El palacio presidencial de Somalia sufre un nuevo ataque de la milicia islamista Al Shabab
- La misión de la Unión Africana dice haber repelido a los atacantes
- El presidente está a salvo, según el organismo, y hay varios muertos
El Palacio Presidencial de Mogadiscio, sede del Gobierno somalí, ha sufrido un fuerte ataque, el segundo en este año, reivindicado por la milicia islamista Al Shabab.
La Misión de la Unión Africana en Somalia (Amisom) ha confirmado que sus tropas han repelido el ataque, iniciado este martes por la tarde, y que ha llegado hasta el despacho del primer ministro, aunque tanto este como el presidente, Hasan Sheij Mohamed, están a salvo, según la misma fuente.
El grupo se lanzó contra el control de acceso al complejo gubernamental, conocido como Villa Somalia, disparando y lanzando granadas. Después, el enfrentamiento con las tropas africanas y las del Ejército somalí ha continuado en las calles adyacentes, según las agencias internacionales.
Según la Policía somalí, al menos ocho personas han muerto en el ataque. La presidencia somalí ha dado por finalizado el ataque a última hora de la tarde en su cuenta de Twitter y también lo ha atruibuido a Al Shabab.
Un Estado débil
Este es el segundo ataque contra el Palacio Presidencial que se produce este año, y ambos han sido reivindicados por el grupo yihadista.
El primero ocurrió el pasado 21 de febrero, y en aquella ocasión fallecieron al menos 11 personas (siete asaltantes y cuatro policías) tras un fuerte enfrentamiento, recuerda Efe.
Al Shabab alcanzó gran notoriedad internacional el pasado septiembre, cuando se atribuyó el asalto al centro comercial Westgate de Nairobi (Kenia), que causó al menos 67 muertos.
A pesar de los avances logrados en los últimos años en el terreno político, Somalia se encuentra todavía inmersa en un prolongado y complejo conflicto armado.
El grupo terrorista, que anunció en febrero de 2012 su unión formal a Al Qaeda, lucha para instaurar un estado islámico de corte wahabí en Somalia.
Somalia vive en un estado de guerra y caos desde 1991, cuando fue derrocado el dictador Mohamed Siad Barré, lo que dejó al país sin un Gobierno efectivo y en manos de milicias radicales islámicas, señores de la guerra y bandas de delincuentes armados.