Los controladores aéreos de Libia, en huelga por la violencia en los aeropuertos
- Los controladores, en medio de luchas intestinas por el control de las bases
- Las milicias se enfrentan por controlar una de las salidas de petróleo del país
- El Gobierno es incapaz de poner orden y la ONU ya ha evacuado personal
Los controladores aéreos del oeste de Libia han convocado una huelga en protesta por los bombardeos entre milicias rivales por el control del principal aeropuerto de la capital, Trípoli, haciendo inestables los vuelos en uno de los principales países productores de petróleo del mundo.
La huelga pretende forzar a las milicias a poner fin a cuatro días de fuego cruzado en los que al menos 15 personas han muerto y 20 aviones han sido dañados en la que supone la mayor ola de violencia en el país en los últimos seis meses.
Las luchas por el control de los aeropuertos han hecho que los vuelos sean muy irregulares y han dejado incomunicados fuera del país a muchos libios que planeaban regresar a Libia durante el mes de Ramadán.
Además, la situación, tanto en Trípoli como en la vecina ciudad de Bengasi, provocó la evacuación temporal del personal de Naciones Unidas que trabaja en el país.
Luchar por la seguridad entre las luchas por el poder
Los controladores del aeropuerto internacional de Trípoli se han negado a ir a trabajar en una torre de control dañada que es la que se encarga de controlar el tráfico aéreo en todo el oeste de Libia, ha explicado un portavoz del ministerio de transporte.
Las autoridades tomaron la decisión de cerrar esta instalación después de que las milicias, procedentes de la ciudad occidental de Misrata, atacaran el domingo para intentar expulsar de la misma a la milicia rival de Zintan, procedente del noroeste del país.
Este miércoles, Libia ha reabierto el aeropuerto de Misrata, que también fue atacado. Sin embargo, se verá obligado a volver a cerrarlo por causa de la huelga, ya que los controladores son también responsables del tráfico de esta ciudad.
El débil gobierno libio carece de control sobre los excombatientes rebeldes que plantaron cara a la dictadura de Muamar el Gadafi hace tres años en una operación apoyada por la OTAN. Estos grupos, entonces aliados, ahora luchan por el poder económico y político.