
Existe la posibilidad de que la relación de esta familia de escarabajos con las araucariáceas ya existiera desde el Cretácico y además, se ubicarían en el hemisferio norte, en contraste con su ubicación actual.
Además, integrando esta información junto con la disponible a partir de otros gorgojos fósiles de diferentes yacimientos de ámbar Cretácico del mundo, es posible observar una sustitución, con el tiempo, de formas más primitivas por otras diferentes, más similares a las actuales.
El escarabajo ptínido
El otro escarabajo encontrado en San Just pertenece a la familia Ptinidae, y será publicado en breve en la revista Cretaceous Research. El nombre de este nuevo escarabajo barrenador es Actenobius magneoculus (que en latín significa “Actenobius de ojos grandes”), y es el representante más antiguo catalogado de esta familia.
El género Actenobius es conocido actualmente, y no es el primer caso en el que fauna fósil del Cretácico se clasifica dentro de géneros actuales.
El pequeño tamaño y un hábitat oculto parecen ser características que favorecen una ralentización evolutiva en la escala geológica. La familia Ptinidae es conocida principalmente porque sus miembros son taladradores de madera.
Por su abundancia en algunos yacimientos de ámbar más modernos (como el de New Jersey, EE. UU.), se cree que pueda estar relacionada con la formación de la resina en los grandes bosques de coníferas que poblaban la superficie de la Tierra en el Cretácico.
Sin embargo, en el ámbar de España no se han encontrado más que dos ejemplares de dicha familia, uno en el yacimiento de San Just y otro en el de Peñacerrada I (Moraza, Burgos), y solo en el primer caso ha sido posible describirlo.
Conservación en ámbar
De entre todos los grupos de coleópteros actuales, la identificación de un ejemplar como miembro de la superfamilia Curculionoidea puede ser relativamente sencilla debido a su peculiar alargamiento del rostro, característica muy extendida entre sus especies.
Sin embargo, hay una gran controversia a la hora de identificar estos fósiles a nivel más específico, pues los caracteres necesarios para ello no se conservan muchas veces en los fósiles.
El ámbar favorece esta labor, porque aquí los fósiles se conservan con estructura tridimensional. Nuevas técnicas como la microtomografía utilizando luz Sincrotrón y la obtención de imágenes virtuales 3D del fósil facilitan el trabajo enormemente.
Por último cabe destacar que los ejemplares tipo (holotipos) de estas dos nuevas especies de coleópteros pertenecen a las colecciones del Museo Aragonés de Paleontología de la Fundación Conjunto Paleontológico de Teruel-Dinópolis (FCPTD).
Los estudios que han permitido su descripción se enmarcan dentro del proyecto AMBARES, dirigido desde la Universidad de Barcelona y financiado por el Ministerio de Economía y Competitividad. Las excavaciones en San Just han sido financiadas gracias al apoyo de Caja Rural de Teruel y de la Fundación Conjunto Paleontológico de Teruel-Dinópolis.